Jubilaciones de marzo de 2023: de cuánto serían los haberes que paga la Anses si siguiera vigente la fórmula del macrismo
La combinación de la política de subas discrecionales en 2020 y el sistema de reajustes que rige desde 2021 provocó que los haberes sean más bajos de lo que serían con la ley derogada por el Gobierno, con brechas que en marzo serán de hasta 9,5%; contra las promesas y los discursos, los ingresos previsionales acumulan pérdidas de hasta el 19,5% de su poder de compra desde enero de 2020
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El tema surge con frecuencia en redes sociales y conversaciones en diferentes ámbitos: ¿cuánto cobrarían los jubilados y pensionados de la Anses si siguiera vigente la fórmula de movilidad de la ley 27.426, aprobada en 2017, durante el gobierno de Mauricio Macri y en medio de las protestas con toneladas de piedras frente al Congreso?
En marzo próximo, bajo ese supuesto, todos los jubilados tendrían un ingreso de monto mayor al que efectivamente recibirán, y las diferencias llegan hasta el 9,5%, según cálculos hechos por LA NACION a partir de los datos oficiales que forman parte de la fórmula (ver los cuadros que acompañan esta nota, con ejemplos para diferentes niveles de ingresos). En el caso de los ingresos bajos, la brecha a favor de los que son calculados según la fórmula anterior surge al considerar el haber mensual propiamente dicho, es decir, el importe sin sumar los bonos cobrados por un grupo de jubilados de forma continua desde septiembre último, y que son producto de una política discrecional, con la que se intenta compensar la pérdida de poder de compra provocada por el cálculo de movilidad de la ley 27.609, vigente desde 2021.
La jubilación mínima
Al hacer el anuncio de la recomposición del mes próximo, el ministro de Economía, Sergio Massa, dijo que “la aplicación de la fórmula tiene un impacto de marzo a marzo de casi 125%” en el haber mínimo, y agregó que “además” de esa “mejora en la jubilación de base” se pagará “un refuerzo que mejore aún más el ingreso” para un grupo de jubilados. Pero la realidad no es la que indican esas palabras: la variación de los haberes propiamente dichos entre marzo y marzo es de 79,8%, un nivel muy por debajo de la inflación interanual estimada al tercer mes de este año. Con la fórmula no hay una mejora, sino un deterioro. El bono se agrega para compensar la caída y, al considerarlo para hacer la comparación con el haber de marzo de 2022, sí se llega a la variación de 125%, pero solamente en el caso de la jubilación mínima.
Por la actualización de 17,04% que se aplicará en marzo, el haber mínimo –que cobra el 46% de los jubilados, grupo en el cual el 85% entró al sistema a través de moratorias, porque no tenían aportes suficientes– será de $58.665,4. Y se sumará un adicional de $15.000. Si se hubiera continuado con el cálculo de actualizaciones que rigió en 2018 y 2019, el aumento sería de 20,55% y el haber mínimo sería muy levemente mayor, de $59.021. La jubilación mínima reajustada según la fórmula que se derogó hubiera sido más alta en 27 de los 39 meses del período comprendido entre marzo de 2020 (primer mes en que el Gobierno dio una recomposición) y mayo próximo (mes hasta el cual regirán los nuevos montos de ingresos).
En ese lapso, la cantidad de dinero acumulada por los haberes hubiera sido mayor en la hipótesis del escenario sin cambios. La diferencia, de todas formas, resulta más que compensada por los bonos. Pero estos refuerzos tienen al menos tres puntos cuestionables: no están incorporados al haber, con lo cual podrían ser quitados; no son para todos los jubilados, aun cuando la pérdida de poder de compra es generalizada, lo cual genera un trato desigual entre beneficiarios del sistema y un achatamiento de la pirámide de ingresos, y deben su existencia a lo insuficiente que resulta la fórmula para proteger a las jubilaciones de la inflación.
Ingresos superiores al mínimo
En casos de ingresos más altos que el mínimo, en todos los meses de los últimos años se hubiera cobrado más con la vigencia de la fórmula anterior. Eso se vincula con los ecos del ajuste de 2020: durante todo ese año, el primero de la gestión de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, se mantuvo suspendida, por decisión política, la aplicación de la fórmula de movilidad de entonces. Y, sin nueva modalidad de cálculo aprobada, las recomposiciones fueron discrecionales y diferentes según el nivel de ingresos. La variación quedó, en todos los casos, por debajo de la inflación. Y eso le permitió al Gobierno concretar un fuerte ajuste fiscal.
De la fórmula del gobierno macrista resultaba para 2020 un aumento acumulado, para todos los jubilados por igual, de 42,1%. En cambio, las recomposiciones decretadas fueron de entre 24,3% (para el haber máximo del sistema) y 35,3% (para el mínimo).
