El aumento de la tasa de interés de EE.UU. mantiene en vilo al peso
Cuando el Gobierno decidió cambiar la forma de financiar el déficit fiscal -pasó de bajar el ritmo de impresión de billetes a aumentar la deuda externa- las tasas de interés internacionales todavía eran bajas.
Desde entonces los analistas advertían sobre la vulnerabilidad del país si el costo de pedir dinero en el exterior aumentaba. Y eso es lo que finalmente ocurrió cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump , decidió cambiar al titular de la Reserva Federal (la denominada Fed, el banco central estadounidense) hace justo tres meses.
El 5 de febrero, la economista Janet Yellen dejó el cargo y asumió el jurista Jerome Powell, que prometió que de cara al futuro la Fed iba a buscar un "equilibrio" para evitar una "economía sobrecalentada", dando a entender que no le iba a temblar el pulso a la hora de volver a subir la tasa de referencia.
La época de tasas bajas había comenzado con la crisis financiera de 2008. Ben Bernanke era el presidente y ordenó reducir el costo del crédito con el fin de revivir la economía estadounidense y evitar una caída del crecimiento del producto.
Pero una década después, todas las grandes economías del mundo están en expansión al mismo tiempo. El FMI calculó en su último informe un incremento de la economía global del 3,9% para este año, el mayor aumento desde 2011. Estados Unidos prevé crecer a 2,4% y reducir el desempleo en 3,6%. Ayer, Trump festejó con una publicación en su cuenta de Twitter que se haya quebrado el piso del 4% del desempleo por primera vez en 17 años.
En este escenario, el 21 de marzo pasado, Powell ordenó la suba de la tasa de interés de la Fed en un cuarto de punto porcentual y quedó en un rango de entre 1,5% y 1,75%, pero todavía se espera que el costo de pedir dinero en el mercado estadounidense finalice el año en 2,1%.
La semana pasada el rendimiento de los bonos del Tesoro de Estados Unidos a 10 años creció hasta rondar el 3%, que es el que sirve de referencia para establecer la tasa de riesgo del resto de los mercados.
Esto repercute directamente en un aumento en el precio del dinero a largo plazo de los demás países para competir con los bonos de Estados Unidos. Pero la suba de tasas no impide que algunos fondos de inversión muden los capitales especulativos desde los activos financieros de mayor riesgo (como los que ofrece la Argentina y el resto de los países emergentes) a los más seguros (bonos del Tesoro norteamericano), como reacción al incertidumbre en el contexto económico, lo que se llama en la jerga financiera "Fly to quality".
En concreto, significa que las carteras de extranjeros que invierten en activos argentinos deciden vender los pesos y comprar dólares para depositarlos en mercados más seguros. Al demandar dólares, el precio de la divisa estadounidense aumenta y la moneda local se devalúa.
Con la suba de la tasa de interés que dispuso nuevamente ayer el Banco Central -el tercer aumento en una semana- la entidad monetaria apostó a hacer atractivo el mercado argentino para que los inversionistas mantengan sus activos en el país o para atraer una nueva entrada de capitales financieros.
Al momento, las intervenciones del BCRA afectaron la evolución del peso que ayer sufrió una apreciación mientras el resto de las monedas de la región se devaluaron.
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