Los cultivos de maíz son los pilares que sustentan los sistemas actuales de producción agrícola en la Argentina. Sus resultados en relación con la producción muestran respuestas crecientes a la incorporación e integración de tecnologías. Entre estas decisiones se encuentra el manejo adecuado de la nutrición, que acompañe la expresión productiva de otras prácticas de manejo, como la elección del híbrido y su densidad de siembra, de acuerdo con las condiciones específicas del sitio de producción.
En Fertilizar AC analizamos el estado nutricional de cultivos de maíz durante las últimas campañas, a partir de la interpretación de análisis foliares provenientes de plantas de más de cien lotes de producción. Observamos que, si bien el uso de fertilizantes es una práctica generalizada en maíz (más del 90% de los lotes son fertilizados), los niveles de concentración de nutrientes mostraban potenciales limitaciones para el normal crecimiento de las plantas. De los casos evaluados, el 54% presentó niveles insuficientes de nitrógeno; el 56%, de fósforo, y el 65%, de azufre.
Esos resultados, junto con los de evaluaciones extensivas de diferentes estrategias de fertilización, validan que, para la producción de maíz en la Argentina, tanto en fechas de siembra tempranas como demoradas, un punto central para revisar es el ajuste de las dosis de fertilización de acuerdo con las expectativas actuales de crecimiento y producción.
En general, la brecha de producción que puede ser salvada con el manejo adecuado de los nutrientes llega hasta el 30% del rendimiento alcanzable, lo que muestra que los planteos de fertilización que integran el diagnóstico e interpretación de la fertilidad de suelos, y el ajuste del manejo del cultivo a las condiciones específicas del sitio, logran mayor estabilidad y magnitud de respuestas, y alcanzaron en las últimas dos campañas, en seis sitios la región pampeana, beneficios de 1700 kilos por hectárea.
En esta campaña convergen condiciones productivas, incluyendo relaciones de precios entre insumos y productos, que sustentan el valor de implementar prácticas de nutrición no limitantes para el maíz.
Con la interpretación de los análisis de suelos, es recomendable plantear ajustes en las dosis de corrección de necesidades de nutrición con fuentes fosfatadas aplicadas en el momento de la siembra. En siembras de fechas tempranas, cuando el crecimiento de las plantas es más lento, la fertilización localizada próxima a las raíces ayuda a lograr una eficiente implantación y crecimiento inicial.
Las necesidades de aplicar nitrógeno tienen que ser suficientes para alcanzar un activo crecimiento vegetativo y el llenado de granos, en dosis acordes a la demanda de crecimiento de las plantas, que está definida por el sitio elegido, el híbrido y la densidad de siembra.
Gran parte de los suelos presentan insuficientes niveles de azufre, elemento que permite mejorar el aprovechamiento de nutrientes mayores, como nitrógeno y fósforo. Además, como son crecientes los casos en que las plantas muestran síntomas de falta de zinc y aumentos de producción al corregirla, es recomendable considerarlo en las aplicaciones de implantación o en estadio vegetativo temprano.
El autor pertenece al comité técnico de Fertilizar AC
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