La Costa, entre la ilusión y la incertidumbre ante el verano
CARILÓ.– Desde hace algunas semanas se frotaban las manos con aquel primer dólar en alza firme, trepado a la franja de los $30 y monedas, que parecía ponerle una barrera enorme a los veraneos en el exterior. Se las llevaron a la cabeza en las últimas horas, con un billete estadounidense que pisó los 40 pesos, sacudió la economía y empezaba a comprometer cualquier proyecto de viaje, incluso de cabotaje. Propietarios de casas en la costa atlántica y operadores inmobiliarios que intermedian con los inquilinos, todos padecieron una semana caótica en un mercado de alquileres de temporada que se despierta con reacciones para todos los gustos.
El jueves, cuando la moneda norteamericana tocó los 42 pesos, había dueños que retiraban su inmueble de vidriera; otros se apuraban a ponerle precio en dólares. Clientes interesados en cerrar con urgencia los contratos para evitar subas en los presupuestos que tenían en mano y, del otro lado, los que aceptaban mantener precio solo si la operación era contado. Con plata en mano o transferencia bancaria inmediata. Vértigo puro.
Con más sensatez, cuatro meses antes del inicio del pico de ocupación turística de las principales playas del país, en algunos destinos las partes acordaron tomarse una pausa ante un escenario económico en llamas y cargado de dudas. Por eso se espera que recién esta semana que comienza, quizá con otro clima, allane el camino hacia enero y se vuelva a negociar con tranquilidad.
Aun en medio de esta locura, que nadie tiene muy claro si ya dejó lo peor o tiene más por aportar en lo que vendrá, los operadores turísticos de los distintos rubros insisten que se avecina un muy buen verano para la costa atlántica. Incluso mejor que el anterior, que fue óptimo.
Cariló es uno de los destinos que más temprano mueve su oferta. Ya desde hace más de tres meses hay propiedades subidas a los portales de las inmobiliarias para que los futuros veraneantes elijan y definan con tiempo. "Tenemos entre un 15 y un 20% más de operaciones cerradas que el año pasado", dijo a LA NACION la titular de Constructora del Bosque, Silvia Melgarejo. Eso significa que el 45% de su oferta de propiedades –es la principal inmobiliaria de esta localidad– ya tiene inquilinos confirmados.
Esas operaciones quedaron en medio del torbellino de esta última semana. Con un dólar a casi 41 pesos y que parecía no tener techo, los teléfonos de la oficina no paraban de sonar. "Algunos propietarios definían precios como si fuera mayo", cuenta Melgarejo. Describe clientes que querían apurar la reserva, dueños que revisaban precios o preferían esperar. "Igual se lograron alquileres, en algún caso con pagos inmediatos", explicó sobre cambios en una operación que habitualmente contempla una seña y cancelación de saldo a quince días.
Además de estos turistas, esperan durante enero y febrero una presencia más notoria de dueños que, por esta diferencia cambiaria, descartarían viajes al exterior y ocuparían sus casas de veraneo al menos un mes de la temporada. Saben que con alquilar el otro mes fuerte cubren casi los gastos de mantenimiento durante el resto del año.
Lucio Vera Tapia, al frente de una de las principales inmobiliarias de Pinamar, destaca que en esta ciudad el mercado de temporada se mueve algo más tarde que Cariló. Y recién estaba en sus albores cuando se disparó el dólar. "Hablamos con los propietarios y decidimos parar la pelota por un rato", dijo el operador, con metáfora futbolera.
Igual que en el resto de los destinos, los precios ya definidos o por establecer contemplan ajustes de un 15 a un 20% con respecto al último verano. Asegura a LA NACION que respetar esa moderación fue uno de los secretos de una temporada que conformó a la mayoría. "La que viene será igual o mejor", arriesgó.
Tanto en Pinamar como en Mar del Plata y Miramar, el lanzamiento de la oferta de alquileres y las pautas acordadas por los operadores inmobiliarias se oficializará –como de costumbre– en la segunda quincena de este mes. Recién allí habrá parámetros claros.
Oscar Gonnet, que concentra desde su inmobiliaria la cartera de alquileres de temporada más importante de la zona céntrica marplatense, confirmó las primeras reservas, pero dice que aún es lenta la marcha de la demanda. Siempre con la expectativa de que se avecina otra buena temporada, advierte que estos remolinos del dólar no deberían disparar una suba de precios en el rubro.
"Aquí se calcula de un 20 hasta un 30% más, de acuerdo al departamento", afirmó a LA NACION. Son porcentajes aplicados a contratos ya cerrados, en su mayoría con clientes históricos. Gonnet insiste que habrá que ser "muy cuidadosos" con los precios de alquileres. Si bien augura un mayor turismo interno por la diferencia cambiaria, también avisa que con esta situación económica inestable y complicada "habrá mucha gente que no irá a ningún lado de vacaciones".
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