Los costos laborales de la Argentina son los más altos de la región
Por cada $ 100 que recibe el empleado, el empleador paga 150; casi un tercio del salario se lo llevan los aportes a la jubilación y la obra social, entre otros
Aquello que paga el empleador pero que no recibe el empleado en su bolsillo es lo que se llama costo laboral, y una discusión caliente durante toda la semana que pasó.
“Costo laboral incluye todo pago por el trabajo del trabajador, pero en realidad es mucho más que lo que generalmente se analiza”, dice Nuria Susmel, economista de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL). “Se suele tener en cuenta para el cálculo el salario bruto y aportes patronales, ART y vacaciones, pero para cada sector y empresa hay otros costos que vienen de los convenios colectivos, por ejemplo uniformes, controles médicos, viáticos, viandas, feriados compensatorios, etc., y que dependen del sector y a veces del tamaño de la empresa.”
El neto es dos tercios del bruto
Por cada 100 pesos que recibe el empleado en el bolsillo, el empleador debe pagar 150, según cálculos de Andrés Edelstein, socio del departamento de Impuestos de PwC.
Esto significa que tanto el empleado como el empleador suelen sentir una cierta disconformidad con respecto al salario: mientras que el empleador hace el esfuerzo para pagar el salario, el empleado percibe que se queda corto.
En seguridad social, es decir, jubilaciones, las contribuciones patronales son del 17 o del 21 por ciento, mientras que los aportes que paga el empleado son el del 11 por ciento. En un sistema que está desfinanciado, son porcentajes difíciles de reducir.
Para bajar los costos laborales, los especialistas concuerdan en que un paso muy importante es lograr que pase a la formalidad una porción importante del 34% de trabajadores asalariados que están “en negro”. “Hay un círculo vicioso: existe un nivel alto de informalidad porque las cargas sobre el salario son altas, pero, por otro lado, no se pueden bajar porque son pocas las personas que sostienen a la seguridad social”, dice el especialista de PwC. “Habría que pensar en un plan de reducción progresivo y ver cómo responde el mercado laboral”.
“A nivel tributario, si se amplía la base imponible gracias al blanqueo laboral, se beneficia la caja previsional”, afirma el contador Santiago Sáenz Valiente, del estudio que lleva su nombre. “Si aumenta la cantidad de empleados registrados mejora la recaudación para la jubilación.”
Concuerda con las políticas que está evaluando el Gobierno en el sentido de “transparentar” a aquellas personas que están en la informalidad. Tal como anunció LA NACION el viernes pasado existe un plan para subvencionar durante tres años los aportes de los nuevos empleados que se sumen al mundo de los trabajadores formales. El límite para el cálculo de este beneficio son los salarios brutos de hasta 12.000 pesos.
Productividad, regular menos
Hay otros factores que también influyen en el costo o inversión en el trabajo. “No es solo salario, sino también productividad”, dice el economista jefe de FIEL, Juan Luis Bour. “Por ejemplo, la cantidad de productos por unidad. Si el costo laboral es alto, pero la productividad es alta, entonces el costo laboral en realidad es bajo.” Como ejemplo, dice que en Alemania hay un costo laboral alto, con altísima productividad y alta inversión en tecnología, por lo que el resultado final es competitivo.
El último informe de competitividad del World Economic Forum que contempla 2015-2016 no muestra a la Argentina atractiva y productiva para los inversores. A pesar de que el país tiene la ventaja de estar en el puesto número 39 entre 140 países en educación y entrenamiento está prácticamente última en materia de eficiencia del mercado laboral, llegando al puesto número 139. La inflación, el tipo de cambio, el acceso al financiamiento, los impuestos, la corrupción y la burocracia, entre los principales problemas para hacer negocios en este país.
Específicamente en relación con el mercado laboral, la Argentina está en el puesto número 135 en prácticas de contratación y despido, última en impuestos al trabajo y 130 en productividad general.
“Para dar un ejemplo, en el sector petrolero el costo de una cuadrilla puede ser el doble, el triple o hasta cuatro veces lo que cuesta en México. La explicación es no solo porque en la Argentina se pagan salarios un poco más altos, sino que las cargas son más altas y además los convenios colectivos también tienen cláusulas especiales que encarecen los costos y no son flexibles. Eso hace que en otros países la actividad se pueda llevar adelante a un costo menor”, agrega el economista de FIEL.
Riesgos del trabajo
“El costo de las ART es particularmente alto”, dice Bour. El promedio está en un 3,7% de la remuneración bruta, aunque hay actividades en donde la prima es mas alta, del 10 o 15 por ciento. “Cuando se dio inicio a este sistema, a mediados de los años 90, la prima que se pagaba estaba cerca del 1,5%. Esto es costo para el empleador y que no significa más salario para el trabajador”.
La disminución de la litigiosidad está contemplada en el proyecto que actualmente está en el Congreso y que tiene media sanción.
Las obras sociales
“Un problema de costos laborales es lo que se llama duplicaciones”, explica el abogado Julián de Diego. “Para la obra social sindical, el empleador paga el 6% del salario y el trabajador, el 3%. Es decir que la obra social obligatoria, se lleva el 9 % de la remuneración. Sin embargo, ante un problema con algo de complejidad, las personas recurren al hospital público o a una prepaga”. De Diego habla de una “sana competencia” entre obras sociales necesaria para su buen funcionamiento, con la posibilidad también de que los trabajadores puedan optar por qué sistema de salud prefieren: público, privado a través de prepagas, o en el caso de alguna obra social sindical, cuál de ellas.
“Hoy hay un desorden total en el tema de la salud”, afirma el laboralista. “Hay obras sociales sindicales que funcionan bastante bien, pero salvo algunas excepciones la mayoría está quebrada o no funciona. Hay que hacer una depuración”, sentencia.
Al respecto, desde la CGT Héctor Daer, uno de sus dirigentes, se opuso a la baja de los costos laborales y dijo que “nadie puede decir que es ridículo algo que financia la seguridad social”.
“Cuando no se pueden bajar los impuestos y los demás elementos de los costos del trabajo, el mercado termina equilibrándolos a través de la devaluación para de esta manera bajar el salario en dólares”, opina Bour. El costo entonces lo pagan los asalariados con su remuneración, que decrece en moneda estadounidense. “Es la forma en que tradicionalmente la Argentina salió del problema”, agrega, pero está lejos de la salida ideal.
Los expertos coinciden en que la Argentina ideal es un país en el que los trabajadores ganan cada vez mejor porque aumenta la productividad y la competitividad, no solo por las habilidades de las personas , sino también por la investigación y desarrollo que llevan a una mejora continua y la tecnología que se incorpora a los productos.
También, agregan, que los costos se reducen por la eficiencia en el transporte y la distribución, o de la logística en general, y porque la infraestructura a nivel país hace que la producción sea cada vez más eficiente comparada con otros países de la región y del mundo. En resumen, buenos salarios, pero costos laborales más competitivos.