MONTEVIDEO.- Ni muy mal, como temían, ni muy bien como quisieran. Un año "de empate" es el resultado de 2018 para el campo uruguayo, con un panorama de pocos cambios para 2019.
Un leve aumento de la producción para el ejercicio que termina y una leve baja para el que comienza, pero con una rentabilidad complicada y el peso de una deuda que ya molesta: así está el sector agropecuario en Uruguay.
El año comenzó con protestas fuertes, porque los productores expresaban malestar por la demora del Gobierno en recibir a las gremiales rurales que planteaban problemas de costos debido a los precios de la energía y los combustibles.
Para enero de 2019, el movimiento de productores y comerciantes del interior, que se denominan "Un solo Uruguay", tiene previsto realizar nuevas movilizaciones en reclamo al Gobierno por alivios fiscales o de tarifas de servicios públicos.
En tanto, técnicos del Estado acaban de divulgar el resultado de estudios que se incluyen en el "Anuario 2018" de la Oficina de Planificación y Política Agropecuaria (Opypa) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP).
Ahí se informa que "la producción agropecuaria dio un crecimiento de 0,9% en este año" y que "la tendencia para el año próximo es de una baja de 0,4%".
El reporte sostiene que en 2018 "la economía uruguaya enfrentó un escenario internacional con condiciones financieras restrictivas" y que la región dio un contexto más incierto.
Sostiene que "la afectación del cultivo de soja a causa de la sequía desencadenó otra serie de inconvenientes a lo largo de la cadena, como inconvenientes para cumplir con los servicios de deuda, una menor demanda de servicios conexos y un fuerte descenso de las divisas generadas para el país mediante exportaciones".
La sequía del verano pasado generó un impacto significativo en la producción de soja, que alcanzó su menor nivel en nueve años. Para la campaña 2018/2019 se espera que la producción se recupere y se ubique en 2,3 millones de toneladas, con base en una superficie de siembra de un millón de hectáreas y un rendimiento de 2,3 toneladas por hectárea.
En tanto, la cadena forestal volvió a destacarse. Con las dos plantas produciendo a capacidad completa, los volúmenes de venta de celulosa se mantuvieron estables, y los precios de exportación tuvieron un fuerte aumento, lo que derivó en una suba del valor exportado del 34% (enero-septiembre interanual).
Por la fuerte demanda de China, las exportaciones de celulosa ocuparían el primer lugar del ranking de exportaciones de bienes del país. Y como el negocio de la madera sólida también está con altos precios internacionales, las exportaciones de la cadena forestal en su conjunto cerrarían en US$2250 millones en 2018 y se mantendrían estables en 2019.
La producción de carne vacuna bajó casi 4% en el ejercicio 2017/18 por una menor faena (-2,6%), descenso de stocks (-4,25%) y más exportaciones en pie (83%).
Por su parte, la producción de trigo se redujo significativamente por la caída de 10% de la superficie cultivada (menor valor de la última década) y por el descenso de la productividad media (-35%).