Concluir Doha para apoyar la recuperación
GINEBRA.- La Séptima Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) concluyó hace unos días en Ginebra. Fue una ocasión para que los ministros reflexionaran sobre todos los aspectos de nuestro trabajo, intercambiaran ideas y dieran orientaciones sobre las prioridades en los años venideros. El mensaje común de todos ellos fue la necesidad de fortalecer el sistema multilateral de comercio y ayudar así a la recuperación de la crisis económica.
La manera más inmediata de hacerlo sería concluir en 2010 las negociaciones de la Ronda de Doha para el Desarrollo. No hay uno solo de los ministros que acudieron a Ginebra la semana pasada que no comparta el deseo de concluir lo antes posible una Ronda de Doha ambiciosa y favorable al desarrollo. Ello constituiría un paquete de estímulo para la recuperación económica mundial, para el desarrollo y para la reducción de la pobreza.
En el primer trimestre del año próximo, tendremos que hacer un balance de lo logrado y del rumbo y de la velocidad necesarios para concluir la Ronda en el año 2010. El 80 por ciento del trayecto ya está recorrido. El 20 por ciento restante puede salvarse con trabajo duro y con la adecuada voluntad política.
Pero la OMC es algo más que un foro de negociación. La organización es también el guardián de un sistema de comercio que se remonta al fin de la Segunda Guerra Mundial. Los acuerdos que administramos han contribuido en gran medida a la prosperidad económica y la estabilidad geopolítica de los últimos 60 años, gracias al establecimiento de normas que alentaron a los gobiernos a abrir sus economías, creando puentes y no obstáculos entre ellas. Así, el comercio es ahora más de 30 veces mayor que entonces, y centenares de millones de personas han salido de la pobreza. Ahora hemos de trabajar para mejorar la aplicación de tales acuerdos.
La actual crisis económica ha demostrado la importancia de un sistema basado en normas. Aunque el volumen del comercio se contraerá este año más de un diez por ciento, el proteccionismo se ha mantenido por lo general bajo control. Según nuestras estimaciones, no más del uno por ciento del volumen del comercio mundial se habría visto afectado por tales medidas.
Las normas de la OMC han actuado como un dispositivo de seguridad contra el proteccionismo, al disuadir a los gobiernos de imponer restricciones comerciales de alta intensidad que sólo habrían agravado la crisis. Pero hemos de mantenernos vigilantes porque el desempleo sigue aumentando y, con ello, las presiones proteccionistas.
Oportunidades
Otra cuestión que examinamos durante la ministerial fue la ayuda para el comercio. La participación activa de tantos países en desarrollo en la Ronda de Doha ha aumentado la credibilidad y la equidad de nuestro proceso. Muchos más países comprenden ahora las oportunidades que pueden derivarse para ellos de una mayor apertura del comercio. Pero, para aprovechar estas oportunidades, para participar más activamente en el comercio mundial, estos países necesitan aumentar su capacidad de producción y mejorar su infraestructura de transporte, energía y comunicaciones, así como recibir una formación que permita a sus productores encontrar nuevos mercados de exportación. Necesitan la ayuda para el comercio.
De esta Conferencia surge el compromiso de los gobiernos y de las instituciones internacionales a mantener la ayuda destinada a estos efectos, aun a pesar del contexto de recesión mundial.
También discutimos la necesidad de acelerar la entrada en la organización de los países que aún están negociando su acceso, de manera que seamos la familia de miembros de la OMC la que se fortalezca a través de su universalidad.
Así, pues, el nuevo año llega con una agenda de trabajo abultada que busca respuestas comunes a la necesidad de un mayor y mejor comercio mundial. Del mismo modo, la cumbre del clima de Copenhague ha buscado respuestas comunes al deterioro de nuestro medio ambiente. La OMC ha seguido esta reunión con gran atención. Nuestro mensaje al respecto es simple: el sistema multilateral de comercio no actuará como una barrera en la lucha contra el cambio climático y en particular contra la conclusión de un acuerdo medioambiental global, que tan necesario es. Pero combatir el cambio climático no deberá ser un pretexto para adoptar medidas que constituyan una discriminación injustificable o arbitraria o una restricción disimulada del comercio internacional. Comercio y medio ambiente pueden y deben apoyarse mutuamente.