Con la ñata contra el vidrio
Las cifras son contundentes: China pasó a nuestro país como segundo proveedor de Brasil contabilizados los últimos 12 meses (febrero 2006/enero 2007). En diciembre, ya las ventas de China superaron a las exportaciones argentinas.
Diez años atrás, en 1997, los embarques chinos a Brasil alcanzaban los US$ 1200 millones (2% de participación) y los de nuestro país eran por US$ 7900 millones (13%); en 2006, los de China llegaban a US$ 8200 millones (casi siete veces más), con una participación del 8,8% en el total de las compras externas brasileñas y los de la Argentina, US$ 8100 millones, con el 8,7% de participación.
En el último año, los embarques de productos chinos hacia la Argentina crecieron el 39%, mientras nuestras exportaciones a ese destino lo hicieron el 10%. Estas cifras y porcentajes que parecen abrumadores no son un fenómeno aislado; por el contrario, explican por qué la nación china pasará este año a ser el segundo exportador mundial de bienes superando a los Estados Unidos.
Lo notable es la velocidad de crecimiento en volumen y valor de su comercio exterior que, en el caso analizado, desplaza a la Argentina como proveedor de Brasil a pesar de nuestro acceso preferencial y de la notoria apreciación cambiaria del país socio.
Un análisis más profundo de la relación comercial bilateral y del aumento en volumen de nuestras exportaciones, sobre todo en el período 2003-2007, indica que nuestro registro fue levemente inferior al promedio mundial (26,2% versus 29,2%) y menor a la mitad del aumento brasileño (55%). También que nuestra oferta exportable hacia el país vecino se encuentra en la franja de los productos de bajo dinamismo importador brasileño, ya sea porque algunos de ellos pasaron de importables a exportables, como el algodón, los lácteos y el maíz, o porque se logró el autoabastecimiento como es el caso del petróleo y sus derivados (1).
Lo cierto es que uno de los objetivos básicos de la complementación económico-comercial argentina brasileña de los finales de la década de los 80 y principios de los 90, que era el abastecimiento de parte de las necesidades de alimentos por nuestro país y también por Uruguay, ha quedado reducido fundamentalmente al trigo y el arroz.
En el resto del agro business, Brasil se ha transformado en una potencia productiva exportadora y así lo atestiguan los US$ 36.000 comercializados externamente el último año, que triplican los valores de hace una década. Esto explica en gran parte la pérdida de participación argentina en las compras brasileñas y la creciente de China, cuya oferta productiva abarca baja, media y alta tecnología más cercana a las necesidades del país vecino, en algunos casos desplazando su propia producción, que incluso avanza rápidamente en la provisión de nuestro país (9 % de participación).
Sería conveniente, frente a estos hechos, evaluar las causas del lento crecimiento de nuestras exportaciones a China, a pesar de los ambiciosos objetivos y metas establecidos en el Memorando de Entendimiento firmado por ambos países en noviembre de 2004.
(1) El Informe Mercosur N° 11 Intal-BID explica los cambios cualitativos y cuantitativos del comercio exterior brasileño de los últimos diez años, en función a las modificaciones estructurales de su perfil productivo.
El autor es profesor de la Fundación Bank Boston. E-mail: raulochoa@fibertel.com.ar
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