Luego de varios años de controversias no comerciales, desde el 2013, barreras arbitrarias por parte de la Unión Europea prohibiendo en la práctica el ingreso del biodiésel argentino, esta semana la Argentina ha recibido la noticia de que se mantendrá la exportación de biodiésel al viejo continente.
Un trabajo entre la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio) y la Cancillería, con el antecedente de haber presentado un reclamo ante la Corte Europea de Justicia en un caso anterior por medidas antidumping, por el que el país ya había ganado un caso ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), dio por resultado la aprobación del acuerdo para seguir exportando biodiésel a la Unión Europea y evitar otra sanción por supuestos subsidios.
La industria de biodiésel de la Argentina, una de las más competitivas del mundo, si no la más competitiva, había sentido el efecto no solo de la prohibición del ingreso a Europa, sino también a Estados Unidos.
Este último no ha cambiado su posición de aplicar aranceles confiscatorios haciendo imposible el ingreso del biodiésel de la Argentina, a pesar del cambio histórico de nuestro país en eliminar el arancel diferencial entre poroto de soja y el aceite y subproductos. El gobierno argentino sacrificó la competitividad del sector aceitero. Era la única forma de hacer frente al proteccionismo de las potencias mundiales y los aranceles que lo dejan sin chances de competir.
Las consecuencias las termina pagando el productor, con un mercado donde la industria aceitera no puede competir con los exportadores de soja como grano. En este mercado es Cofco, multinacional del gobierno chino, quien toma ventaja de la mayor oferta de grano de soja de la Argentina, mientras los procesadores de aceite y harina esperan que los precios de mercado les puedan permitir competir en el comercio mundial. Pero también Cofco compra soja de Estados Unidos, pero no con destino a sus puertos chinos, sino con descarga en los puertos del río Paraná.
Hoy hay cuatro vapores por un total de 160.000 toneladas de soja, anunciados para descargar en los próximos días, procedentes de Estados Unidos y comprados por Cofco. Los chinos hacen lo que saben hacer desde la época en que un mercader veneciano, Marco Polo, allá por el año 1300, les mostró en su tránsito de la ruta de la seda cómo es el arte de comerciar. Hoy Cofco es el Marco Polo del siglo XXI.
El autor es socio fundador de Gurú Market