Sin dólares en el Banco Central, devaluación o más cepo son las alternativas, según los economistas
Pese a la liquidación récord del sector agropecuario, la autoridad monetaria no logra engrosar sus reservas, uno de los aspectos claves en el acuerdo con el FMI; análisis de las medidas que podría tomar el Gobierno, y su impacto en la actividad
Ni las liquidaciones récord del campo, ni el cepo cambiario a las importaciones, son factores suficientes para que el Banco Central (BCRA) logre acumular reservas. Con compras acumuladas que no llegan a superar los mil millones de dólares en los primeros cinco meses de 2022 (el año pasado había seis veces más), la situación enciende las alarmas de los economistas. Un cepo más apretado aún y una devaluación del tipo de cambio oficial más profunda son dos de las posibles soluciones que enfrenta la autoridad monetaria, según los analistas del sector.
El Gobierno no es ajeno al problema. Fue la vicepresidenta Cristina Kirchner quien admitió hace un mes en uno de sus discursos: “Si soy de exportación y producción, si además tengo bajos salarios y me faltan dólares, bueno, hay que revisar algunas cosas porque algo, alguien o algunos están fallando”.
El Banco Central cerró el mes de mayo con compras en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) por US$792 millones. De acuerdo con la consultora EgoGo, liderada por Marina Dal Poggetto, fue una cifra “muy por debajo de lo esperado en el mes de inicio de la salida fuerte de la cosecha agrícola”. En contraste, el año pasado había acumulado más de US$2000 millones.
Sobre todo, los números dan señales de alerta cuando se observa la liquidación del sector agroexportador. El mes pasado rompió récords: la Cámara de la Industria Aceitera (Ciara) anunció ventas por US$4231 millones, 33% más que en abril y 19% por encima de lo registrado un año atrás. Es más, en los primeros cinco meses del año el campo marcó un hito de US$15.330 millones.
“Esta inyección de dólares, sin embargo, no se tradujo en una mayor acumulación de divisas por parte del BCRA. La performance para reforzar reservas es mediocre en 2022. Mientras que este año la entidad monetaria compró en términos netos cerca de US$900 millones, tras haber vendido hasta mediados de abril, en 2021 ya había sumado más de US$5800 millones para esta altura del año”, comparó un informe de la sociedad de bolsa GMA Capital.
La acumulación de reservas es uno de los puntos centrales dentro del acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Para fines de mayo, al Banco Central le restaban acumular US$2523 millones para alcanzar el objetivo de acumulación pactado para el segundo trimestre de 2022 (US$3757).
“Dado que restan 17 días hábiles para completar el trimestre, se requeriría comprar US$150 millones diarios, algo muy difícil teniendo en cuenta que las compras promedio en mayo fueron de US$40 millones”, consideró Dal Poggetto.
Para Jorge Vasconcelos, economista jefe del Ieral de la Fundación Mediterránea, el Gobierno aún tiene algo de margen para cumplir con el Fondo. Esto se debe a que el memorándum de entendimiento autorizó a la Argentina a computar como incremento de reservas netas los propios desembolsos que realiza el FMI, lo que le da un cierto aire. “Pero no puede darse el lujo de incumplir las metas por demasiado, porque en ese caso se frenarían los pagos previstos en lo que resta del año”, completó.
La solución, ¿más cepo?
Los billetes verdes se escapan por varios frentes. En el balance cambiario de abril se registró un incremento de las importaciones de energía (”Se van a duplicar frente al año pasado”, dijo Vasconcelos). Por otra parte, el déficit de turismo superó los US$500 millones por mes, y hay importantes pagos de deuda del sector privado.
“La conclusión es que el cepo hace agua por todos lados. Es un mecanismo que se sabotea a sí mismo porque trastoca los incentivos de los agentes económicos: quienes importan, aceleran las compras y engrosan los montos; quienes producen commodities, retrasan la venta (y se posterga la liquidación); quienes exportan registran importes menores; quienes todavía pueden consumir bienes durables importados, lo hacen vertiginosamente con financiación a tasa real negativa, y quienes pueden viajar, lo aprovechan al máximo en un escenario que mira la pandemia por el espejo retrovisor”, agregaron en GMA Capital.
Según el economista de la Fundación Mediterránea, “esta tormenta que se está formando” impacta sobre las autorizaciones de importación. En el primer cuatrimestre del año las importaciones no energéticas se incrementaron a un ritmo del 32% interanual. Para que los “números externos cierren”, las importaciones no energéticas de mayo a diciembre deberían caer en promedio un 4% interanual, con el impacto que esto tendría sobre el nivel de actividad.
“La pregunta es si, frente a estas tendencias, habrá devaluación o más cepo. El Gobierno, antes de devaluar, podría cerrar ventanillas como el dólar ahorro (de US$200 mensuales) o el dólar tarjeta (gastos en el exterior con tarjetas). Mientras el Gobierno decide cuál de los caminos habrá de tomar, lo que predomina es un torniquete cada vez más apretado para las autorizaciones a las importaciones, lo que deriva en escasez y subas de precios en dólares de cada vez más productos”, concluyó Vasconcelos.
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