El tambo uruguayo Lapataia está en busca de un comprador
Su propietario, Alfredo Yobino, no consigue refinanciar su pasivo con los bancos
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La industria láctea uruguaya no escapa de la crisis por la que atraviesa la economía del vecino país, contagiada en gran parte por el efecto tango provocado por la devaluación del peso en la Argentina.
Lapataia, un tradicional tambo ubicado a pocos kilómetros del balneario de Punta del Este, fue puesto en venta por su propietario, Francisco Yobino, ante las dificultades existentes para afrontar el endeudamiento que mantiene, principalmente, con dos entidades financieras estatales uruguayas.
"Estoy en busca de la venta parcial o total, incluso el arrendamiento del establecimiento y de la marca, ya que pese a que exportamos a Brasil y a Estados Unidos, los costos son altos y no alcanza", manifestó Yobino en diálogo telefónico con LA NACION, desde Uruguay.
El establecimiento, que fue abierto hace 17 años, cuenta con 45.000 hectáreas, 2500 metros cuadrados, donde se encuentran un tambo, las fábricas de dulce de leche y quesos, además de un anfiteatro donde se desarrollan diversos espectáculos artísticos. Exporta sus productos a Brasil, su principal mercado, además de la Argentina, Paraguay y, más recientemente, Estados Unidos.
Es un tradicional lugar de visita turística de quienes se acercan a Punta del Este, ya que se trata de un lugar de puertas abiertas, donde se pueden recorrer las instalaciones, observar animales, realizar cabalgatas, degustar los productos alimenticios que allí se elaboran e, incluso, asistir a algunos de los numerosos festivales de jazz que tradicionalmente se realizan todos los años.
"Tenemos una deuda comercial de unos 300.000 dólares, y con los bancos estatales República Oriental del Uruguay, por 380.000 dólares, y con el Banco de Crédito, por otros 600.000 dólares. Pese a que son bancos de inversión, no conseguimos refinanciar los 140.000 dólares que tenemos vencidos, ya que lo otro son créditos a unos 4 años. Es decir que, en total, será 1,3 millón de dólares lo que se adeuda", comentó preocupado Yobino.
Dificultades climáticas
Las dificultades en las actividades de Lapataia vienen de tiempo atrás, en principio por cuestiones meramente climáticas, ya que entre octubre de 1999 y abril de 2000 se registró una pronunciada sequía en la zona, tras lo cual se produjo un diluvio que duró varios meses. "Tuve que vender hacienda y esto me afectó la producción, ya que después tuve que comprar leche a otros tambos de la zona", señaló el propietario del establecimiento.
Devaluaciones en el Mercosur
Durante la década del 90, Lapataia tenía ingresos mensuales del alrededor de 1,5 millón de dólares, pero en dos años esa facturación cayó prácticamente a la mitad, especialmente a partir de la devaluación en Brasil, en 1999, cuando la explotación perdió capacidad de exportación. Posteriormente, la devaluación argentina le dio prácticamente el golpe de gracia.
"Los precios están ahora más bajos en la Argentina, lo que nos hace más difícil vender a ese mercado, pero también cayeron fuertemente las visitas de los turistas de su país. Fíjese que en los 17 años que estamos pasó más de 1,6 millón de personas por el establecimiento, con un promedio de 100.000 visitantes por mes en alta temporada y de entre 30.000 y 40.000 en el resto del año", puntualizó Yobino.
Precursor del agroturismo en la zona, el tambo Lapataia también innovó con la realización de festivales de jazz, con la participación de destacados artistas internacionales. La explotación agropecuaria permite el procesamiento de unas 450 toneladas de leche por año, es decir, unas 40 mensuales, además de producir de entre 3000 y 4000 litros de queso, pero también tiene posibilidades de elaborar yogures.
"La marca es lo más importante que tiene Lapataia, razón por la cual se le pueden añadir 4 o 5 productos más, como, por ejemplo, alfajores rellenos con nuestro propio dulce de leche", se entusiasmó Yobino al referirse a las posibilidades futuras.
"Estoy en busca de un inversor que no quiera llevar su dinero al área financiera y creo que la deuda bancaria se puede renegociar al 50 por ciento, con lo cual el pasivo es mucho menor", manifestó el empresario.
Por Por Horacio Daniel Heugas<br/>De la Redacción de LA NACION
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