“Se toma un año para viajar, ¿qué hago?”
Una nueva manera de entender el talento implica soltarlo y aceptar la rotación
¿Qué es el talento? A pesar de que el mundo de los Recursos Humanos suele pasarse días, semanas y años evocando al talento como una necesidad urgente de las diferentes organizaciones, en la vertiginosidad del mundo en el que vivimos y bajo las dinámicas de cambios el talento parece abrir un capítulo de recorrido nómade.
Tiene que ver con la modalidad o la forma de encarar una actividad humana y dentro de esa modalidad deben incluirse variables como conocimientos, experiencias, motivación, intereses vocacionales, aptitudes, actitudes, habilidades, potencialidades, entre otros. Pero el talento, tal como se lo concibe hoy en la Argentina, acuña propiedades que se construyeron históricamente y que son difíciles de desinstalar.
Durante años hemos hablado de la guerra del talento casi como un mito. Los profesionales buscaban marcas en las que permanecer y desarrollar una carrera por muchos años. Es de considerar que muchos años eran más de 7 para compañías americanas y más de 20 para las europeas. Pero hoy el mundo cambió y para las nuevas generaciones "mucho" son 23 años. Esto vuelve vertiginoso los procesos y algunas empresas sienten real pánico ante la fuga. La propuesta es animarse a romper este mito instalado.
Por muchísimos años sólo se pensó en las escuelas o universidades mejor rankeadas como un semillero para buscarlos. A contramano, actualmente hay que entender que el talento ya no está sólo allí, sino que "florece" en todas partes y contiene la realidad del consumidor y de la sociedad. La diversidad del talento permite entender a nuestros consumidores de una manera más amplia, porque son diversos.
A su vez comenzamos a entender que en la dinámica de hoy, el talento individual no logra sus objetivos. Es necesario entenderlo dentro de una comunidad de personas que juntas logran los objetivos que se proponen. Ahí comenzamos a hablar del talento comunitario. La necesidad de estar en un ambiente donde no todos son talentosos, bajo el concepto histórico, pero entre todos se logran los objetivos.
Una persona que se tomó un año para viajar -atrasando su carrera o dejando su reciente puesto- no pecó laboralmente sino que adquirió un diferencial en su estructura de desafíos, aprendizajes y adaptación.
Las organizaciones inteligentes deben comprender que los nuevos empleados de esta generación y de las que vienen no piensan quedarse eternamente en las empresas. La propuesta es soltar. Abrir las puertas de las organizaciones para que el talento fluya. Dejar de retener y aceptar la vorágine del cambio con intercambio. Cambiar la palabra "retención" por atracción y lograr que, mientras el talento está en la organización, dé lo mejor de si para que la compañía crezca y madure.