La falta de estabilidad de la economía perjudica los mercados a término, que sirvieron para mejorar la gestión empresarial
En un principio la devaluación del peso fue presentada como la panacea para la producción agrícola argentina. El mismo presidente de LA NACION, Eduardo Duhalde, se encargó de señalar a quien quisiera oírlo que el campo estaba "exultante" frente a la salida de la convertibilidad. No obstante, a medida que los días van pasando las aparentes bondades de aquella determinación económica cada vez se divorcian más de la realidad que golpea a los productores locales, máxime si a ella se le añaden la incertidumbre política y financiera que tornan prácticamente imposible la toma de decisiones que vayan más allá de mañana.
Uno de los eslabones de la cadena agrícola que muestra mayores signos de deterioro es el de la comercialización y en ella, los mercados de futuros han sido los más perjudicados.
Vale recordar que en 1990, a fin de evitar la zozobra que generaba el inestable austral, el Mercado a Término de Buenos Aires (MAT) y su par de Rosario fueron autorizados a "cotizar y liquidar" en dólares estadounidenses por el decreto Nº 1577, rubricado el 14 de agosto de ese año por el Poder Ejecutivo Nacional. Entre las consideraciones de aquel decreto se señala que la operatoria en dólares "le permitirá al productor la evaluación con mayor precisión de los costos relativos de sus insumos".
A partir de ese momento los mercados de futuros resurgieron y alcanzaron un importante crecimiento. Rápidamente aumentaron el volumen operado y la cantidad de participantes de las "ruedas de negocios". Productores, acopiadores, industriales y exportadores reconocieron en esta forma de trabajar una herramienta de gestión fundamental para dotar de previsibilidad a una actividad que, por cierto, tiene una alta cuota de imprevisibilidad (volatilidad de los precios, factores climáticos, etcétera). En los últimos años se repitió con insistencia que los mercados a término eran los "aliados de los productores" en la búsqueda de rentabilidad.
Hoy, sin embargo, la situación de estos mercados se retrotrae casi 12 años. La incertidumbre respecto de lo que pueda ocurrir con la relación peso/dólar y con las retenciones a las exportaciones, entre otros factores, hacen que los volúmenes operados sean prácticamente nulos. Para graficar esta situación vale señalar que durante 2001 la operatoria diaria del MAT oscilaba entre las 70.000 y las 100.000 toneladas, mientras que desde su reapertura -8 de mayo pasado- hasta el miércoles último, se negociaron sólo 49.400 toneladas.
"En la actualidad resulta muy difícil diagramar estrategias para minimizar los riesgos de la campaña agrícola debido a que la herramienta que posibilitaba esa tarea, el mercado de futuros, está en pleno proceso regresivo. Si bien en el MAT se opera en dólares, las reposiciones se efectivizan en pesos, de manera que operar a futuro es una contingencia de riesgo cierto por tomar una posición que luego puede tornar muy trabajosa la reposición de las diferencias que se generan a diario", explicó Ricardo Baccarín, de Panagrícola SA.
En el mismo sentido, el titular de la Dirección de Informaciones y Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario, Rogelio Pontón, indicó a LA NACION que "cuando existe un proceso inflacionario, con una moneda débil -el peso- como único elemento práctico para operar en los mercados, éstos no tienen oportunidad de funcionar".
El especialista agregó que las plazas de futuros trabajan correctamente cuando hay oscilación de precios y no de monedas. "En estos días, la evolución de los mercados no depende de situaciones productivas, sino de lo que ocurre entre el peso y el dólar."
Máxima atención
El presidente del MAT, Ricardo Marra, si bien reconoció que el volumen operado en el mercado es muy bajo como consecuencia de la inestabilidad económica y política que se vive en la Argentina, indicó que "el productor debe estar muy atento ante cada posibilidad que se va generando, de hecho, en el caso del trigo, ya hay valores de referencia para la nueva cosecha". Luego añadió: "Hoy no existe el financiamiento con los bancos y la posibilidad de arbitrar precios es muy limitada, de manera que el productor ha perdido las herramientas que le posibilitaban mejores resultados. En lo que respecta al MAT, tenemos que volver a empezar como lo hicimos en 1990".
