Efecto Maradona: es argentino, vive en Túnez y vende jugadores africanos

Cuando Nelson Rojas se fue a vivir a Túnez , no se imaginaba que una distancia de 10.382 kilómetros que lo separaban de su Argentina natal a su nuevo hogar se difuminaría con un solo personaje icónico: Diego Armando Maradona .
La "mano de Dios" es la conexión argentotunecina: el árbitro del famoso gol de Maradona, el que no vio la mano del jugador ante los ingleses, Alí Bennaceur, era de Túnez. "El Diego es como un semidiós acá, y el fútbol es un deporte que mueve mucho. Hasta tenemos el mismo problema de hinchadas: no van visitantes a los estadios", cuenta Rojas.

En 2011, Rojas se fue del país junto a su mujer, Maite, con la intención de conocer África. Fueron voluntarios en Senegal, y por su pasado como exjugador de las inferiores de Lanús decidió trabajar en escuelas de fútbol. Tiempo después, buscaron un país en la misma región, "pero que tuviera playas".
Se decidieron por Túnez por su geografía y también por el idioma: Rojas y su mujer se comunican en francés fácilmente. Él vio la oportunidad en la conexión con el fútbol: "Es una liga profesional, pero con pocos equipos, porque es un país de 10 millones de habitantes que además ha tenido muchos problemas económicos y políticos en los últimos años. No hay mucho dinero, pero tiene uno de los mejores equipos de África, el Espérance Sportive de Tunis. Aunque no son económicamente poderosos como los egipcios, los argelinos o los sudafricanos, tienen mucho potencial de jugadores", describe.
Hoy viven en la capital del país junto a sus dos hijos, de tres y cinco años. Ella da clases de español y produce "viandas" de comida argentina para expatriados. Él maneja una empresa de consultoría deportiva. La bautizó Buntu, que en árabe tunecino significa gol.

Es manager de jugadores y, además, creó una especie de cantera para aspirantes. "Estamos empezando una academia de fútbol para jugadores de África de países en conflicto, como Congo y Sudán, que vienen a probar suerte al norte para ver si pueden pasar hacia Europa. Los entrenamos y, si puedo transferirlos, eso me genera un ingreso", explica.
En su tiempo libre, organiza misiones de voluntariado al norte de Túnez, en una de las zonas más pobres del país. Junta un grupo de personas que llevan comida y ropa a esas áreas. Además, su casa se convirtió en un punto de encuentro para los diez argentinos laicos que viven en el país africano (además de otros diez que pertenecen a la Iglesia Católica). "Nuestro hogar es el punto de encuentro de muchos latinos, así que cada fin de semana hacemos torneos de truco y tomamos algo de mate", detalla.
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