Una fallida lista de exiliados
La alarma por la presunta fuga de industrias argentinas a Brasil fue el gran elemento de presión que introdujeron los empresarios argentinos para abogar por un replanteo de las reglas de juego en el Mercosur. A este escenario se plegaron los gobernadores de las provincias ricas para promocionar sus políticas activas. Pero detrás de los grandes discursos quedan algunas dudas.
¿Hay pequeñas y medianas empresas argentinas que hayan cerrado sus puertas para trasladarse a Brasil, donde las esperan con los brazos abiertos?
Las hay, pero las fuentes empresariales consultadas coinciden en que no es tan fácil que eso ocurra, y enumeraron los obstáculos que deben sortearse.
"La amenaza de irse a Brasil se realiza para negociar con el gobierno argentino, pero eso sólo lo puede hacer una mediana o gran empresa", dijo César Tortorella, presidente de la Confederación General Económica. De todos modos, comentó dos casos de empresas que se fueron a Brasil, aunque no cerraron sus puertas en la Argentina, como el laboratorio Macrobióticos y la fábrica de acoplados Orvet, que ya está trabajando en Curitiba.
La famosa lista que conformó la Unión Industrial Argentina con una treintena de empresas que supuestamente se habían mudado a Brasil quedó, en realidad, un poco larga. Incluso la misma entidad decidió sacarla de circulación por la cantidad de quejas que generó de parte de empresas que aseguraban que no se habían mudado ni pensaban hacerlo. Y el Gobierno no ha conformado ninguna lista, con lo que es casi imposible medir si se está dando la migración empresarial.
El mismo jefe de Gabinete de Ministros, Rodolfo Terragno, le pidió a la Secretaría de Industria, Comercio y Minería una lista con las empresas que se mudaron, pero nunca fue realizada.
Sin cierre
La Nación conversó con Arturo Karagozlu, vicepresidente de la textil Karatex. La empresa produce sábanas en la Argentina, y antes de la devaluación del real facturaba 3 millones de dólares en Brasil con los tres tipos de productos que exportaba.
"Para 1999 proyectábamos vender por 6 millones de dólares, pero la devaluación nos mató. Esto muestra algo. Al contrario de lo que dice el Gobierno, la causa de mi pérdida de competitividad es exclusivamente la devaluación. Y también muestra que Brasil no era tan competitivo sin la devaluación", dijo.
Aún mantiene la estructura en San Pablo, y ya fue tentado para producir allí. Karagozlu afirma que "viendo el problema objetivamente, hubiese sido más inteligente instalarse en Brasil hace tres años. Si yo tuviese que ampliar ahora mi planta, lo haría en Brasil. Pero no cerraría la de la Argentina, porque las condiciones son cambiantes".
Autopartistas
El sector más tentado por los incentivos brasileños fue el autopartista. Específicamente porque el mercado automotor de Brasil es 4,5 veces más grande que el argentino.
Pero de las 20 empresas autopartistas que integraban la lista de la UIA, sólo una cerró sus puertas y se instaló en Brasil. Se trata de Valeo Térmico, fábrica de radiadores.
"A todas las empresas les convendría hoy mudarse a Brasil, y todos lo han evaluado. Pero hay un costo, que es el de desactivar una planta en la Argentina y llevarla a Brasil, que las empresas no lo pueden pagar", explicaron en la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes.
En realidad, dos empresas autopartistas cerraron por no poder competir con las importaciones, Sidertec y Tecnopres. Pero no abrieron en Brasil.
Otros ejemplos
Otro caso fue el de Continental, que ya tenía lista en Córdoba el edificio para montar las máquinas. Pero tras la devalución del real, en la casa matriz decidieron no instalar la planta y ahora el lote y la construcción están a la venta.
El resto de las grandes empresas, con producción a ambos lados de la frontera, lo que han decidido es dejar de fabricar en la Argentina las líneas de productos en las que los números no cerraban y hacerlas en Brasil.
Esto fue lo que provocó el enojo de algunas empresas que integraban la lista de la UIA, como, por ejemplo, la productora de ópticas para vehículos Cibie. Es que no querían aparecer como empresas que dejaban el país, cuando sólo mudaban algunos productos.
Que el fenómeno se dé sólo en forma parcial no deja de ser preocupante. Pero comienza a perder fuerza cuando no hay pruebas que lo certifiquen.