Vale aclarar que también está restringiendo el volumen de operaciones en el MAT la situación que se vivió en esa plaza desde su cierre, el 21 de diciembre último, hasta su reapertura, el 8 de mayo. "Muchos operadores que no estuvieron de acuerdo con la forma en la que se resolvió el conflicto (se liquidaron las posiciones abiertas según una grilla de precios consensuados) quedaron dolidos. Si bien es cierto que se buscó la forma de perjudicar a la menor cantidad de gente posible, quedó como huella el hecho de que no se respetaron las condiciones originalmente pautadas", explicó Daniel Miró, de Nóvitas SA.
Otra de las consecuencias negativas que genera la actual situación de los mercados de futuros es la pérdida de transparencia del negocio. "Antes todos sabíamos qué precio se pagaba por cada grano, hoy esa referencia prácticamente no existe. Por estos días, para obtener una cotización hay que sonsacárcela al comprador a medida que se lo tienta con volumen", señaló Miró.
Adrián Seltzer, de Granar SA detalló: "Todo el sistema de negociación agrícola cambió. Antes se invertía con dinero de terceros (bancos y empresas de insumos, por ejemplo) y en la medida en que se cosechaba se saldaban las cuentas. Hoy, eso ya no se puede hacer debido a la falta de financiamiento. El productor ahora paga lo que necesita para el nuevo ciclo con grano disponible y, en la medida en que la actual situación de inestabilidad se prolongue, deberá utilizar el grano de la próxima campaña para adquirir los insumos de la siguiente". El gran interrogante que se les plantea a los productores es qué hacer con el grano disponible y cómo proyectar el nuevo ciclo agrícola. Una vez más la capacidad de hombre de campo argentino se pone a prueba.
"En las actuales condiciones del país, un ejercicio que el productor no debe dejar de hacer es analizar qué puede comprar con el dinero que obtendría por la venta del cereal. Es decir, debe tener en claro la relación insumo/producto, para que el grano se convierta en su moneda fuerte", dijo Teo Zorraquín, del Area de Economía de Aacrea. Esta práctica puede resultar familiar para quienes producían en períodos de inflación y de depreciación de la moneda argentina, quizá no lo sea tanto para quienes entraron en las tareas agrícolas a partir de la convertibilidad.
Zorraquín añadió que la estrategia actual del productor es vender en función de necesidades concretas y no tanto del logro de precios máximos. "Esto, si bien es perjudicial desde el punto de vista de la rentabilidad del negocio, es una de las pocas opciones que tiene el chacarero."
Reunir volumen
Si bien aún resultan escasas las operaciones concretadas, otra opción que también se debe contemplar es la ventas forward (por adelantado). Al respecto, Miró indicó que los productores medianos y grandes "pueden reunir volumen y realizar acuerdos con los exportadores para de esa forma obtener un precio". A los productores chicos, el analista recomendó acercarse a las cooperativa para buscar la mejor forma de comercializar su grano.
"El hecho de no tener una moneda sana atenta contra la producción agrícola. Además, el hecho de que el productor deba restringir sus ventas indefinidamente hace que la Argentina corra el riesgo de perder mercados ya que a los exportadores hoy les cuesta conseguir mercadería", dijo Pontón.
En retroceso
- La comercialización de granos en los mercados de futuros resurgió en la Argentina durante fines de 1990, cuando se les permitió cotizar y liquidar en dólares, ante la inestabilidad del austral. Hoy la situación se repite: la devaluación del peso está restringiendo el funcionamiento de las plazas a término. Durante 2001 pasaron por estos mercados más de 25 millones de toneladas de granos, en lo que va de 2002 se negociaron poco más de 50.000 toneladas.
Algunas opciones
A resguardo: la recomendación más escuchada entre los analistas y corredores es: "Retenga su cosecha hasta que necesite cancelar compromisos financieros o hasta que los precios ofrecidos le permitan cerrar sus números."
Forward: una opción para obtener valores para la próxima cosecha es la venta de granos por adelantado. Es cierto que hasta el momento los negocios conocidos son muy pocos, pero también es cierto que ya están conociendo precios por trigo nuevo.
Chicago: el principal mercado de referencia para los precios de los commodities ofrece buenas opciones de coberturas, sin embargo, sus valores no contemplan las variables argentinas, como las retenciones. Además, aún siguen vigentes las restricciones para girar divisas al exterior impuestas por el ex ministro de Economía Domingo Cavallo, lo que dificulta la operatoria.
Canje: para quienes no desean generar deudas para la próxima cosecha la recomendación es canjear grano disponible por insumos.