Henrique Capriles representa la primera gran amenaza para Chávez
CARACAS— Henrique Capriles es un maratonista delgado y gobernador opositor que ha logrado algo que ningún otro político venezolano ha podido en los últimos 14 años: representar una amenaza seria para el presidente Hugo Chávez.
El domingo, los venezolanos votarán en una elección presidencial cuyo desenlace no está garantizado, algo que no ocurría desde 1998, cuando Chávez llegó al poder.
Los sondeos varían ampliamente en parte porque los venezolanos desconfían de las empresas encuestadoras. Algunos le otorgan a Chávez una ventaja de 10 y hasta 20 puntos mientras que otros indican que la carrera presidencial está casi empatada.
Consultores 21, una encuestadora respetada, reveló el martes su último sondeo antes de los comicios que le da a Capriles 48,9% de la intención de voto y a Chávez 45,7%.
En todas las encuestas, sin embargo, Capriles ha estado ganando terreno. Aunque el mandatario sigue siendo favorito, Capriles parece encaminado a obtener el mejor resultado de un candidato opositor a Chávez hasta la fecha, un desenlace que probablemente lo dejará como el líder de la oposición durante varios años.
Una elección reñida en este país altamente polarizado podría repercutir mucho más allá de Caracas. Venezuela posee las mayores reservas petroleras del mundo, según la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), y cualquier tumulto podría disparar los precios del crudo.
Nadie puede asegurar que Chávez aceptará una derrota estrecha. Las tensiones se intensificaron el pasado fin de semana cuando tres activistas de la oposición murieron a tiros cuando la campaña de Capriles intentó ingresar a un barrio pobre y fue interceptada por los partidarios de Chávez. El gobierno ha detenido a tres personas a raíz del incidente, pero no ha divulgado más información al respecto.
La oposición planea contar con al menos dos testigos electorales en cada centro de votación para fiscalizar que los votos se cuenten correctamente. Una razón que alimenta la desconfianza es que la entidad de cinco miembros que supervisa los comicios está integrada por simpatizantes de Chávez, con la salvedad de un miembro opositor.
Una derrota de Chávez transformaría el panorama político en América Latina. Durante la última década, ha sido el líder más prominente de la región, un estandarte de la oposición a Estados Unidos y un símbolo de la izquierda populista que gobierna en Argentina, Bolivia, Ecuador y Nicaragua.
Capriles, un católico devoto de 40 años apodado "el flaco", promete normalizar las relaciones con Washington y el sector privado, que se ha visto seriamente afectado por una ola de nacionalizaciones durante la gestión de Chávez.
Pero el ascenso del gobernador en las encuestas tiene poco que ver con la posibilidad de enmendar las relaciones con el Tío Sam o el empresariado. Capriles, en cambio, ha dado con una fórmula exitosa para desafiar al presidente populista: adoptar una postura izquierdista en los temas económicos y resaltar el populismo.
Capriles ha prometido mantener el énfasis de Chávez en los pobres y en los programas de gasto emblemáticos de su gobierno, las llamadas "misiones" que proveen desde alimentos subsidiados y vivienda hasta cuidado médico básico gratis y pensiones. "Tenemos que mejorar, fortalecer y legalizar las misiones", dijo en una entrevista el nieto de sobrevivientes del Holocausto, quien se considera como un candidato de centro-izquierda.
El equipo económico de Capriles también se ha comprometido a invertir US$100.000 millones en infraestructura e iniciar un programa de transferencia de fondos para los pobres que sigue los modelos de México y Brasil. También quiere elevar el salario mínimo e indexarlo a la inflación, una medida que preocupa a los economistas en un país que tiene una de las tasas de inflación más altas del mundo.
Julio Borges, líder del partido Primero Justicia, señala que un gobierno de Capriles intentará hacer más eficiente el gasto social, pero expresa sin tapujos el mensaje que resuena políticamente en este país de 29 millones de habitantes: "Nuestro movimiento se llama Justicia Primero, no Mercados Primeros", insiste.
Chávez ha dicho a sus simpatizantes que Capriles miente cuando promete mantener en pie los programas sociales. En una entrevista televisada el domingo, el presidente denunció que su rival no es sincero. "La derecha ha tenido que disfrazarse de izquierda", aseguró indignado. Su mensaje podría estar dando resultado. Según Consultores 21, cerca de 44% de los venezolanos cree que una victoria de Capriles terminará con las dádivas sociales.
A pesar del ascenso de Capriles, el carismático mandatario sigue siendo el favorito para este domingo, gracias a una diestra combinación de garrotes y zanahorias. El gobierno destinó US$30.000 millones a los programas sociales sólo el año pasado, incluyendo los edificios de apartamentos para los pobres, según datos oficiales. El gobierno controla además la mayor parte de las cadenas de radio y televisión.
En ocasiones anteriores, los candidatos opositores han demonizado a Chávez, convencidos de que a la mayoría de los venezolanos les disgustaba tanto como a ellos. Pero ofrecían poco a los ciudadanos que simpatizaban con el mandatario.
Capriles, en cambio, parece decidido a conquistar a los partidarios de Chávez. Durante su campaña, ha visitado más de 300 barrios pobres y ha dicho a la multitud que el presidente hizo lo correcto al poner a los más necesitados primero, pero que su gobierno ha sido desorganizado y corrupto.
El candidato es recibido como una estrella de rock incluso en los bastiones chavistas, asediado por las mujeres que quieren tocarlo o besarlo. Una admiradora, que dijo que quería saber a qué sabía el candidato, lo mordió en la mano.
En sus intervenciones, Capriles se enfoca en los males cotidianos que asedian a los venezolanos, como los cortes de luz y la escasez de alimentos, marcando un contraste con las metas usualmente ostentosas del presidente.
"El pueblo nos ha dicho sus problemas. Su problema en los servicios públicos, su problema con los apagones, su problema de vialidad... de falta de liceos... de no construir viviendas que se ofrecen", dijo Capriles durante una reciente parada en el estado de Barinas, de donde es Chávez.
Aunque pierda esta elección, Capriles podría tener otra oportunidad. Chávez, que lucha desde hace dos años contra un cáncer, podría estar seriamente enfermo. Su salud es un secreto de Estado en Venezuela y si fallece en los primeros cuatro años de su mandato, la Constitución exige que se realicen nuevas elecciones.
Capriles resta importancia a su origen como hijo de empresarios adinerados y habla, en cambio, de sus abuelos y su familia materna, judíos polacos que sobrevivieron el gueto de Varsovia antes de emigrar a Venezuela con un maletín con ropa y un rollo de película que el abuelo del candidato usó para abrir lo que luego se convertiría en la cadena de cines más importante del país.
Capriles solía ser un muchacho tímido y regordete, revela uno de sus mejores amigos del colegio, Alejandro Barrios, quien cuenta que cuando eran adolescentes, Capriles le dijo que quería ser presidente. "Me maté de la risa", dice Barrios. "Era un tipo normal".
Luego de estudiar derecho, Capriles se transformó en el miembro más joven de la historia del Congreso venezolano, cuando fue electo en 1998, el mismo año en que Chávez ascendió al poder.
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