Para alguien que, por ejemplo, cobraba hasta febrero de 2020 el equivalente a dos veces el haber mínimo (en ese entonces, $28.135,86), el importe del ingreso regular (sin bonos) hubiera sido todos los meses, hasta ahora y en caso de haber continuado la fórmula anterior, mayor al que se cobró o se está cobrando. Mientras que en marzo el haber será de $111.793, en el supuesto de seguir el régimen anterior sería de $118.042, un 5,6% o $6249 más elevado. Los datos al mes de marzo de cada año correspondientes a este y a otros ejemplos pueden verse en los cuadros que acompañan esta nota.
Así, al contrario de lo prometido en campaña, los ingresos siguieron perdiendo poder de compra, luego de que entre octubre de 2017 y diciembre de 2019 habían caído un 19,5% en términos reales.
En el citado ejemplo de quien hasta el inicio de 2020 cobraba un haber equivalente a dos veces el mínimo, la suba desde enero de ese año y hasta diciembre de 2022 fue de 239,5%, mientras que la inflación resultó de 300,07%. Eso significó una pérdida de poder de compra de 15,1%. Con la fórmula anterior, la recomposición hubiera sido más alta, de 248%, y la caída del valor adquisitivo, de 13%.
Si se considera que en marzo el haber bruto será, en ese ejemplo, de $111.793, un 297,3% nominalmente más alto que el de diciembre de 2019, y se toma en cuenta una proyección de inflación para el actual trimestre de 19% –con lo cual acumularía 376,08% desde enero de 2020–, entonces la caída del poder adquisitivo llegará a 16,5% (suponiendo que alguien tiene, en el segundo momento de la comparación, $397,3 para comprar lo que antes valía $100 y que ahora vale $476,08, podrá acceder al 83,5%% de lo que podía antes). Con el haber bruto que surgiría de la modalidad macrista ($118.042), la caída real sería menor, de 11,9%.
Otro ejemplo: alguien que a principios de 2020 tenía un ingreso equivalente a tres veces el mínimo (en ese momento, $42.203,79), percibirá desde marzo $164.921. La cifra sería de $177.063 si a partir de 2020 y hasta ahora no se hubiera interrumpido la aplicación de la movilidad derogada. La brecha es de $12.142 mensuales o de 7,4%. En este caso no hay bonos compensatorios, y la pérdida de poder adquisitivo llega a 18% en el período de enero de 2020 a marzo de 2023, con la inflación proyectada a ese mes. En caso de haberse mantenido el régimen anterior, la caída del valor real habría sido de 12% y, en pesos a valor histórico, se hubiera cobrado, en todo el período, $249.172 más.
En tanto, el haber máximo del sistema, que en marzo llegará a $394.763, sería de $432.398 si hubiera seguido la fórmula aprobada en 2017. Así, se cobraría un 9,5% más ($37.635 mensuales). En este caso, el poder adquisitivo acumulará una caída de 19,5% desde 2020, en tanto que sería de 11,9% con el cálculo derogado.
Las cifras fueron calculadas por LA NACION sobre la base de los informes del Índice de Precios al Consumidor del Indec y la publicación, también oficial, del indicador salarial Ripte. Y se corresponden, con leves diferencias surgidas del redondeo de los índices, con las estimadas por estudios jurídicos dedicados al tema previsional, como Tróccoli Estudio Jurídico y Aníbal Paz-Gabriela Zurita Abogados.
Mientras que la fórmula actual contempla, en partes iguales, la evolución interanual de un trimestre de la recaudación de impuestos que van a la Anses, por beneficio, y la variación trimestral de los salarios (y tiene un tope de suba anual, vinculado con el alza de la recaudación de recursos), la que rigió en 2018 y 2019 consiste en sumar el 70% de la inflación y el 30% de la variación trimestral de los salarios formales de la economía.
La razón por la cual para el reajuste de marzo la modalidad anterior arroja un índice superior al que venia dando (y al correspondiente a junio próximo) está en el hecho de que se consideran los datos del período comprendido entre julio y septiembre de 2022, que registró la inflación trimestral más alta de los últimos tiempos (fue de 22,04%). La fórmula aprobada en 2017 preveía un rezago de seis meses entre la fecha de los datos tomados para el cálculo y el momento de la recomposición. En un escenario de inflación al alza, eso acentúa la pérdida del valor real de los ingresos (fue lo que pasó, por caso, en 2018).
¿Qué hubiera pasado si se cambiaba la fórmula desde 2021, pero se mantenía en 2020 la anterior? Hoy el haber mínimo sería de $61.630,45, y el máximo, de $451.516, es decir, los montos serían un 5,1% y un 14,4% más altos respecto de los que se liquidarán. En ese caso, el Gobierno no podría haber concretado el ajuste fiscal que significó esa suspensión, un tema sobre el cual, tras el reclamo de muchos jubilados, aún se espera la palabra definitiva de la Justicia.
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