Paro general: los comercios abrieron, pero hay menos movimiento
La mayoría de los locales en la ciudad de Buenos Aires levantó sus persianas para sostener las ventas, que se vieron afectadas de manera dispar, según la zona
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Pequeños y grandes comerciantes eligieron no frenar su actividad hoy, y generaron una postal muy distinta a la que suele dejar un paro general convocado por la Confederación General del Trabajo (CGT). En un recorrido por diferentes barrios de la ciudad de Buenos Aires, LA NACION constató que restaurantes y cafeterías, farmacias, supermercados y tiendas de indumentaria y de artículos deportivos, entre otras, abrieron hoy sus puertas. Sin embargo, la concurrencia de clientes y las ventas se vieron afectadas de manera dispar, según la zona.
En las primeras horas del día, la menor circulación de gente era evidente en zonas cercanas a las estaciones de subte y de tren. Tal fue el caso de la zona de Villa Urquiza, en donde se ubican la cabecera de la línea B de subte y la estación del ferrocarril Mitre. “Hay muchísima menos gente. Nosotros trabajamos con el tren, y al no haber servicio el movimiento es cero. Yo me tomé un auto para llegar y los empleados tardaron un poco más, pero todos viven en Capital Federal y pudieron trasladarse”, señaló la dueña de una panadería, ubicada frente a la terminal.
En la zona comercial de Belgrano, donde confluyen diferentes líneas de colectivos y el subte D, la visión de los comerciantes tiene un punto en común: cerca de las 10.30 no percibían grandes diferencias en la circulación de gente, aunque temían que el efecto del paro pudiese sentirse hacia la tarde. “No tuve problemas en llegar; no tuve problemas con el tráfico. Quizás más corrido el día notemos una diferencia”, aseguró el encargado de una juguetería, localizada sobre Av. Cabildo, casi esquina Juramento. A unos metros de distancia, desde una cadena de comida rápida argumentaron: “No vemos que haya menos gente en el local. Nosotros tenemos justo enfrente la parada de Metrobus”.
En el barrio de Once, por su parte, el paro se hizo sentir con mayor crudeza. “Hoy viene muy tranquilo. A esta hora yo estoy sacando panchos y hamburguesas, y hoy todavía nada. Hoy saqué dos panchos”, señaló el encargado de un local, que pertenece a una cadena de quioscos. Y añadió: “Hoy salí a las 4 de la mañana de mi casa para llegar a las 7, cuando normalmente salgo a las 5.50. Vivo en Alejando Korn. Normalmente viajo en tren, que tarda 40 minutos; hoy hice casi tres horas en colectivo. Venían rebalsados, pero andaban con buena frecuencia".
En sintonía, la empleada de una tienda de alta costura., graficó: “Yo vivo en Florencia Varela y siempre vengo con el tren Roca, que tarda unos 45 minutos. Hoy tuve que tomar dos colectivos, salí 5.30 y tardé tres horas. A la vuelta quizás cambié la combinación”. “Hay muchísimo menos movimiento y se nota en el local. La gente no sale, salvo que viva por la zona. El Once mueve a mucha gente que viene del Gran Buenos“, considero.
El impacto del tren no escapó a casi ninguna zona. En el corazón de la ciudad, alrededor de la plazoleta Primera Junta, sobre la Av. Rivadavia, ninguna de las cinco grandes farmacias cerró sus puertas, pero sí vio reducida la afluencia de clientes. “Los empleados que viajan en tren no vinieron, porque viven muy lejos, y los que viajan en colectivo no tuvieron problemas. La farmacia siempre está explotada, pero hoy está muy tranquilo. Acá trabajamos con medicamentos de alto costo y recibimos muchos pacientes que vienen desde lejos en tren a buscarlos. Seguramente, estará así vacío todo el día”, aseguró al mediodía la farmacéutica de uno de estos puntos de venta.
La situación se repitió también en las cercanías, en la zona de Almagro. “Abrimos con normalidad. Notamos más movimiento a la mañana en las calles y los colectivos llenos, pero no hay actividad en el local; muchos de nuestros clientes toman el tren”, coincidió la responsable de otra farmacia, ubicada sobre Av. Rivadavia y cerca del ferrocarril Sarmiento.
El microcentro porteño fue otro de los termómetros del paro general de hoy. “Los sábados, domingos y feriados hay más movimiento que hoy”, sentenció un arbolito que ofrecía cambio de monedas en la peatonal Florida.
Desde una tienda de indumentaria femenina enfatizaron que “las ventas están complicadas”. Y desde un maxiquiosco -cuya oferta incluye sándwiches y viandas-, una de las cajeras aseguro cerca del mediodía: “A esta hora, solemos estar llenos de gente, todos los que bajan de las oficinas y compran para almorzar. Hoy no hay casi nadie”.
Desde una cadena de restaurantes con diferentes puntos distribuidos en la ciudad precisaron a LA NACION que, si bien vienen operando “de forma normal”, en la jornada de ayer ya reportaron una caída en las ventas que promedió el 25%, y que escaló al 40% en los locales del microcentro y en aquellos que operan principalmente al mediodía. “Sí, a la gente le cuesta llegar a trabajar. Algunos mozos coordinaron para viajar juntos en un auto”, consideraron.
Tal como habían anticipado a LA NACION, las grandes cadenas de supermercados están abiertas y funcionando con normalidad. “Cada tienda coordinó con sus equipos para asegurar la dotación y el funcionamiento habitual. No hay mayores ruidos. El servicio de los colectivos ayudó mucho, y algunos acordaron para llegar más tarde”, explicaron desde una de ellas.
A diferencia de lo sucedido durante otras huelgas impulsadas por la CGT, las cadenas consultas no suspendieron las entregas a domicilio. Sin embargo, la medida sí fue adoptada por algunos retailers, incluido uno de los gigantes de electrodomésticos.
En la otra vereda, desde las aplicaciones de delivery, tampoco identificaron variaciones derivadas de la medida de fuerza. “Por el momento, registramos un número similar de repartidores activos a un día normal, y aún no percibimos cambios en la demanda”, indicaron desde una de ellas.
En la recorrida por las principales arterias de la ciudad, el impacto del paro en el transporte no cobró la misma visibilidad que en otras oportunidades. Los colectivos circulan de forma habitual: la Unión Tranviarios Automotor (UTA) argumentó que no puede realizar medidas de fuerza que dejen sin servicio a los usuarios por estar bajo conciliación obligatoria dictada por la Secretaría de Trabajo. En tanto, desde las centrales gremiales habían anticipado la suspensión de servicio de trenes y subtes, aunque por las pantallas de la estación de Retiro ayer corría el siguiente mensaje: “Ataque a la República. La casta sindical atenta contra millones de argentinos que quieren trabajar. Si te extorsionan u obligan a parar denunciá al 134”. Se trata de una comunicación alineada al discurso de Milei y utilizada también durante las movilizaciones previas.
En sintonía y hacia el cierre de la jornada, desde la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires (Fecoba) señalaron que el 95% de los comercios de la Ciudad de Buenos Aires no acató el paro general de hoy. No obstante, según el relevamiento -que alcanzó a 48 centros comerciales de la ciudad reveló-, la mayoría de los comerciantes registraron pérdidas de al menos un 25% en sus ventas, con relación a una fecha normal.
“Es evidente la necesidad que existe en el sector comercial PyME de hacer frente a esta coyuntura de recesión, por lo que un paro de actividades repercute negativamente en este momento”, remarcó Fabián Castillo, presidente de la entidad.
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