Qué puede pasar de ahora en más con la deuda de la Argentina
Más allá de los números, la voluntad de pago es un interrogante; las opciones
Los países y empresas reciben créditos en función de su capacidad y voluntad de pago. Aunque en los últimos dos años la Argentina redujo, y mucho, su déficit fiscal primario (el resultado antes de considerar los intereses), está claro que tenemos fuertes necesidades de financiación. O al menos, de refinanciación de los compromisos ya asumidos, ya que no tenemos capacidad de pago.
¿Qué decir de la voluntad de pago? Ahí nos encontramos con un gigantesco interrogante. No podemos guiarnos por las declaraciones del presidente electo Alberto Fernández o de sus colaboradores, ya que en campaña los argentinos creemos que se habla solo para el público local y que a las palabras se las lleva el viento. Sin embargo, esas mismas declaraciones son leídas en clave muy diferente en el exterior y han acentuado el terrible aumento del riesgo país: hace tiempo que a las tasas vigentes es imposible financiarse.
Las opciones son pocas:
- Si se aplica un fuerte descuento (haircut) para los pagos en dólares, entonces no habrá fondos adicionales por un largo tiempo y el déficit no tendrá ninguna financiación; ergo, será necesario reducir los gastos del sector público. Asimismo, los tenedores de bonos no son solamente extranjeros, sino que también hay argentinos: las empresas y familias perderían sus excedentes, el sistema financiero perdería su notable solidez y el propio sector público no se pagaría a sí mismo (hay acreedores como, por ejemplo, la Anses).
- Si no hay haircut y solo se difieren los pagos, también habrá problemas de todo tipo, pero suponemos que transitorios, hasta tanto se reduzca lo suficiente el déficit para poder volver a cumplir con los compromisos. Para reducir el déficit es necesario un gigantesco recorte de gastos. La tentación de usar -aún más- el impuesto inflacionario sería sencillamente devastador para la economía. Por lo tanto, igual que en la primera opción, será necesario bajar el gasto público.
Respecto de la deuda en pesos, la opción de pagarla con emisión generaría una llamarada inflacionaria y también reduciría el gasto real... pero de toda la economía y no solamente del sector público. Un verdadero pecado.
Todas las opciones implican una fuerte reducción del gasto. Quien habla de estos temas es tildado de insensible, por la falacia que todo el gasto se dirige a actividades útiles socialmente, cuando, en realidad, nuestro Estado no es muy eficiente y es caro por las miles y miles de regulaciones.
Cuanto más tiempo se mantenga la incertidumbre sobre la deuda, peor es, ya que las empresas no pueden recibir financiación. Y entonces, es imposible crecer y, en ese caso, no solo el sector público estará reduciendo gastos sino también el privado. ¡Parece poco inteligente! El problema será cómo evitar una brutal recesión.
La solución está a mano. El potencial de crecimiento vía exportaciones es muy grande, con la ventaja adicional que se reciben recursos desde otros países. Esos recursos son en dólares, una ventaja adicional. Quienes hablan de "restricción externa" olvidan decir que no se permite crecer a las exportaciones, que son quienes generan los fondos ya que se les aplican retenciones y todo tipo de restricciones, gabelas e impuestos. En realidad, si consideramos que lo que se exporta es "algo" más impuestos, es evidente que es difícil ser competitivos.
Será necesaria una muy rápida renegociación de la deuda, en lo posible sin reducción de capital, más una ordenada baja del gasto. Si así no fuera, tendremos más inflación con más recesión y será cada vez más difícil crecer. Fomentemos las exportaciones, convirtiéndolas en la mejor guía para asignar recursos. Es rápido, es fácil, no nos cuesta. Solo hay que cambiar el "chip" mental.
Economista - Universidad del CEMA