La deuda pegó otro salto y el gobierno de Alberto Fernández marca un nuevo récord

La deuda pública alcanzó un nuevo récord en marzo, al pegar un salto de US$9731 millones y llegar a un neto total equivalente a US$376.278 millones. Eso supone un pasivo que ronda los US$8300 por habitante.

Lo hizo impulsada por los desembolsos que realizó al país el Fondo Monetario Internacional (FMI), tras haber sellado con el Gobierno un acuerdo para refinanciar el total de la deuda, y el creciente impacto que tienen las emisiones realizadas en pesos, en especial aquellas que ajustan por inflación en un contexto de precios que avanzan a mayor ritmo que el tipo de cambio oficial, que el Tesoro Nacional realiza cada 10 o 15 días para financiar el déficit.

Por la primera de estas razones, también la deuda argentina con el conjunto de los organismos financieros internacionales (incluye Banco Mundial y BID, entre otros) también alcanzó un nuevo récord, al superar los US$73.545 millones.

El dato se confirmó al actualizar anoche la Secretaría de Finanzas al 31 de marzo la información sobre el pasivo público nacional (no incluye la deuda asumida por las provincias ni la del Banco Central).

Las nuevas cifras golpean en el corazón de una discusión política. Mientras que el Frente de Todos acusa a Cambiemos de haber endeudado al país, las propias cifras oficiales muestran que ese proceso continuó y se profundizó en la gestión de Alberto Fernández.

Implica que, desde que asumió la presidencia Alberto Fernández y en un contexto de sostenido desequilibrio de las cuentas públicas, la deuda total ya aumentó en US$63.000 millones, a razón de US$2250 millones por cada mes de administración.

El informe oficial señala que el salto del mes se explica por “el incremento de la deuda en moneda extranjera en US$6434 millones y el incremento de la deuda en moneda local por un monto equivalente en dólares de US$3297 millones”. Eso provocó que el stock de deuda bruta alcance a un monto total equivalente a US$376.278, de los cuales “el 31% se encuentra en moneda local, mientras que el 69% restante es pagadero en moneda extranjera” y US$373.758 millones se encuentran en situación “normal”.

Incluso destaca los avances logrados en los últimos años al respecto, al reseñar que, con relación a noviembre de 2019 (inicio de la gestión Fernández), la deuda en situación regularizada aumentó por el equivalente a US$62.979 millones en los últimos 28 meses.

Del detalle de la información publicada surge que el mes pasado el Gobierno hizo frente a vencimientos de deuda (más ajustes contables) por US$17.559 millones, pero como a la vez recibió préstamos o emitió por otros US$28.236 millones, la deuda total se amplió en US$10.667 millones, monto que se incrementó en US$836 millones por las actualizaciones a las que obligan los papeles emitidos con CER ante la diferencia que se mantiene entre el ritmo que lleva la inflación y el ajuste cambiario, pero se atenuó en US$1822 millones por el efecto de licuación que sufre el resto de la deuda colocada en pesos tras devaluarse algo más del 3% nuestra moneda.

El desagregado muestra el impacto que la deuda en pesos indexados está teniendo en la preocupante dinámica que tomó la deuda. De hecho, casi el 40% del aumento que mostró en marzo (unos US$4242 millones) lo hizo por el impacto que la escalada del Índice de Precios al Consumidor (IPC) tiene sobre los instrumentos colocados con cláusula de ajuste CER al capital. “El stock de deuda ajustable por CER llegó a la friolera de US$71.157 millones y ya representa el 19% de la deuda total”, destaca el economista Martín Polo, jefe de estrategia de Cohen Aliados Financieros.

Hay que tener presente que algo más del 80% de las emisiones de deuda realizadas por el Gobierno para hacerse de financiamiento por vía de mercado local (ahora que se le acotó marcadamente la posibilidad de recurrir a la maquinita) fueron atadas a la inflación, una variable que -como dolorosamente está a la vista- no logra controlar. Eso quiere decir que de los 8,5 billones colocados en papeles en moneda local, algo más de 7 billones están indexados.

Por el impacto que este tipo de emisiones está teniendo en el total de la deuda pública es que el FMI recomendó al Gobierno ir discontinuando las emisiones de bonos en pesos indexados, algo que el Ministerio de Economía intentó comenzar a cumplir desde este mes. Claro que sin el anzuelo del CER, ni siquiera pudo en la última subasta lograr cubrir el monto de vencimientos de corto plazo que enfrentaba.