A favor de la familia
Revista Criterio
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Concebir la familia como una realidad dada al hombre y no construida por él no significa suscribir una visión esencialista, naturalisa o ahistórica. Significa, en cambio, que, a la luz de la teología de la creación, el universo no se concibe como un mecanismo ciego y carente de sentido propio, sino como una obra armónica dotada de orden y racionalidad.
La sexualidad humana, en este horizonte, no es mera biología, sino que constituye el presupuesto ineludible, generador de una red de vínculos surgidos de la maternidad, la paternidad y la filiación.
Es cierto que hay muchas personas a quienes les cuesta tender a ese ideal de familia fundada en el matrimonio estable entre varón y mujer. Esas personas también necesitan y merecen ser acogidas con amor en el seno de la comunidad eclesial. Pero esa actitud misericordiosa no puede implicar la renuncia a preentar la verdad y la belleza de lo que creemos firmemente que es el plan de Dios expresado en el Evangelio.
Como afirma el papa Francisco en su exhortación apostólica sobre la familia, Amoris Laetitia: “Debemos reconocer la gran variedad de situaciones familiares que pueden brindar cierta estabilidad, pero las uniones de hecho o entre personas del mismo sexo, por ejemplo, no pueden equipararse sin más al matrimonio. Ninguna unión precaria o cerrada a la comunicación de la vida nos asegura el futuro de la sociedad. Pero, ¿quiénes se ocupan hoy de fortalecer los matrimonios, de ayudarles a superar los riesgos que los amenazan, de acompañarlos en su rol educativo, de estimular la estabilidad de la unión conyugal?”. La respuesta a este desafío, decisivo para la sociedad y para la Iglesia, en muchos aspectos, sigue pendiente.
Fuente: Revista Criterio
