
Dónde y cómo sería conveniente aplicar esta interesante tecnología que combina líneas de dos cultivos en la misma superficie
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En la campaña 2005/06, en varias zonas agrícolas pampeanas se desarrollaron experiencias de intersiembra, por las cuales se intercalaron líneas de cultivo de grano fino y grueso en el mismo potrero. También se combinaron dos cultivos de grano grueso -por ejemplo, maíz y soja- para explorar nuevos sistemas de producción.
En el ciclo 2004/05, el CREA Tandil realizó cinco ensayos con dos variedades de trigo (Baguette 10 y Sureño) y dos profundidades de suelo (somero y profundo). "Encontramos que la merma de rinde con una distancia entre hileras de entre 70 a 80 centímetros fue del orden del 30% con respecto al rinde promedio del cultivo habitual de trigo", comentó Pablo Calviño, asesor del CREA Tandil.
En 2004/05 también se evaluó la muerte de plantas de soja en intersiembra ante cambios en la separación de hileras de trigo. "En un año particularmente seco durante diciembre, a los tres días que comenzó a emerger el cultivo, el número de plantas nacidas fue muy similar en todos los tratamientos evaluados, que incluían diferencias de ambientes y en la profundidad de los suelos: varió entre 13 y 16 por metro lineal", señaló el asesor del CREA Tandil. Sin embargo, 4 días después, en promedio, se murieron 2 plantas por metro cuando el espacio sin sembrar fue de 2 hileras de trigo (63 centímetros) y 4 plantas por metro con 1 hilera sin sembrar (42 centímetros).
"Y a los 20 días del comienzo de la emergencia, sólo quedaron vivas en promedio 6 y 4,5 plantas por metro con 1 hilera sin sembrar, y 12 y 9,5 plantas por metro con 2 hileras sin sembrar.
"En la medida en que estas funciones obtenidas se validen en las distintas regiones agrícolas, podremos determinar qué tipo de estructura de cultivos convendrá para cada sitio. A modo de ejemplo, para Tandil podría ser conveniente emplear intersiembras de 2 x 2 (2 líneas de trigo por 2 de soja) con una distancia entre hileras de 52 o de 60 centímetros para el trigo", definió.
En Tandil -siguiendo el ejemplo presentado por Calviño-, el rinde promedio histórico de la soja de segunda se ubica en el orden de 12-13 q/ha (con dos años en la serie, en los cuales casi no se cosechó nada).
Ese promedio comprende 17-18 q/ha en los lotes con siembras tempranas y unos 8 q/ha en los de siembras tardías. El lugar que fácilmente podría ocupar la intersiembra sería principalmente evitar que haya lotes tardíos de soja de segunda. Si bien la intersiembra aún debe ser evaluada en sucesivas campañas, los datos disponibles mostrarían que dicha tecnología tiene potencial para competir -en algunas zonas- con el doble cultivo trigo/soja de segunda.
"En la medida en que nos corremos hacia estructuras más separadas de trigo, la merma de plantas en los ensayos de intersiembra se va reduciendo y la seguridad del cultivo se incrementa y permite plantear la viabilidad del uso de esta tecnología en los ambientes más restrictivos", indicó Calviño.
"Les aconsejo que comiencen a probar siembras a 50-60 y/o 70 centímetros entre hileras en esta zona", recomendó, refiriéndose a la región sudoeste.
En cuanto a fertilización, Calviño explicó que en los lotes con intersiembra trigo/soja del CREA Tandil están aplicando fósforo con la máquina de granos finos al sembrar el trigo. Algunos empresarios aplican fósforo sobre los surcos de trigo y sobre los que quedan libres (para la siembra de soja), mientras que otros aplican el fertilizante sólo sobre los surcos del trigo.
"Al menos hasta que tengamos más conocimientos, recomiendo aplicar en todos los surcos. En cuanto a nitrógeno, observamos que, en general, los niveles de proteína en las variedades implantadas en intersiembra fueron superiores a los de cultivos plenos o habituales", comentó Calviño.




