
El viento, energía que no ensucia
La generación eólica se presenta como una importante alternativa para evitar la contaminación
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La Argentina triplicó la generación de energía eólica en este año.
Ya se han instalado 11 megavatios (MW) en todo el país, pero las inversiones que se realizarán en los próximos años por sumas cercanas a los 3000 millones de dólares permitirán llegar al 2010 con 3000 MW instalados, según datos de la organización ecologista Greenpeace.
Gran parte de estas inversiones está sujeta a la pronta aprobación de leyes que regulen en el país el mercado de generación de energía de ese tipo.
Según estimaciones de Greenpeace, la energía que produce el viento podría generar hasta el 30 por ciento del total de lo que se consume en el país sin que haya problemas de abastecimiento, y proyecta que en 5 años la Argentina contaría con más 500 MW de capacidad instalada.
La energía eólica se basa en la utilización del viento como materia prima para su generación.
"Es una fuente renovable que asegura la inagotabilidad de su abastecimiento y además es limpio, no produce contaminación ambiental", explicó a La Nación Juan Carlos Villalonga, encargado de los temas energéticos en Greenpeace.
Sin límites
Este tipo de energía, generada con un recurso renovable, tiene amplias aplicaciones, desde pequeños generadores para brindar suministro eléctrico a instalaciones de bajo consumo en sitios donde la red eléctrica comercial no llega hasta los grandes parques para generación de electricidad, que luego es entregada a la red de distribución nacional.
La energía del viento crece a un ritmo del 20% anual en todo el mundo, y su potencial global es aproximadamente cinco veces el consumo actual de electricidad.
Los países con mayor desarrollo de potencial eólico son Alemania, que tiene 1674 MW instalados, EE. UU., con 1590 MW, Dinamarca, con 927 MW, la India, con 825 MW, y China, con 200 MW.
La Patagonia, a la cabeza
En la Argentina, las zonas verdaderamente aptas para la generación de energía eólica son, en primer lugar, la Patagonia y luego la zona de la costa atlántica, en la provincia de Buenos Aires, debido a la dirección, constancia y velocidad del viento, tres variables que se dan en forma casi simultánea y en óptimas condiciones, lo que caracteriza a la zona como una de las regiones de mayor potencial eólico del planeta.
La velocidad del viento para la generación de energía eólica se mide en metros por segundo (m/s) y en cualquier zona donde haya una velocidad de más de 4 m/s se puede instalar un generador.
Los parques eólicos europeos se instalan donde hay un promedio de vientos que superen los 7 m/s, y en la Patagonia la velocidad promedio es de 9 m/s.
Quienes se oponen al viento como recurso para generar energía señalan como puntos en contra al desarrollo de esta energía, en primer lugar que la imprevisibilidad del régimen de los vientos hace inestable el suministro de energía y su imposibilidad de acumularse.
Pero Juan Carlos Villalonga aseguró que "si bien por el momento son puntos casi imposibles de resolver, con el desarrollo de las tecnologías se terminará el impedimento para utilizar todo el potencial del viento. El hidrógeno se perfila como la mejor alternativa de almacenamiento del viento".
Los precios del equipamiento están en permanente caída, lo que hace que los costos de generación sean cada vez más competitivos. Según datos de Greenpeace, los precios de generación cayeron un 75% en los últimos 10 años, "en los 80 el costo de una máquina eólica era de 3000 dólares por Kw y producía electricidad por algo más que 20 centavos de dólar el Kw-hora. Ya entrando a los 90, las máquinas comenzaron a ser más grandes y eficientes y su costo de capital, incluyendo instalaciones, cayó a cerca de 1000 a 1200 dólares por Kw", explicó Villalonga.
Oscar Balestro, representante de N.E.G. Micon, la marca danesa de generadores eólicos, explicó a La Nacion que "la cantidad de molinos que necesita un parque eólico depende de la velocidad promedio del viento en la zona, para calcular la producción de cada molino, y la cantidad de energía que se compraba, que es lo que van a tener que reemplazar".
El especialista señaló que "en cuanto haya una ley que regule la actividad la marca comenzará a pensar en instalar una fábrica de molinos en la Argentina", según estudios de Greenpeace, para el año 2005 habrá 1000 MW instalados, es decir unos 2000 molinos, a lo que Balestro agregó que "eso significa por lo menos la necesidad de 3 fábricas en el país".
Propuesta
Greenpeace señala en sus estudios que para que se dé una transformación tecnológica de reconversión de generación de energía es necesario que el Gobierno colabore con la introducción de impuestos a la contaminación para los combustibles fósiles y la eliminación de los subsidios a la energía nuclear, a la explotación petrolera y a los combustibles fósiles.
La entidad sugiere también que el mercado eléctrico mayorista compre toda la producción eólica que se genere.
Y establecer un precio justo para la generación eólica aplicando un reembolso de 1 centavo de dólar por KW eólico suministrado a la red.
