EE.UU. pide una negociación inmediata con los acreedores
El gobierno de Estados Unidos pretende que la Argentina negocie más intensamente con sus acreedores privados en los próximos días para garantizar la aprobación de la segunda revisión de las metas del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Veinticuatro horas después de que el Comité Global de Acreedores pidió en Nueva York señales más claras de "buena fe" al país, el Ministerio de Economía recibió el mismo mensaje desde Washington: antes del 9 de marzo, fecha en la que el Gobierno quiere tener certezas sobre el acuerdo para pagarle al Fondo un vencimiento de US$ 3100 millones, los negociadores argentinos deben "dar pasos más importantes" con los bonistas privados.
Una fuente del gobierno norteamericano señaló a LA NACION que "el Gobierno tiene que hacer más que lo que hizo hasta ahora" en la negociación con los bonistas, en el corto plazo. "Quedan una o dos semanas", dijo la fuente, con mucha seguridad y cierto tono de misterio.
La respuesta llegó anoche del Ministerio de Economía: "Sabemos que ésta es la posición de Estados Unidos, pero no hay plazos", dijo una fuente de la cartera económica ante una consulta de LA NACION. Para Economía, la revisión será aprobada sin problemas.
La administración Bush -en particular el Departamento del Tesoro, que conduce John Snow- pretende que el equipo que conduce el ministro de Economía, Roberto Lavagna, intensifique su diálogo con los acreedores. Y aunque no lo afirma expresamente -para aparentar que no forma parte de la negociación entre la Argentina y los privados-, el mensaje implícito es que el país deudor debe mejorar en forma sustancial las condiciones de la oferta que formuló en Dubai en septiembre del año pasado, con una quita nominal del 75 por ciento.
Al respecto, en Washington creen que fue una "mala señal" que el Palacio de Hacienda no haya enviado un funcionario de alto rango al encuentro desarrollado anteayer en Manhattan, tal como reclamó el grupo que lidera el italiano Nicola Stock, entre otros. El Gobierno estuvo representado por medio del jefe de la oficina financiera en Washington, Federico Molina.
El grupo de Stock protestó ante el Tesoro, que, si bien apoyó a la Argentina en el directorio del Fondo en la primera revisión del acuerdo a tres años, quiere que el país mejore su oferta con los bonistas afectados por el default.
Fin de la misión
Con palabras similares, la misión del Fondo que encabeza el británico John Dodsworth preguntó ayer a los integrantes de la Secretaría de Finanzas el "nivel" de contacto desarrollado con los diferentes comités de acreedores. Los técnicos del Fondo se reunirán hoy con el ministro Lavagna. Esta noche partirían de regreso a Washington con el borrador del informe que elevarán al director gerente del Fondo, Horst Kšhler. El presidente Kirchner ha afirmado que antes de pagar los US$ 3100 millones quiere que Kšhler le informe si está de acuerdo en recomendarle al board que apruebe la segunda revisión del acuerdo.
La misión, liderada también por el jefe del caso argentino en el Fondo, John Thornton, "preguntó cuándo, con quiénes y con qué intensidad" el Gobierno dialoga con los acreedores, precisó ayer a LA NACION una fuente del Palacio de Hacienda. El Gobierno brindó un detalle de los contactos establecidos con los bonistas y se comprometió a negociar con "todos los comités", inclusive el de Stock, ABRA y ABC, que dicen concentrar US$ 37.000 millones en bonos argentinos defaulteados.
Economía se niega a focalizar las conversaciones sólo en este comité global de acreedores, pero lentamente -inclusive para el Tesoro- este grupo se va transformando en el interlocutor para flexibilizar la oferta de Dubai. De este modo, si bien anoche desde Economía descartaban que el ministro Lavagna viaje al exterior, el mensaje del gobierno norteamericano implica una presión para que, antes del 9 del mes próximo, se establezca una conexión directa con los acreedores.
En cambio, el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, escuchará desde el lunes próximo el mismo reclamo en la cumbre del Grupo de los 20, que reunirá en Leipzig a los representantes de los países más ricos del G-7 y a 13 naciones en desarrollo.
El ministro de Finanzas alemán, Hans Eichel, estuvo la semana pasada en Buenos Aires con el objetivo de preparar la agenda de este encuentro -Alemania encabeza actualmente el G 20- y presionar para que el país salga del default.
La bella ciudad del este alemán registró ayer una temperatura de cero grado centígrado, bastante cercana al frío con el que el G-7 tratará el pedido argentino de recibir un nuevo paquete de ayuda para mejorar la oferta de Dubai .