Italia: son argentinos, arriesgaron todo y ahora son furor en la tierra del mejor helado del mundo
Invirtieron 100.000 euros en un fondo de comercio. Avanzan en expandir un “kiosco” de productos gastronómicos.

Los italianos están entre los mejores helados del mundo, por lo que venderles helados a ellos es un desafío. Los argentinos Vanina Zamoratte y Fabián Merlo lo lograron. Abrieron Vany’s, en Varesse (en el norte de Italia, a unos 60 kilómetros de Milán), y sedujeron a los clientes con el dulce de leche. A tres meses de abrir ya venden unos 70 kilos semanales.
El 15 de agosto de 2003 el matrimonio y sus tres hijos -entonces de entre 6 y 2,5 años- emigró de la Argentina. “El país venía mal, todo estaba muy negro, trabajábamos y no alcanzaba para nada; fue una decisión muy fuerte porque implicaba volver a empezar en un país donde no conocíamos a nadie”, cuenta Zamoratte a LA NACION.
Ninguno de los dos hablaba italiano fluido; Merlo -quien era chapista y pintor en la Argentina- tenía la ciudadanía y a las pocas semanas consiguió trabajo en una fábrica de motos que años después quebró y cerró.

“Desde 2017 los tiempos fueron muy duros, con la crisis del Covid-19 todo empeoró -sigue Zamoratte-. Él conseguía un trabajo y al tiempo quedaba de nuevo desocupado, tiene 48 años y eso también complica. Así que empezamos a pensar en otras alternativas”.
Entre esas posibilidades resurgió el “sueño” de tener un local que ofreciera los productos argentinos que no encontraban en la zona. En Varesse, hace unos años, había existido una heladería argentina de una chica que estaba de novia con un italiano. “Volvimos con el dulce de leche después de 12 años y fue un boom”, dice Zamoratte.
A Merlo siempre la había gustado cocinar, hizo un curso de helados artesanales y perfeccionó también sus recetas de pastelería argentina, como los tradicionales alfajores y el Rogel. Además, fueron incorporando productos “al estilo de un kiosco” (yerba mate, golosinas, dulce de leche y hasta tapas de empanadas).
“La nave insignia es el dulce de leche, solo, granizado, con nuez. Gusta y gusta mucho; los que no lo conocían lo empezaron a probar también con la pastelería. Una vez que se acostumbran lo piden”, apunta Zamoratte. También marcaron diferencia con el Banana Split “con dulce de leche y chocolate”.

Para poner la heladería la familia vendió lo que tenía: “Nos jugamos el todo por el todo”. Invirtieron unos 100.000 euros en un fondo de comercio y pagan de alquilar 1.500 euros mensuales; no hay espacio para mesas.
Vany’s ya se convirtió en la “heladería de los argentinos” y convoca a gente de zonas aledañas, incluso de las localidades suizas vecinas. Zamoratte admite que la decisión la tomaron con “temor” porque “arriesgamos todo”. Los números, por el momento, les dan bien y el objetivo es expandir el área del “kiosco”.
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