Plazos fijos. Las tasas del 30% reviven las opciones tradicionales
Los plazos fijos (PF) en pesos tradicionales, es decir, pactados a una tasa predefinida en el momento de la constitución, viven su "veranito" en medio de la pandemia.
El stock de este tipo de colocaciones creció en unos $ 280.000 millones (20% en promedio) desde que comenzó a fines de marzo la cuarentena ante el inicio de una ola de contagios "importados" por esos tiempos de coronavirus . Pasó de $1.459.987 millones a $1.736.050 millones en ese lapso.
Pero se amplió en $392.500 millones (29,3%) desde el "piso" que ensayaron este tipo de colocaciones a mediados de abril, cuando los bancos ofrecían tasas menores al 20% anual.
Los analistas explican que reviven gracias a un cepo cambiario cada vez más estricto, que impide o desalienta el pase a dólares, y el atractivo perdido por otras alternativas de ahorro, en medio de la incertidumbre sobre la renegociación de la deuda o el alcance final de la actual crisis económica. A eso se sumó el "lustre" que tomaron las tasas, reacomodadas al alza por disposiciones oficiales, en medio de un alivio inflacionario.
La recuperación de los plazos fijos se inició una vez el Banco Central (BCRA) impuso un "piso" mínimo a las tasas que los bancos pueden ofrecer para captar estos depósitos (fijado en relación con el porcentaje de beneficios que deben trasmitir a los ahorristas de lo que cobran por inversor en sus letras -Leliqs-), tras dejarlas caer por debajo del 20% en las primeras semanas de la cuarentena producto del schok de liquidez que recibió el mercado por la emisión para financiar al fisco y el obligado desarme de Leliqs al que se forzó a bancos fondear créditos ante la emergencia.
Pero realmente aceleró cuando universalizó ese beneficio y -en los hechos- se subió la tasa del 26,6 al 30% anual en meses de una desaceleración inflacionaria alimentada por el congelamiento de tarifas, el control al tipo de cambio y -sobre todo- la dimensión que tomó la recesión antes las restricciones impuestas a muchas actividades.
Hay que recordar que recién el 16 de abril, casi un mes después de impuesta la cuarentena, el BCRA restituyó una tasa mínima para los depósitos a plazo fijo menores de $1 millón realizados por personas físicas, el que fijó entonces en el equivalente al 70% de la tasa del 38% que pagaba a los bancos cuando le compran Letras de Liquidez (Leliqs) es decir, no menor del 26,6% anual.
En ese transcurso, los ahorristas habían desarmado plazos fijos tradicionales por unos $116.500 millones (el stock cayó de $1,46 a 1,34 billones) que, lentamente comenzaron a volver a esta clase de colocaciones.
Luego, el 29 de mayo, al mismo tiempo que amplió algo más el cepo, el BCRA elevó del 70 al 79% el margen de Leliqs trasladable a ahorristas, lo que implicó obligar a los bancos subir al 30% nominal anual (2,2% mensual) la tasa mínima ofrecida a ahorristas y universalizo su cobertura, que pasó incluir a todas las colocaciones de este tipo sin distinguir por monto ni tipo de depositante. Esa decisión consolidó la recuperación de los plazos fijos e impulsó luego su despegue.
"Desde entonces porcentualmente los que más crecen son los llamados PF mayoristas lo que no es casual, ya que la norma que le trasladó el beneficio de tasa mínima llegó al mismo momento que se les limitó más la posibilidad de acceder al dólar bursátil", explica la economista Julia Segoviano, de la consultora LCG. "Los PF mayores a $1 millón crecen 15% en términos mensuales mientras que los minoristas lo hacen a un ritmo de apenas 1% mensual", complementa su colega Juan Ignacio Paolicchi, del Estudio ECO/GO quien coincide en adjudicar ese diferencial "a las medidas que vedaron muy fuertemente el acceso al dólar MEP o el CCL" y el impacto que tuvo la regulación de tasa para ese segmento: "Para los grandes depósitos pasó de un mínimo de 15% mensual al 30% aproximadamente".
"Esos dos factores se conjugaron para provocar lo que estamos viendo hoy", dice Paolicchi.
Para Segoviano, a eso hay que sumar el impacto provocado por reportes de índice de precios que resultaron menores a las previsiones de mercado. "Esos datos coincidieron con la fijación de la tasa mínima y, luego, con su ajuste al alza, lo que ayudó a muchos ahorristas a decidirse a depositar a plazo. Eso sí,la enorme mayoría lo hace al menor plazo posible, lo que revela que leen esta relativa tranquilidad inflacionaria como circunstancial", advierte.
En este sentido los analistas celebran la recuperación de este mecanismo de ahorro, pero advierten que muy probablemente sea circunstancial. "Solo podría consolidarse si las autoridades monetarias sostuvieran en el tiempo una tasa real positiva, algo sobre lo que hay dudas dado el impacto que eso podría tener en el costo del crédito bancario, tomando en cuenta que el Gobierno activaría esa palanca para tratar de impulsar una reactivación", señalan.