Dal Poggetto y Álvarez Agis: por qué el blue está “picante” si sube la soja a más de 570 dólares
Disertaron en la Universidad de San Martín (Unsam) e indicaron que la Argentina necesita un programa económico y cerrar un acuerdo con el FMI
Los economistas Marina Dal Poggetto, directora de la Consultora Eco Go, y Emmanuel Álvarez Agis, director de PXQ, se preguntaron ayer cómo puede ser que, en un contexto internacional tan favorable, con el precio de la soja en US$570, las tasas de interés internacionales cercanas a cero y la confirmación de la llegada de dólares del Fondo, el valor de los tipos de cambios se empiezan a poner “picantes”, como dijeron.
La conclusión es que si la Argentina no ofrece un programa económico y no cierra un acuerdo con el FMI, no se podrá estabilizar la economía. Y que estas dos voluntades están condicionadas por la dinámica electoral, según expusieron en una conferencia virtual organizada por la Universidad Nacional de San Martín (Unsam).
“Supongamos que un país cuyo principal producto de exportación sufre una suba del precio internacional, cualquiera pensaría que el tipo de cambio se apreciaría. En cambio, en la Argentina, el precio de la soja pasa de US$300 a US$600 y empezamos a tener problemas en el mercado cambiario”, dijo Álvarez Agis.
El economista indicó que la perspectiva internacional para este año comenzó a ser buena desde que Joe Biden ganó las elecciones en Estados Unidos, la tasa de interés se consolidó en cero, el precio de la soja subió arriba de US$500, el FMI confirmó que mandaría US$4300 millones al país y el PBI empezó a rebotar más de lo que se esperaba.
“¿Entonces por qué entramos en esta turbulencia financiera que estamos empezando a ver?”, se preguntó.
Para responder, hizo un paralelo entre la Argentina y Ecuador: ambos países debían reestructurar sus deudas (que lo hicieron), reformular un acuerdo con el FMI (solo Ecuador lo hizo) y tienen una economía dolarizada (la Argentina, casi dolarizada).
“Ecuador consiguió un acuerdo con el Fondo y la elección presidencial [en la cual ganó el exbanquero Guillermo Lasso] hizo caer el riesgo país al promedio de la región. En breve seguramente podrá recuperar el acceso al mercado financiero”, comentó.
Sin embargo, señaló: “El riesgo país de la Argentina tiene bastante que decir [está arriba de 1500 puntos porcentuales]. Después de la reestructuración, la Argentina tiene que pagar muy poca deuda hasta 2025. Pero el riesgo país muestra una posibilidad muy alta de que haya default. Es que, aun si se lograra hacer rollover de la deuda con el FMI a 10 años, no hay que ser economista para darse cuenta de que lo único que se hace es estirar el sufrimiento. La Argentina rinde poco porque el mercado piensa que la situación anómala en la que está el país se extenderá mucho más: no se logra refinanciar deuda desde 1999″.
Dal Poggetto coincidió en que el contexto internacional actual es sumamente favorable: “El mundo está saliendo de la pandemia, la vacuna es efectiva y la recuperación global de corto plazo tiene forma de ‘V’. El riesgo a nivel global tiene que ver con la aparición de la inflación. En ese mundo, la Argentina sigue debatiendo el cortísimo plazo”.
En ese sentido, también comparó al país con Ecuador: mientras que el país de Lenín Moreno decidió acordar con el FMI antes de reestructurar la deuda privada, la Argentina “intentó este camino sinuoso” de negociar con el Fondo después.
“Hoy se sigue postergando el acuerdo, pero en octubre, cuando la brecha se había disparado después de establecer más controles de capitales, un mes después de haber cerrado el acuerdo con los privados sin holdout, al día siguiente teníamos la misión del Fondo en la Argentina negociando un acuerdo”, dijo la economista.
“Se pateó el tablero cuando apareció la posibilidad de empezar a transitar estos meses viviendo de lo que nos regala el mundo, la soja a US$570 y los dólares que caerán del FMI, por la emisión de DEG, que no estaban en el radar”, explicó.
E indicó que la inflación en torno al 4% mensual que se está viendo es un reflejo del salto de la brecha cambiaria del año pasado, “aun cuando el Gobierno usó tres anclas bastantes rígidas”: un menor ritmo de devaluación del tipo de cambio, las paritarias (”que, paradójicamente, en un año electoral cierran en la zona del 30% o un poco arriba”) y las tarifas de servicios públicos.
“La brecha definirá la dinámica de estos meses hasta las elecciones, que está condicionada por tres vértices de un triángulo: la carrera por las vacunas y la congestión en el sistema de la salud; el programa fiscal, financiero y monetario, y las elecciones”, comentó.
Sobre el programa fiscal, indicó que esta primera parte del año muestra que “es más austero, después de lo que había sido la expansión monetaria tan grande de 2020″.
Por el lado de los ingresos, indicó que el impuesto a la riqueza y el aumento del precio de la soja le darán al fisco un punto más del PBI de recaudación cada uno.
“El rebote de la actividad más la aceleración inflacionaria licuó parte del excedente de pesos que dejó la pandemia. El 4,5% de déficit del que habla el presupuesto luce extraordinariamente alto desde la dinámica de los ingresos. Por el lado del gasto, vemos una caída en lo previsional, algún aumento de los subsidios y del capital, y una caída en el ‘gasto Covid’, con relación a lo que fue el año pasado. Por ahora, los bonos a los beneficiarios de la AUH y al sector de salud que anunciaron reflejan un gasto de $15.000 millones. Si hay que cerrar la economía, esa dinámica del gasto se acelerará un poco, pero no luce que haya que reventar el programa”, dijo Dal Poggetto.
Y advirtió: “Por ahora, la política sigue jugando un juego perverso: la presión sobre el tipo de cambio comienza a verse en el blue. En algún momento, hasta las PASO, y sobre todo entre las PASO y las elecciones, sin una acuerdo con el FMI, aun con la soja y los dólares del Fondo, la presión cambiaria puede volver. Ahora hay más grados de libertad para pensar un esquema de estabilización para descomprimir la brecha cambiaria, pero en cambio se va consumiendo el margen de maniobra de la política económica”.
Finalmente, Alvarez Agis, acotó: “Cuando la brecha llegó a 120%, el Gobierno estabilizó la economía en tres meses. Ahora que está todo bueno, la economía parece que está por deteriorarse. Perdimos la capacidad de pensar en un mediano o largo plazo para poder plantear un proyecto de inversión a tres o cuatro años y para no tener una crisis cambiaria en tres semanas”
“Creo que hoy, incluso para los que simpatizan con el Gobierno, es muy difícil entender hacia dónde van. Y eso, para una economía recontra golpeada como la Argentina, es un pasivo que no se puede tener”, concluyó.
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