Las pida o no el FMI, ¿qué reformas necesita la Argentina?
Esté o no esté presente el organismo internacional en nuestra vida económica, al país le hace falta una corrección de sus desequilibrios para poder salir del estancamiento
1. FMI. Hay una idea errada y es que la Argentina tiene que hacer mejoras en su macroeconomía solo por la presencia del Fondo Monetario Internacional. O sea, es un error pensar que si no estuviera la deuda con el FMI no habría que hacer ningún tipo de reformas. Que eso es falso lo demuestran sus más de 10 años de estancamiento económico, con una inflación en alza. Lo que sí es cierto es que esas correcciones podrían tener otros tiempos, o que las discusiones podrían serían estrictamente internas, sin tener que compartirlas con un tercer actor. Pero hay temas que no pueden esperar si el objetivo es salir del estancamiento que trae mayor pobreza.
2. Facilidades extendidas. Repasando los programas de facilidades extendidas firmados por el FMI desde 2015, hay varios puntos que se repiten. Como idea fundamental, está la de implementar una regla fiscal que permita expandir el gasto solo ante un crecimiento del PBI, como lo tuvo la Argentina hasta 2009, con el fin de que el gasto no tome una dimensión insostenible si la economía no crece. También, por el lado de los servicios públicos está la indexación de los precios de los combustibles y el aumento de las tarifas de gas para evitar ampliar los subsidios. En el caso de las empresas públicas, enviar una ley para mejorar su gobernanza y definir cuales quedarán en manos del Estado y cuales reducirán su participación. Por último, en el plano monetario y cambiario, está la idea de una nueva Carta Orgánica del Banco Central que limite el financiamiento monetario y, además, tender a eliminar los controles cambiarios y tipos de cambios múltiples.
3. Subsidios. Hay dos temas fundamentales que trascendieron esta semana y que permiten ver diferentes posiciones dentro del Gobierno. El primero es el de los subsidios energéticos y el segundo, el del sistema jubilatorio. En cuanto al primer tema, hay preocupación porque entre 2019 y 2021 el servicio de electricidad se ha abaratado en términos relativos un 50% en el AMBA para un consumo tipo y un 40% en el resto del país. En comparación con el anterior proceso de fuerte atraso tarifario (2002-2015), el ritmo de la caída actual es significativamente mayor. La contracara es el incremento del gasto público destinado a los subsidios. El año 2021 concluyó con una factura para el Estado de US$11.000 millones en subsidios energéticos, un 150% más que los US$4400 millones de 2019. Incluso, las proyecciones frente al esquema tarifario que el Gobierno propone indican que el problema se profundizaría, llegando a cerca de US$14.000 millones en 2022.
4. Jubilaciones. Los sistemas especiales traen desequilibrio e inequidad. Entre 2010 y 2020, el número de jubilaciones bajo el régimen general de Anses se mantuvo estable, pero la cantidad de personas beneficiarias bajo regímenes especiales aumentó más de 40%. Países como Polonia o Irlanda dedican 2,7% y 0,2% del PBI, respectivamente, a este tipo de regímenes. Para el caso argentino, los recursos para quienes se jubilan fuera del sistema general alcanzan, según el Cippec, el 7% del PBI. Hay mayores aportes de quienes se encuentran en esos regímenes, pero eso no llega a compensar el agujero fiscal que generan.
5. Desequilibrios. Nos puede caer mejor o peor el FMI, pero volvió a estar en el país por la incapacidad interna de corregir desequilibrios. Si el Fondo desapareciera de nuestras vidas, no lo harían así las inconsistencias macroeconómicas que hay que resolver para poder crecer.