
EE.UU. quiere libre comercio con Chile
Previendo críticas, la administración Clinton asegura que las negociaciones constituyen una medida pro ALCA
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WASHINGTON.- Con una noticia que tendrá un fuerte impacto en América latina, la administración Clinton anunció ayer el inicio de las negociaciones entre los Estados Unidos y Chile para alcanzar un acuerdo de libre comercio.
Chile es país adherido al Mercosur, bloque comercial que integran la Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, es decir que forma parte de la zona de libre comercio, pero no es un miembro pleno porque nunca quiso formar parte de la unión aduanera.
Después del reciente fracaso de las gestiones para la incorporación de Chile como miembro pleno del Mercosur, el acuerdo que alcanzó el gobierno del presidente Ricardo Lagos con Clinton promete introducir cambios en la dinámica de la integración regional.
El comunicado que emitió anoche la Casa Blanca asegura que comenzarán a negociar "un acuerdo bilateral y comprensivo de libre comercio", que deberá contar tanto con la aprobación del Congreso de los Estados Unidos como del próximo gobierno, porque el mandato de Clinton termina el 20 de enero.
Un alto funcionario de la administración Clinton, que pidió reserva de su nombre, confió anoche a La Nación que la decisión, cuando faltan apenas semanas para el recambio en el poder, tiene como objetivo "darle un nuevo ímpetu" a la integración en continente.
"Los Estados Unidos y Chile apoyan las negociaciones para el Area de Libre Comercio de las Amércias (ALCA)", aclara el comunicado.
Un proyecto sin fuerza
El ALCA es el proyecto que lanzó Clinton en la Cumbre de las Américas de Miami en 1994, cuyo objetivo es crear una zona de libre comercio que se extienda desde Alaska hasta Tierra del Fuego a partir de 2005.
Aunque el proceso sigue en marcha, tiene muy poca fuerza política, en parte porque Clinton nunca pudo obtener del Congreso de los Estados Unidos el "fast track", la autorización para negociar acuerdos comerciales que luego deben ser aprobados o rechazados en su totalidad por los legisladores, que asumen así el compromiso de no introducir cambios.
La administración Clinton sostiene que la ausencia del "fast track" no debería ser un impedimento para las negociaciones, y la representante comercial de los Estados Unidos, Charlene Barshefsky, manifestó hace algunas semanas que ésa es la excusa que utiliza Brasil para detener el proceso de integración regional, porque prefiere consolidar primero un bloque en el Cono Sur para luego negociar en conjunto con los Estados Unidos.
Con el Congreso o sin él
"Este anuncio rompe un poco con esa dinámica, no es anti-ALCA, es pro ALCA", confió a La Nación una fuente del gobierno norteamericano.
La idea que quieren transmitir es que se puede avanzar aun sin la autorización del Congreso, y que así como Chile tiene las puertas abiertas para un acuerdo bilateral, otros países de la región podrían tenerlas también.
Los Estados Unidos nunca aceptaron como principio que el Mercosur podía negociar la integración regional en bloque.
Al margen del proceso de las Cumbres de las Américas, que tendrán su próxima edición en Canadá en abril de 2001, los Estados Unidos había explorado la posibilidad de incorporar Chile al Nafta, el bloque comercial que comparten con Canadá y México.
El acuerdo bilateral que comenzarán a negociar puede facilitar eventualmente un ingreso de Chile al Nafta, pero no es una consecuencia que se desprende necesariamente del proceso que Clinton dio ayer por iniciado, cuando el presidente Lagos se encontraba de visita en California.
El gobierno chileno puede tener más chances de avanzar rápidamente si finalmente el candidato republicano George W. Bush se consagra como el ganador indiscutido de las elecciones presidenciales del 7 del actual.
Otras presiones
El vicepresidente Al Gore, que está disputando el resultado que por ahora favorece a Bush, sentiría la presión de los sindicatos, que se opusieron a un acuerdo de un formato similar que la administración Clinton promovió con Singapur.
El comunicado que emitió ayer la Casa Blanca consigna -en esa línea- que el acuerdo incluirá "provisiones laborales y sobre medio ambiente".
Las gestiones habían comenzado en abril de 1998, cuando Chile propuso a los Estados Unidos crear una comisión sobre comercio e inversiones para ir avanzando en las cuestiones técnicas.
El entonces canciller Gabriel Valdés explicó en Washington que la propuesta para tomar un atajo surgió a partir de un cambio de opinión del gobierno chileno, que empezó a considerar que el "fast track" ya no era imprescindible para avanzar.
De alguna manera, al garantizar un éxito al menos en el corto plazo de la estrategia de Chile, el mensaje de los Estados Unidos es que la teoría brasileña sobre los impedimentos para operar en ausencia de un "fast track" es equivocada.






