Una tentación para Roque

Aunque en lo poco que va de este año aún no se sentó en su despacho del quinto piso del Palacio de Hacienda, el ministro Roque Fernández sabe que la cuestión electoral será un ingrediente inseparable de los números macroeconómicos que con esmero cultiva.

Y no sólo porque descuenta que con vistas a las elecciones presidenciales de octubre surgirán de diferentes sectores del poder político demandas y reclamos adicionales sobre las cuentas públicas que sus hombres, dicen, están dispuesto a preservar. También porque no parece mostrarse esquivo a la posibilidad de que la política siga marcando sus pasos más o menos inmediatos.

Aunque según sus hombres no es lo que más lo atrae, el ego político del ministro de Economía no dejó de engordar estos días cuando supo que en laboratorios políticos del oficialismo se decidió realizar sondeos para "medir" sus posibilidades como eventual candidato a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Un no de Macri

Hace un tiempo, se sabe, algunos sectores del Gobierno y del oficialismo fracasaron en su propósito de tentar para aquella candidatura al empresario Mauricio Macri.

El dato de que se ha decidido un estudio para determinar la imagen de Roque Fernández en su eventual condición de candidato para suceder a Fernando de la Rúa es manejado como tal por funcionarios que frecuentan al ministro de Economía. Y no sorprendió a algunos conspicuos dirigentes de la oposición.

Unos y otros debieron recordar el pasado de militante político en la Ucedé de quien fue presidente del Banco Central antes de ser escogido por Menem para suceder a Domingo Cavallo. Desde entonces, sin desdibujar el innegable voltaje político de su función en el gabinete, Fernández acentuó su condición de técnico, de académico.

Seguramente, el dato no fue tema formal de las conversaciones que el ministro -parte de la comitiva del presidente Menem a la que se sumó después de un período de vacaciones- mantuvo ayer en Washington con su viejo conocido Michel Camdessus, director gerente del Fondo Monetario Internacional.

Y tampoco lo será del encuentro que hoy sostendrá con Enrique Iglesias, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo.

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Pero será difícil que no se lo mencione en los corrillos que conforma la nutrida comitiva que suele acompañar al Presidente en sus viajes al exterior.

Más aún, si se toma en cuenta que Fernández regresará mañana en el avión presidencial junto con el ministro de Interior, Carlos Corach.

Más allá de halagarlo, ¿le atrae la iniciativa al ministro? Algunos dicen que cuando sus cálculos y pronósticos fueron más allá de las estimaciones sobre la evolución del producto bruto o acerca de los niveles del déficit de las cuentas fiscales, a Fernández no le disgusta imaginarse en una banca de la Cámara de Diputados representando a Córdoba, su provincia.

Por ahora, Fernández se dispone a volver al despacho del que se fue en los días de Navidad. Su atención estará puesta en la evolución de las cuentas públicas.

Sabe que los meses que desembocarán en la crucial elección presidencial estarán cargados de tironeos. Tampoco será fácil la puesta en marcha de la criticada reforma tributaria y la pulseada con los legisladores del oficialismo no parece terminada. Aun es prematuro desestimar la posibilidad de que los diputados resuelvan insistir sobre la sanción que oportunamente votaron.

Cualquiera que sea el resultado del sondeo, el ministro de Economía sabe que los efectos del año electoral no lo abandonarán.

Por José Ignacio López

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