En 2016/2017, cuando el ahora electo presidente cumplía su primer mandato en la Casa Blanca, la Argentina sufrió la imposición de aranceles que sacó de mercado al biodiésel; expectativas en el sector privado para que se reinicie una negociación
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Desde hace siete años, el biodiésel argentino se quedó afuera del mercado de los Estados Unidos. Hasta 2016 representaba el mayor negocio para un producto nacional a ese destino, con ventas por más de US$1200 millones. La aplicación de aranceles antisubsidios y antidumping en una carrera alcista de 2016 a 2017 que los llevó, sumados, a casi el 150% dejó al biocombustible sin margen para permanecer en EE.UU. Si bien en ese momento estaba Donald Trump en la presidencia, y no accedió a revertir la medida pese a la presión argentina, en el sector hay expectativas porque se pueda reabrir una negociación en el contexto de la buena sintonía entre el electo mandatario y el presidente Javier Milei.
“Tenemos mucha confianza que se pueda abrir una negociación”, dijo a LA NACION Luis Zubizarreta, presidente de la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio). Para el ejecutivo, será clave que el país tenga un embajador en ese destino “con buena llegada”. Vale recordar que el ahora canciller Gerardo Werthein estaba en ese país como embajador.
En 2016, la National Biodiesel Board (NBB), que agrupa a las empresas norteamericanas, solicitó una sanción contra el biodiésel argentino argumentando que entraba a menores precios, entre otros motivos, supuestamente por las retenciones que permitían a la industria comprar más barato el grano de soja y luego transformar el aceite en biodiésel.
Pidió un arancel del 23% que, no obstante, luego el Departamento de Comercio de los Estados Unidos al dictaminar puso un 57%. Pero no quedó ahí. Luego se terminaron imponiendo aranceles antisubsidios y antidumping que acumulaban cerca de un 150% de manera conjunta. Eso fue un golpe para el producto argentino.
Sin éxito, en 2017 el expresidente Mauricio Macri le envió una carta a Mike Pence, entonces vicepresidente norteamericano expresando el malestar del país. Recién en julio de 2019 EE.UU. rebajó derechos antisubsidios del 72% contra el producto local, pero igual quedó afuera del mercado. Según el sector empresario, nada cambió y todo continúa como antes en cuanto a la barrera arancelaria.
Para destacar, el ascenso del biodiésel argentino en el mercado norteamericano fue meteórico: de ingresar con 156.000 toneladas en 2014 pasó a 1,4 millones de toneladas en dos años. Y la facturación por las exportaciones trepó de US$136 millones a más de 1200 millones.
Situación
El biocombustible enfrenta un panorama con desafíos tanto en la plaza interna como para las exportaciones. Así lo reflejó un análisis de Claudio Molina, analista de bioenergías y ferrocarriles.
“La producción de biodiésel en el mercado interno este año podría ser del orden de 1.250.000 toneladas, cifra que representa 34,6% menos que el promedio histórico (superior a 1,88 millones de toneladas)”, precisó.
En detalle, según el experto, las ventas al mercado interno para atender la mezcla obligatoria de gasoil con biodiésel podrían alcanzar alrededor de 800.000 toneladas, un 4,7% menos que el promedio histórico (831.157 toneladas). En tanto, para Molina las exportaciones podrían ser de 450.000 toneladas, un 60% menos que el promedio histórico (1.142.399 toneladas).
“La coyuntura actual es mala en todos los segmentos de mercado y esas cantidades proyectadas podrían ser aun menores”, dijo. El experto destacó los esfuerzos de la Cancillería argentina y de Carbio para reabrir el mercado, pero ve “difícil” esto por el proteccionismo norteamericano.
“La política de EE.UU. es muy proteccionista hacia su mercado interno con el biodiésel y una larguísima lista de productos, y muy liberal en cuanto a fomentar sus exportaciones a los principales mercados del mundo”, señaló.
“Lamentablemente en la Argentina, este doble estándar es soslayado por aquellos que fomentan el libre mercado de manera fundamental, incluso obvian en sus análisis la existencia en EE.UU. de subsidios agrícolas por cerca de US$100.000 anuales. Cada vez es más difícil sostener niveles aceptables de exportación de una gran cantidad de productos de la bioeconomía argentina”, agregó.
En opinión de Molina, quien sostiene que debe haber una nueva ley de biocombustibles en el país, este año la capacidad ociosa de la industria argentina de biodiésel “puede llegar a alrededor de dos terceras partes del total, situación que desde el punto de vista económico la inviabiliza mientras las importaciones de gasoil representan más de un 20 % del total de producción de ese combustible”.
En tanto, según datos de Carbio, 2024 cerraría con exportaciones por 382.737,46 toneladas, una mejora del 34% en volumen versus 2023, que ya había sido un año de bajas ventas versus 2022, entre otros motivos, por la sequía que generó menor producción de soja. En dólares las ventas al exterior de 2024 dejarían US$389,2 millones, una recuperación del 14%.
Para destacar, sin Estados Unidos, la mayoría de las exportaciones de biodiésel van a Europa. Con ese bloque hay un acuerdo por precios y volumen, este último es de 1,2 millones de toneladas. Como hay que respetar una fórmula de valores que tiene la industria, si estos están por debajo se afectan las ventas a ese mercado.
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