Industria automotriz: siguen las demoras en las importaciones y los autopartistas reclaman por los plazos de pagos

CÓRDOBA.- Desde la industria automotriz -terminales y proveedores- aseguran que están dentro de las “generales de la ley” respecto de las demoras para las autorizaciones de importaciones. Los fabricantes indican que afrontan complicaciones, pero logran “superarlas”; los autopartistas aseguran que mientras las SIRA (Sistema de Importaciones de la República Argentina) “con problemas, pero van saliendo”, los inconvenientes se centran en los plazos de pagos. Al final de cuentas, todos coinciden en que el esquema es “una olla a presión”.

Las automotrices señalaron que no están exentas de problemas, pero que logran resolverlos. “Nos van liberando”, dicen en referencia a la mesa que decide sobre las SIRA y que está integrada por el Banco Central, la Aduana y la secretaría de Comercio.

Respecto de los pagos, están en plazos menores a los que manejan sus proveedores, pero admiten que hay inconvenientes y que se trabaja sobre la base de “parches” y de “adelantos de importaciones” por la incertidumbre.

A comienzos de noviembre último, en la Conferencia Industrial de la UIA, el ministro Sergio Massa hizo varios anuncios, entre ellos la incorporación del director ejecutivo de la UIA, Diego Coatz, a la mesa que resuelve las SIRA para que aportara los datos de las necesidades más urgentes. “Hasta ahora no se dio”, indican los empresarios. LA NACION consultó a la Secretaría de Comercio, que no precisó cuándo se haría operativa la decisión.

El presidente de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC), Norberto Taranto, apunta que la demora en las autorizaciones de las SIRA “mal que mal, se va solucionando, todo muy lentamente”. Y añade: “Eran mejor las SIMI [Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones, rigió hasta octubre], se conseguían más rápido”.

Igual que las terminales, los autopartistas subrayan que la cadena de producción “tiene riesgos de corte, se trabaja al filo de los tiempos”. Taranto admite que, por las demoras, las empresas piden, en muchos casos, “más de lo que precisan pero no por especulación ni aprovechamiento, sino por la incertidumbre, porque se requiere trabajar con stock”.

Además, comenta que en el mercado de reposición “hay cierto plafón de espera por el stock de distribuidores y casas de repuestos, pero todo es muy justo”.

Taranto insiste en que lo que más “sufre” el sector es el plazo para el pago: “Sale a 30 o 60 días, pero hubo momentos de 90 y de 180; ahora está más regularizado, de 90 días hacia abajo, pero los proveedores externos ponen plazos para la financiación más cortos y, con la escasez de materia prima en origen, hay quienes piden pago anticipado”.

Todas las fuentes consultadas ratifican que “no hay una constante” y que hay períodos en que sale una “ráfaga” de SIRA y después “se para todo por 10 días”. También indican que en la mesa tripartita sucede que “cuando para un integrante todo está bien, para otro hay problemas técnicos y se demora todo”. Si una importación se demora y el insumo se debe comprar a un distribuidor se paga, de base, 20% más, con lo que se alteran los costos.

“Queremos competir con el volumen del Mercosur, buscar piezas que podamos fabricar acá y ser proveedores -sostiene Taranto-. La comparación la hacemos con los brasileños, que tienen una conducta industrial constante; hoy el costo laboral empresa es similar, acá son unos US$1500 y en la misma categoría en Brasil, US$1200. Pero, naturalmente, hay algo muy perjudicial que es la brecha cambiaria, muy distorsiva”.

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