El Banco Central volvió a acelerar el ritmo de devaluación, pero debió vender US$90 millones de sus reservas

Ante un mercado expectante a sus señales, el Banco Central (BCRA) validó por segunda jornada consecutiva una aceleración en el ritmo de ajuste al alza que aplica al tipo de cambio oficial en relación al que había ejecutado en los últimos 10 meses. Lo hizo para tratar de quitarle combustible a la inflación y generar las condiciones para que el Gobierno pueda mostrar menores deteriores de los ingresos (en relación al dólar) de cara a las elecciones para mejorar sus chances, apuestas que -en ambos casos- resultaron fallidas.

La entidad permitió que el dólar mayorista cierre la jornada a $101,54 para el tipo vendedor, tras haberse operado en buena parte de la jornada a $101,51, es decir, cerrando 12 centavos por encima del cierre de $100,42 (+14 centavos) previo al feriado, que sorprendió y sembró dudas entre operadores, que temieron que esa suba haya estado vinculada la inactividad del día siguiente. “Será clave monitorear lo que haga el BCRA para ver si efectivamente ya estamos transitando una nueva senda en el ritmo de depreciación del peso argentino”, había sostenido esta mañana en su tradicional reporte diario la consultora Delphos Investment, reflejando esa sensación.

El presidente del BCRA, Miguel Pesce, había anticipado al mercado la semana pasada (al exponer ante industriales) que daría vía libre próximamente a una aceleración en el deslizamiento del dólar comercial “a medida que baje la inflación”.

Sin datos que indiquen que esa precondición se haya dado aún, en el mercado coinciden en creer que la medida se anticipó para que la entidad no deba invertir una cantidad de reservas que agudice el stress que esta tenencia vuelve a sufrir a 13 meses de haberse tenido que manejar “sin liquidez” por varias semanas, y sólo para que siga ajustando a razón de cuatro o cinco centavos por día, como lo hizo por largos meses erosionando notablemente la competitividad del peso.

El ritmo de ajuste que el tipo de cambio (TC) oficial registra en la actual semana, de mantenerse, supondría una tasa de devaluación del peso del 33% promedio anualizada que más que duplica a la del 16% de actualización que esta variable había mostrado en promedio durante el segundo y tercer trimestre del año.

“Ya se observan indicios de una aceleración en el ritmo deslizamiento validado por el BCRA, algo que era anticipado por los operadores, y habrá que evaluar si resulta una estrategia definitiva que apunta a reducir la brecha cambiaria en vista a facilitar un acuerdo con el FMI o si es la antesala de algún saltito como el verificado en enero del 2014, ya que, pese a la aceleración, sigue el saldo mayoritariamente negativo en las intervenciones”, observó el analista financiero Gustavo Ber.

El achicamiento progresivo de la brecha se ve facilitado, además, por la tendencia declinante que muestran los dólares financieros (caen del 2% al 3% en la jornada) y el paralelo (baja a $197 para la venta, otro 0,5%), en un mercado condicionado por la mayor demanda de pesos tradicional de fin de año, dado los compromisos que las empresas enfrentan para pagar aguinaldos y anticipos vacacionales, entre otras cosas.

La nueva aceleración, que hace que el dólar mayorista acumule un avance de 38 centavos en lo que va de la semana (dos centavos por encima del ajuste que registró en toda la semana previa), se verificó en una rueda en la que el volumen operado de contado se amplió hasta los US$842,708 millones (+6% respecto a la jornada previa) y en la que el BCRA debió aportar otros US$ 90 millones (10,6% del total negociado) de sus reservas propias, que acentúan de esta manera su tendencia a la declinación y se sumergen en niveles cada vez más críticos.

Vale recordar que, con la venta del día, el BCRA acumula en la semana ventas netas por unos US$130 millones, que se elevan a los US$340 millones en lo que va del mes cuando en igual lapso de 2020 a esta altura mostraba un saldo neutro por intervenciones.