Inflación. Guzmán ratificó que frenará aun más la devaluación del peso para controlar los precios
El ministro de Economía disertó en una universidad en Catamarca
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“La inflación es un mal. Es un mal. Afecta negativamente el funcionamiento de la economía”, recalcó, micrófono en mano, el ministro de Economía, Martín Guzmán, frente a estudiantes universitarios en Catamarca. Tras repasar su gestión, dijo que para lograr alinear expectativas del sector privado en torno a una inflación del 29%, como lo prevé el presupuesto, el dólar se depreció 3,7% en enero, 2,9% en febrero, y “en marzo va a ser más bajo y va a continuar bajando”. Y aclaró: “Lo consideramos consistente”.
Si habló mucho sobre el tipo de cambio y su definición multicausal de la inflación, donde volvió a asignar a los desequilibrios macroeconómicos una jerarquización por encima de otras causas (que existen, pero son “adaptaciones”), su definición sobre la situación de las tarifas de los servicios públicos -un precio clave de la economía- fue escueta. Sólo dijo que existen objetivos vinculados al presupuesto. Todo, pese a que los mismos son objetados desde sectores afines al cristinismo -los entes reguladores ENRE y Enargas- en tiempos electorales.
“Queremos acumular reservas, pero no se puede planchar el tipo de cambio. Esto pondría presión sobe las reservas y habría un salto cambiario. Por eso hay una depreciación gradual del tipo de cambio”, estimó. El ministro dijo que su esquema de política económica está estabilizando la brecha e irá bajando. “Era de 130% en octubre y hoy está apenas arriba del 60%. Con el blue llegó a ser de 150%. Las brechas cambiarias cayeron en tan solo cuatro meses. Nunca en la historia hubo una caída de esa magnitud”, remarcó.
Guzmán afirmó que la inflación “distorsiona las decisiones de inversión, de ahorro y de producción; genera una economía bimonetaria; hace que nadie tenga ahorro en pesos; genera cortoplacismo”. El ministro afirmó que es muy difícil planear en contextos inflacionarios, y luego afirmó que para bajar la inflación es necesario resolver “los problemas estructurales de la economía”. Dijo que la inflación es un problema multicausal, que implica los problemas fiscales y las formas de financiarlos, la política monetaria y cambiaria y la disponibilidad de divisas, entre otros. Después estimó que ese contexto genera “comportamientos adaptativos”, es una economía que “es compleja”, en la que las “expectativas juegan un rol central”. Allí definió que es importante el rol del Estado para impulsar una política de ingresos.
“Para poder resolver el problema de la inflación es necesario ir a un esquema dual apuntando al mismo objetivo. Una parte es la política macro, que hay que ir ordenándola. La otra parte es la gestión del Estado, para generar una mejora de la coordinación de las decisiones económicas alineando expectativas de los participantes de la economía con aquello que la política macro dice puede ocurrir”, afirmó el ministro, que aseguró que “las distintas paritarias están cerrando en la línea de lo que el presupuesto sugiere” y que “los sindicatos están confiando en la política económica del Gobierno a la hora de determinar la pauta salarial”. Guzmán ratificó entonces la decisión oficial de que el salario le gane este año a la inflación.
En ese sentido, el ministro de Economía dijo que está trabajando con las empresas para “alinear expectativas” en los lineamientos que marca el presupuesto. “Es muy importante y es una responsabilidad colectiva”, afirmó el economista, al que le resultó sorpresivo que los hombres de negocios no conocieran que la ley de leyes pronostica un dólar comercial de $102,40 a fin de año, algo escrito desde el 15 de septiembre.
Sobre el presupuesto, volvió a remarcar el “estrecho corredor” entre dos principios que se contraponen. El rol del Estado en la necesidad de expandir la demanda agregada para que la economía crezca y la necesidad de reducir el déficit fiscal para bajar la emisión monetaria del Banco Central (BCRA). El ministro dijo que parte de la mejora de los ingresos tributarios se destinarán al gasto, que tendrá una suba real en 2021, y una parte a reducir el déficit. “La sostenibilidad fiscal es un pilar de la estabilidad económica”, habría señalado el ministro antes.
“La inflación era esperable que en los primeros tres meses del año fuese más alta. Esto tuvo que ver con la secuencia de la política cambiaria y el traspaso de los precios internacionales a los precios domésticos, todo concentrado en la ultima parte de 2020 y comienzos de 2021″, observó el ministro, que agregó que los precios internacionales subieron impulsados por la pandemia y el aumento de demanda por alimentos. Se espera que el Indec publique el jueves el IPC de febrero, que se estima arriba del 3%.
Al final de su disertación, que en gran parte tuvo foco en la reestructuración de la deuda privada, pero que casi no nombró al Fondo Monetario Internacional (FMI), afirmó que era fundamental el diálogo entre los distintos sectores de la economía para buscar construir acuerdos y consensos. “La confrontación como punto de partida no es algo que funcione bien para construir un Estado Nación fuerte”, cerró el ministro, elogiando al presidente Alberto Fernández por “su visión para saltearse la grieta”, pese a la radicalización del discurso presidencial en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso.
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