Abril 2023, en un cercano país, un presente distópico, buscamos cómo llevar adelante la producción agropecuaria en un contexto cambiante e impredecible.
La producción agropecuaria, como la vida misma se ha ido volviendo más compleja, en gran parte por los factores negativos que nos afectan desde afuera como las políticas (retenciones, tipos de dólar, falta de infraestructura, seguridad, reglas claras, etc.), condiciones de mercado que cambian rápidamente y también las cuestiones ambientales y de cambio climático.
Pero a esto se le suma la complejidad de tener muchas más opciones, herramientas, sistemas y sobre todo conocimiento para producir que tiempo atrás, lo cual genera una complejidad mucho más grande, pero en un sentido positivo.
Una producción más compleja por disponer de más opciones y oportunidades. Es en este punto donde la capacidad del individuo se ve superada (reconozcamos que hay gente brillante que puede abarcar la mayoría de los temas, pero difícilmente todos) y precisamos empezar a armar equipos con personas más especializadas en determinados temas (como productivos, de maquinaria, empresariales, mercados, etc.), y también especialistas “generalistas” que ayuden a pensar lo que aporta cada uno e ir armando la síntesis de todo para ir en busca de los objetivos planteados.
Acá empiezan a jugar las cuestiones humanas y sociales, tanto desde la capacidad de buscar y seleccionar personas (cuestión para la que también se pueden contratar profesionales), como para gestionar el equipo luego.
El productor, figura principal, cabeza de todo esto y quien pone en juego un gran capital, es quien generalmente define el norte (pudiendo re definirlo tomando aportes de los demás) y quien debe saber en qué áreas precisa ayuda o cuáles decide delegar por no poder abarcar cada tema como lo haría un profesional.
Acá ingresa el ingeniero agrónomo (o no), profesional que ha sido formado en mayor o menor medida en biología, química, administración, suelos, clima, maquinaria, ecología, economía, manejo de cultivos y de ganado, etc., y que luego a lo largo de su carrera se sigue formando en algunas de estas áreas.
Es fundamental tener claro que uno cumple un rol muy importante, por lo cual debe conocer cuáles son sus áreas de mayor conocimiento y en cuáles debe proponer buscar otros especialistas y ayudar a formar equipos. A esto se suman muchos casos de profesionales que trabajan codo a codo con los productores en diferentes temas tranqueras afuera, como comunicar el agro, buscar armonía en zonas periurbanas, proponer legislaciones, realizar reclamos gremiales y mucho más.
Para otro capítulo queda la importancia de los empleados, investigadores, operarios, emprendedores, instituciones, especialistas, empresas, comunicadores, proveedores de insumos y maquinarias, brindadores de servicios como contratistas y muchos más.
Lo que sí quiero resaltar es la importancia de cada uno conocer y entender su rol, de valorar lo que nos aporta cada miembro del equipo (sea tranqueras adentro o afuera). Hacernos cargo de las responsabilidades que nos tocan y no exigirles que resuelvan estas a otros miembros del equipo. Y reconocer que, además de ser nuestro trabajo de actuar para esto, si al productor le va bien nos puede ir mejor a todos, si al productor le va mal... a las balsas.
El autor es asesor de Agroestudio Viento Sur SRL
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