Uruguay mira de reojo a la política argentina

Uruguay tuvo un nuevo récord exportador en 2012, alcanzando cerca de 9000 millones de dólares en bienes y unos US$ 4000 millones en exportaciones de servicios. De esta forma, completa 10 años de crecimiento prácticamente ininterrumpido –a excepción de 2009– que permitió que las exportaciones de bienes se multiplicaran por más de cuatro en ese período y que las ventas al exterior de servicios se multiplicaran casi por seis.

Este desempeño espectacular del comercio exterior uruguayo fue posible gracias a un mundo que creció y demandó productos que Uruguay producía como carne, semillas, cereales y lácteos, que son los más destacados; pero también productos industriales y servicios logísticos, turísticos, software y tantos otros. Gracias a un gran esfuerzo de los empresarios en adaptarse a las exigencias internacionales y a un manejo macroeconómico prudente, manteniendo la seguridad jurídica, las reglas del juego y el respeto por las instituciones.

De cara a 2013, Uruguay enfrenta grandes desafíos para poder ser competitivo a nivel internacional y continuar en esta senda de crecimiento y desarrollo de su sociedad.

La infraestructura no ha ido acompasando el crecimiento que hemos tenido. Hay importantes necesidades de refacción y construcción de carreteras, ampliación de puertos, carga aérea, reflotar el tren y potenciar las vías fluviales.

También es necesario adecuar la capacitación a las nuevas necesidades empresariales y contar con mayor disponibilidad de mano de obra calificada, especialmente en el interior del país. Asimismo, es fundamental ampliar nuestras posibilidades de generación de energía para reducir su costo y asegurarnos el abastecimiento sin depender de factores climáticos.

Bajar costos

En materia de costos nos hemos transformado en un país caro y eso hay que revertirlo porque se nos hace cada vez más difícil competir con el exterior.

Para lograrlo debemos invertir en infraestructura y recursos, como se mencionó anteriormente, pero también debemos ser más eficientes en el manejo del gasto público y apuntar a la calidad del gasto para poder reducirlo. Además, debemos lograr empleos de calidad, que generen productos y servicios con alto contenido tecnológico y conocimiento. De esa forma alcanzaremos niveles salariales altos vinculados a una mayor productividad.

Todos estos desafíos tendrán que ser encausados en 2013 pero uno de los más importantes es reducir la tasa de inflación, que al cierre del año se acercaba al 10 por ciento. No queremos hipotecar los logros de estabilidad de precios obtenidos en las últimas décadas y para ello es necesario atacar la escalada de precios desde varios frentes: desde la política fiscal, desde la monetaria y desde la salarial, evitando que se resuma en movimientos de las tasas de interés que terminen afectando al tipo de cambio y la competitividad del país, como ha sucedido hasta ahora.

Por lo tanto, en 2013 los desafíos de política interna son relevantes y creemos que tenemos los instrumentos y el diálogo público-privado como para avanzar en cada uno de ellos.

El mundo se presenta con incertidumbres y turbulencias, pero con algunas señales positivas: cierta calma en el hemisferio Norte, una desaceleración no tan acentuada en China y mejores noticias a nivel regional.

Si ese panorama algo más auspicioso es efectivamente el que se configura para este año y logramos controlar las variables macroeconómicas relevantes, en diciembre de 2013 nos vemos nuevamente celebrando un nuevo máximo histórico de nuestras exportaciones.

Esa es nuestra expectativa y nuestro deseo, pero no hay que dar nada por sentado, hay mucho por trabajar para alcanzarlo y el Mercosur debería ser una plataforma que nos ayudara a lograrlo.

Invitamos a nuestros socios argentinos a acompañarnos en este camino de crecimiento y desarrollo, con un comercio fluido y abierto, dejando atrás las restricciones que afectaron tanto a nuestras exportaciones este año, alcanzando un comercio a partir del cual todos podamos ganar y mejorar la calidad de vida de nuestros ciudadanos.

Alvaro Queijo