Georgieva está muy contenta, ¡Y nosotros también!

El viernes pasado, por 132 votos contra 121 del oficialismo y una abstención, la oposición logró que la Cámara de Diputados no aprobara el presupuesto nacional para 2022, que el Poder Ejecutivo había enviado en septiembre pasado. Se seguirá utilizando el presupuesto de 2021, pero el gobierno presidido por Alberto Ángel Fernández no podrá seguir apelando a las facultades discrecionales incluidas en el presupuesto vigente.

Minutos después del referido resultado legislativo, el Presidente de la Nación y su ministro de economía se comunicaron con Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI. No fui testigo del evento; tampoco estuve en la entrevista de Guayaquil, pero no es difícil imaginar el diálogo que en 1822 mantuvieron José de San Martín y Simón Bolívar.

Más allá de haber puesto cara de póker, como corresponde a una funcionaria internacional, supongo que mientras escuchaba a Fernández-Guzmán, íntimamente Georgieva debía estar más que satisfecha, conjeturando que probablemente estemos delante del primer acto de realismo fiscal en mucho tiempo.

Independientemente de lo que diga y actúe el oficialismo, tanto en las PASO como en la elección propiamente dicha, el resultado fue contundente. Dicha contundencia tuvo consecuencias inmediatas sobre la composición de las cámaras legislativas y, por ende, en la votación. A propósito: los flamantes diputados que tienen formación económica mostraron en el debate que el oficialismo no tiene una sola espada para confrontarlos, falencia que cuando tenía mayoría absoluta pasaba más desapercibida.

¿Demora esto el acuerdo con el FMI? No quiero aburrir al lector, pero desde hace mucho tiempo vengo sosteniendo que en este caso ninguna de las partes tiene apuro: el gobierno argentino, porque sabe que no tendrá fondos frescos; la directora gerente del FMI, porque sabe que lo que se acuerde tendrá que defenderlo en el directorio de la institución, donde la están esperando el resto de los países deudores, que exigirán igual tratamiento.

Gracias al resultado de las urnas, el Congreso tiene un rol importantísimo, que está jugando. Limitar los excesos, forzar a que se revisen las utopías, etc. Seguimos llenos de problemas, pero lo que se está logrando no es poco. Bienvenida la legislación útil, aunque sin olvidar que a corto plazo los resultados pueden ser modestos porque seguimos inmersos en un contexto de fuerte incertidumbre.