Cómo crear una empresa en el colegio

El Gobierno de la Ciudad está impulsando un programa en los colegios secundarios para descubrir y promover a estudiantes con condiciones para convertirse en empresarios.

La búsqueda de alumnos con pasta de entrepreneurs ya va por su segunda temporada, y por ahora se limita a quienes cursan en los establecimientos técnicos. Pero antes de fines de año se incorporarán al proyecto los colegios comerciales, y en el año 2001 les llegará la hora a los bachilleratos.

La iniciativa, bautizada "Empresas juveniles", es monitoreada por la Secretaría de Industria y Comercio, que encabeza Rafael Kohanoff, y apunta a que los chicos de 17 y 18 años aprendan a crear pequeñas compañías.

Hasta el momento se han puesto en marcha alrededor de 30 proyectos, y cada uno involucra a grupos de hasta 10 personas.

Todo empezó en 1999, tras la firma de un acuerdo con el gobierno italiano, que desde hace años promueve la capacitación de jóvenes estudiantes secundarios para convertirlos en dueños de su propio destino.

El primer paso fue una convocatoria para capacitar a los docentes: se pensaba que no más de una docena respondería al llamado, pero acudieron 170. Después, llegó la hora de iniciar los talleres en unos 30 colegios.

"Elegimos las escuelas técnicas -explica Kohanoff- porque por el tipo de formación que imparten tiene a los alumnos más capacitados para integrarse rápidamente en el mundo laboral."

Análisis y desarrollo

Las primeras veinte horas de los talleres se destinan a analizar ideas, y allí se otorgan rudimentos para detectar oportunidades en el mercado. Las 120 horas siguientes sirven para aprender a armar un plan de negocios, a administrar costos y obtener nociones de marketing y gestión empresarial. Por último, con los emprendimientos en marcha, se consagran otras 30 horas a la asistencia técnica.

No todos los proyectos ganan la calle. Algunos se disuelven al finalizar el año lectivo y no pasan de una etapa experimental.

Servicios para el área electromecánica, mantenimiento de edificios, diseño de páginas Web para comercios barriales, herrería artística, cerrajería comercial y microturismo son algunos de los rubros por los que transitan las propuestas de los aspirantes a entrepreneurs .

Para los que logran sortear las paredes de la escuela y del entorno familiar con sus apetencias comerciales, el mayor desafío pasa por obtener financiación para instalarse e iniciar un proceso de expansión. A ellos, el gobierno porteño les ofrece la posibilidad de acceder a créditos de hasta $ 6000, que se devuelven en 24 meses sin un centavo de interés.

Kohanoff dice que su secretaría orienta a los jóvenes para que puedan posicionarse en nichos poco explorados.

En el segundo semestre del año, cuando empiecen a trabajar con las escuelas comerciales, tratarán de promover microempresas juveniles capaces de dar servicios a las Pyme, que tienen necesidad de tercerizar todas las actividades internas que no hacen al foco de su labor, como administración y gestión de cobranzas.

"La idea es que estos emprendimientos generen puestos de trabajo con baja inversión", resume.

Al servicio de la ley

Fernando Leibowich, de 19 años, egresado del Otto Krause, es uno de los chicos que lograron salir del colegio con la llave de su propia empresa en el bolsillo. Con su hermano Jorge, de 15, desarrolló un software de identificación de llamadas telefónicas.

Su invento permite que el usuario vea en la pantalla de su PC el número desde el que se origina la comunicación, los datos del titular de la línea e incluso "es posible generar gráficos de barras y estadísticas", indica.

Las características de su producto lo vuelven ideal para las empresas de delivery , que de este modo evitan realizar un contrallamado para chequear la veracidad de los domicilios y pedidos. Aunque su cliente inicial poco tuvo que ver con los vendedores de pizzas y empanadas: fue la comisaría 2a. la primera en adoptarlo. Y ahora Leibowich espera su homologación para colocarlo en las 53 restantes.