Greenpeace asegura que si por medio de una ley se disponen medidas que favorezcan el desarrollo de esta tecnología, no sólo se logrará controlar de algún modo el tema de la contaminación, sino que se generarán varios puestos de trabajo.
Según el Wordwatch Institute, para producir 1000 GWH por año se requieren 542 trabajadores en los parques eólicos, contra 100 de la energía nuclear.
Posibilidades de crecimiento
Los informes de Greenpeace señalan que el desarrollo de la energía eólica en la Argentina generaría el desarrollo de actividades industriales tales como la producción de equipos generadores, bases, grúas, transformadores, líneas eléctricas, tableros y sería una importante fuente generadora de empleo.
Y no debe dejarse de lado la posibilidad de exportar energía eólica. Según el experto alemán Carl J. Winter, secretario del Comité Técnico de Tecnologías del Hidrógeno de la Organización Internacional de la Normalización (ISO), la Argentina podría convertirse en un gran exportador de energía no convencional si desarrolla el gran potencial que tiene en energía eólica en la Patagonia.
"Si hacemos los cálculos, la Patagonia por sí sola está en condiciones de generar suficiente energía como para abastecer al mundo entero en los actuales niveles de consumo", afirmó Winter.
El Congreso, indiferente a las nuevas tecnologías
En la Argentina hay dos proyectos de ley que propician el desarrollo de fuentes de energía eólica como una de las alternativas no contaminantes.
Pero sus autores deben luchar para que el tema tenga un lugar entre los temas de discusión de las Cámaras.
Uno de los proyectos es el del senador Daniel Baum (PJ Neuquén), que propone que se financie el desarrollo de la actividad por medio de créditos cuyos intereses serían subsidiados por el Estado Nacional.
"El Poder Ejecutivo podrá asignar anualmente hasta 5 millones de pesos para subsidiar hasta el 50 por ciento de la tasa de interés por créditos que otorgue el Banco Nación para financiar inversiones en centrales eólicas o solares", destaca la iniciativa.
Explicó en su proyecto que "los sistemas convencionales de generación termoeléctrica queman combustibles generando polución ambiental, elevan la temperatura media del planeta, deterioran el agua potable y también provocan enfermedades con alto costo social y económico".
"Esos combustibles -agrega- son elaborados a partir de recursos naturales no renovables como carbón, petróleo y gas, todos en proceso de extinción y cuya sustitución deberá ir implementándose."
Diputados
Desde la Cámara baja también se impulsa un proyecto. El diputado del PJ José Corchuelo Blasco y el de la UCR Víctor Fayad intentan reemplazar por completo "la generación de energía de origen sucio -hidrocarburos y nuclear-, por energía limpia, como es la eólica", según indicó.
Corchuelo Blasco explicó que "la energía eólica producida por el viento es renovable y no contaminante, y su rol principal es la generación de electricidad que se destina para alimentar redes de distribución eléctrica".
El diputado chubutense destacó que su iniciativa no sólo trata de evitar la contaminación sino también lograr un crecimiento económico de esa industria en la Argentina. Asegura que con una ley que establezca las reglas de juego "los proveedores de equipo instalarán sus fábricas en el país".
En ese sentido planteó "la conveniencia de eximir de todo gravamen impositivo a la fabricación nacional, teniendo en cuenta que ello generará fuentes de trabajo y desarrollo regional".
Greenpeace apoya el proyecto de Corchuelo Blasco y de Fayad, que ya tiene la aprobación de la Comisión de Energía de esa Cámara.
Parques eólicos en el país
- Pico Truncado (Santa Cruz): 1000 Kw instalados. El parque pertenece a la municipalidad.
- Comodoro Rivadavia (Chubut) 6500 Kw instalados. Es de la empresa Pecorsa. Su producción es para la distribución local.
- Rada Tilly (Chubut): 400 Kw instalados. Es propiedad de la Cooperadora de Servicios de Rada Tilly, su producción se vende a la Cooperativa de Comodoro Rivadavia. Tiene 1 generador.
- Río Mayo (Chubut): 120 Kw instalados.
- Tandil (Buenos Aires: 800 Kw instalados. Es de la Cooperativa Eléctrica de Tandil-Azula Limitada. La generación se destina a la red local y el excedente se lo vende a Eseba. Cuenta con dos molinos generadores.
- Punta Alta (Buenos Aires): 400 Kw instalados. Es propiedad de la cooperativa eléctrica del lugar y la producción es para la red local.
- Cutral-Có (Neuquén): 400 Kw instalados. La Cooperativa Eléctrica de Cutral-Có vende a la red local la producción de su generador.
- Arragueira (Buenos Aires): 750 Kw. La Cooperativa local distribuye la producción en la zona.
- Mayor Buratovich (Buenos Aires): 1200 Kw.






