Ambiente: es preciso mirar al futuro
Resulta imperativo recordar que todos los recursos naturales que se dañen, sin cuidar sus ciclos, serán una pérdida irreparable para la vida y el bienestar general
Tomar conciencia de nuestro lugar, de las consecuencias de nuestras acciones y de que dependemos de él para seguir viviendo. Esto es lo que el Día Mundial del Medio Ambiente nos propone. Con el lema de recuperar los ecosistemas para 2030, esta fecha se vuelve esencial para concebir un planeta que sea habitable para todos los humanos, pero también para la flora y la fauna, sin descuidar sus entornos y hábitats.
Si algo nos trajo la pandemia son preguntas, para las que no tenemos, quizá, respuestas inmediatas, pero sí debemos ponernos a trabajar para revertir el daño que como sociedades venimos produciendo a la Tierra. La exacerbación de la producción, y por ende del consumo, nos taló el bosque. Y, en ese momento, todos perdimos.
Para graficar cómo impactamos en el ambiente, basta con saber que cada argentino genera 1,1 kilos de residuos sólidos urbanos diariamente. Al año, esto suma unos 14 millones de toneladas y de ellas, el 43% termina en basurales a cielo abierto, lo que no hace más que desparramar la contaminación en aire, suelo y agua.
Según datos de Ecoplas, la asociación civil especializada en la gestión del plástico, en la Argentina se reciclan anualmente 251.000 toneladas de ese material, pero eso no logra cubrir la gran cantidad que sigue llegando a los basurales. Un informe de la ONG describe que existe interés por parte de la sociedad para reciclar, pero que no cuenta con información o infraestructura para hacerlo.
Fundación Vida Silvestre de Argentina señala que estamos ante un ecodespertar, ya que, según encuestas, el 98% de los argentinos está preocupado por la pérdida de fauna y flora. Incluso, esto puede verse en las redes sociales, donde las conversaciones sobre el tema crecen velozmente. Por ejemplo, en Twitter subieron más del 400% y las búsquedas que incluyen las palabras incendio, deforestación, biodiversidad y naturaleza se dispararon por encima del 100%.
Se percibe, como señala la ONG, un interés genuino de los ciudadanos por trabajar en pos de un mayor cuidado del ambiente y, en consecuencia, de nuestro bienestar. Sin embargo, aún resta saber cuánto compromiso hay de parte de los Estados en todos sus niveles, y de las compañías, que muchas veces anteponen su capitalización monetaria a la capitalización a largo plazo de contar con ecosistemas sanos. Esto se advierte cuando se analiza que la Argentina es uno de los países que mayor tasa de deforestación presenta en los últimos años.
Según el informe 2020 del Sistema de Alerta Temprana de Deforestación, de la Secretaría de Ambiente de la Nación, durante el último año se registraron 11.504 alertas, lo que representa una superficie de 428.517 hectáreas de bosques nativos perdidas en las regiones del Parque Chaqueño y las Yungas, en Chaco, Córdoba, Formosa, Jujuy, Salta, Santa Fe, Santiago del Estero y Tucumán.
El mayor daño a los bosques nativos los infligen los incendios intencionales.
Tal como indica la agenda de la Organización de las Naciones Unidas, en parte contenida en los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), aprovechar toda esta década que recién comienza para detener y revertir la degradación ambiental de los ecosistemas será esencial para definir en qué tipo de planeta queremos vivir y desarrollarnos, tanto socialmente como a nivel empresarial.
De comenzar ahora a desarrollar acciones en favor de la restauración de los ecosistemas terrestres y acuáticos, podríamos para 2030 haber recuperado 350 millones de hectáreas, sacándolas de la degradación. A su vez, esto eliminaría de nuestro futuro entre 13 y 26 gigatoneladas de gases de efecto invernadero.
Por todo esto es preciso que haya una conducción firme del Estado, que vele por el cumplimiento de leyes esenciales como la de protección ambiental de bosques nativos. Es imperativo recordar y registrar que todos los recursos naturales que hoy se dañen o exploten sin cuidar sus ciclos serán en el futuro una pérdida irreparable para la Argentina, pero sobre todo para la salud y el bienestar de la población.