Ingresos e inflación: lograr un empate, una meta inalcanzable
Lograr al menos un empate parece ser ya una meta, más que lejana, directamente inalcanzable. En menos de un mes, devaluación brusca del peso mediante, las proyecciones de cómo cerrarán este año los ingresos de trabajadores y jubilados en términos reales (varios economistas creían que habría caídas de entre 4 y 6%) se pusieron bajo revisión y ya se sabe que se sumarán varios puntos a ese índice negativo.
En el caso de las jubilaciones, y salvo que exista alguna medida extraordinaria, la suerte está echada. Según las recomposiciones por movilidad, e incluyendo la de diciembre (de 7,7%), los haberes previsionales y las prestaciones sociales tendrán un alza nominal que rondará el 28,4%. Casi 12 puntos porcentuales por debajo de la inflación estimada por los economistas, según el último índice promedio del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), publicado por el Banco Central (40,3%).
En términos de ingreso real, eso representa una caída de 10%: si una canasta hipotética de consumo valía $100 al iniciarse el año y valdrá $140 a su finalización, entonces con $128,3 se podrá comprar aproximadamente el 90% de lo que podía adquirirse antes.
Son algo más de 17,7 millones las prestaciones que suben con ese índice: jubilaciones y pensiones, asignaciones familiares, Asignación Universal por Hijo (AUH) y otros pagos sociales. Solo para los perceptores de la AUH se anunció que habrá un refuerzo de $2700 por niño hasta fin de año.
En la fórmula de movilidad intervienen la inflación y la evolución salarial de un trimestre. Las variables se toman con seis meses de rezago y eso explica por qué, con inflación en alza, el resultado es menor poder adquisitivo.
En cuanto a los salarios, que en el primer semestre subieron en promedio 12,5% (según el índice Ripte), la expectativa está en cómo funcionarán las cláusulas de revisión o la reapertura de paritarias. En los últimos días, los bancarios lograron extender el porcentaje hasta alrededor de un 30%, con lo cual se estima que las pérdidas serán no menores para los bolsillos de los trabajadores de una economía que, con recesión, pone bajo el signo de la incertidumbre la continuidad de algunas fuentes laborales.