Agua, recurso indispensable
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El pasado 22 de marzo se celebró el Día Mundial del Agua. La fecha fue establecida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con el objetivo de crear conciencia e inspirar acciones para abordar la crisis mundial de agua y su saneamiento, que impide a más de 2000 millones de personas el acceso a agua potable.
El agua es esencial para el desarrollo de la vida humana, para la agricultura, la industria, la generación de energía, los ecosistemas, la biodiversidad, entre múltiples usos. Sin embargo, no se le presta la atención debida al riesgo que el cambio climático y las prácticas contaminantes están creando para su disponibilidad.
En 2015 el mundo se comprometió con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 6 como parte de la Agenda 2030 de la ONU: la promesa de que todos tendrían agua y saneamiento gestionados de forma segura para 2030. Todavía, en pleno siglo XXI, existen comunidades que no tienen acceso a este derecho fundamental de los seres humanos
De acuerdo a las cifras de Naciones Unidas 1,4 millones de personas mueren anualmente y 74 millones verán acortada su vida a causa de enfermedades relacionadas con este recurso, el saneamiento y una higiene deficientes. A ello se suma que actualmente una de cada cuatro personas, es decir 2000 millones de habitantes en todo el planeta, carecen de agua potable segura. Un último dato, igualmente, dramático: se prevé que la demanda mundial del precioso líquido aumente en un 55% para 2050.
No menos grave es que casi la mitad de la población mundial no tiene un sistema saneamiento hídrico seguro. Asimismo, a nivel global el 44% de las aguas residuales domésticas no se tratan adecuadamente, agravando el problema. Igualmente, se calcula que hay 190 millones de niños en peligro por la que se define como una triple crisis del agua -deficiente acceso al recurso, muertes y enfermedades atribuibles a esa falencia- así como por exposición a riesgos climáticos, medioambientales y bélicos.
Las cifras de las agencias de la ONU son impactantes: en las últimas dos décadas casi el 75% de todas las catástrofes han estado relacionadas con el agua, dejando no menos de 1.600 millones de personas afectadas por inundaciones y 1400 millones por sequías, así como daños económicos por cerca de 700 mil millones de dólares.
Hace pocos días se celebró en la ciudad de Nueva York la Conferencia de la ONU sobre el Agua 2023 que concluyó con la adopción de la Agenda de Acción para el Agua, un plan con casi 700 compromisos para proteger el bien común global más preciado de la humanidad.
No es suficiente detenerse en la consideración del agua como un bien escaso. Debe tenerse en cuenta la responsabilidad que compete a los Estados y a los pueblos en su merma en razón de la deforestación, la contaminación, la devastación del territorio, la reducción de la diversidad y otros factores de escasez, cuya causa principal está en el accionar del ser humano y cuyas víctimas son siempre las poblaciones más vulnerables
La crisis de disponibilidad de agua exigirá que los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado trabajen conjuntamente para garantizar el acceso al agua potable y saneamiento básico para todas las personas así como en la protección de los ecosistemas acuáticos de manera sostenible. Garantizar a todos el derecho humano al agua es asegurar el acceso a una vida digna.







