Las plataformas desafían a las regulaciones
Con 160.000 personas ocupadas en empleos vinculados a las aplicaciones, la innovación empuja a repensar la legislación
En la Argentina, las personas que generan ingresos a partir de una plataforma ya alcanzan el 1% de la población ocupada. "En total son 160.000 trabajadores, sin incluir a los que generan ingresos por Mercado Libre", sostuvo Javier Madariaga, investigador asociado del programa Ciudades del Centro de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), quien llevó adelante un estudio que comenzó en 2017 para brindar información fidedigna sobre uno de los puntos más disruptivos que presenta la economía argentina, y que también se da a nivel regional y global: "La 'plataformización' del trabajo".
"Hicimos este estudio porque la conversación se daba en condiciones utópicas o catastróficas. Todo era amor u odio, pero sin datos", definió Madariaga, y agregó que los resultados demuestran que en la Argentina "las plataformas cumplen un rol de contención social que es importante y que desafía a las regulaciones laborales". "Por esto tenemos que ser más veloces desde lo público para dar soluciones", definió.
Madariaga también aclaró que, a diferencia de lo que establecen las empresas, el estudio revela que estos trabajadores no son, en mayoría, part time, sino que la mitad de ellos trabajan 45 horas por semana. Con este informe, Cippec también se propuso definir quiénes son estos trabajadores. "Nos encontramos con un universo superheterogéneo. No solo hay empleados ligados a las plataformas de la llamada gig economy, sino freelancers muy calificados", destacó, y aclaró: "Enfocándonos en los servicios de baja calificación vemos que hay trabajadores sobrecalificados para las actividades que realizan, a lo que se suma que las plataformas no hacen capacitación, con lo cual se produce una descalificación de los trabajadores. Si sumamos las tareas que se van robotizando, la pregunta es cómo vamos a afrontar el problema de las capacidades de los trabajadores en el futuro del trabajo".
En este contexto, Madariaga reconoció que lo más difícil es converger ideas, porque existen muchos grupos con intereses opuestos. "Innovar es llevar a cabo soluciones no solo porque sean viables tecnológicamente, sino porque son necesarias desde el punto de vista colectivo", señaló.
En el panel moderado por José Del Rio, secretario general de Redacción de LA NACION, también participó Felipe Fernández Aramburu, responsable de Desarrollo de Negocios para Uber en la Argentina, firma que cumplió 10 años a nivel global y tres en el país. "Celebramos el trabajo de Cippec. Faltaba un estudio que dé el marco y que se tomen datos con seriedad", destacó, y dijo que la aplicación es utilizada por más de un millón de personas en el Área Metropolitana de Buenos Aires cada mes y que, en los últimos tres meses, 55.000 conductores realizaron al menos un viaje.
El ejecutivo -que hasta 2016, cuando volvió al país para sumarse al equipo de Uber, trabajó como asociado en McKinsey & Company en México y previamente en la banca de inversión de Deutsche Bank para Latinoamérica- aseguró que, para adaptarse a cada contexto local, Uber tuvo que "desaprender y aprender" lo que funciona para cada ciudad y para cada mercado. "Lo que tenemos como máxima es siempre preguntarnos cómo adaptarnos al modelo local de la manera que pueda servir a los conductores y a los usuarios", aseguró.
Así, cuando la firma llegó a la Argentina, comenzó con el producto tradicional, pero está desarrollando nuevos servicios que funcionan en otras ciudades del mundo, como Uber Eats, el servicio de entrega de alimentos que ya opera en el AMBA, Córdoba y Mendoza. "La innovación empuja a repensar la legislación. El acceso a las oportunidades está. Ahora el siguiente paso es que discutamos un nuevo modelo. La tecnología nos ayuda a imaginarnos modelos, pero la apertura a discutir creo que es lo que tiene que venir", cerró el ejecutivo.