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Proyectos solidarios
Iniciativas como las de Techo y, ahora, la de "Un ladrillo para mi escuela" propuesta por Juan Carr, son otra forma de ejercer la ciudadanía
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En los últimos años, los emprendimientos encarados por las organizaciones de la sociedad civil no sólo crecen en número, sino que logran alcanzar y profundizar sus objetivos en el tiempo.
Son muchas las organizaciones que se destacan. En América latina, desde hace más de diez años, existe Techo, cuyo lema ha sido "Un techo para mi país", que nació en Chile, pero que ya existe en muchos otros países –entre ellos, el nuestro–, y cuya propuesta está orientada a construir viviendas para quienes habitan en asentamientos precarios, necesitados de ayuda. Se buscó que los pobladores beneficiados lograsen no sólo un mejor nivel de vida doméstico con la construcción de la casa, sino que, concluido ese paso, también resolvieran problemas pendientes de la educación, la salud y el fomento productivo en el seno de las comunidades, a fin de que pudiesen alcanzar un desarrollo sostenible. En esa labor, los jóvenes estudiantes o graduados que participan en la campaña humanitaria aprenden a conocer la realidad social y a obrar en su beneficio.
La última actividad importante de Techo ha sido, el 17 de octubre pasado, la conmemoración del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, que se desarrolló a través de las distintas redes sociales con actividades en 19 países y con más de 5000 personas que participaron.
La tarea de Techo Argentina, que ha dejado obras cumplidas y otras en marcha en Córdoba y Rosario, merece destacarse por los méritos de su planificación y etapas de su desarrollo, y por la posibilidad de que sea replicada. Actualmente, Juan Carr, personalidad reconocida por su intensa labor en Red Solidaria, de la que es fundador, ha iniciado otro emprendimiento con una denominación que guarda cierta afinidad con la anterior, pues se llama "Un ladrillo para mi escuela". El propósito de ese proyecto ya iniciado es reunir 2 millones de ladrillos, para destinarlos a distintos fines, según las necesidades de los establecimientos escolares, que pueden concretarse en aulas, comedores, gabinetes, refacciones.
La razón que moviliza este esfuerzo, como lo ha explicado Juan Carr mismo, es un modo de "abrazar a los maestros argentinos" en su tarea dedicada a la educación de los chicos. Esta cálida iniciativa está acompañada por gente del mundo del espectáculo, como Ricardo Darín, Adrián Suar y Mario Pergolini, que colaborarán en la realización de la campaña.
Los tiempos de trabajo en las escuelas dependerán de la convocatoria de la campaña. Las obras por realizar ya se han definido en las escuelas que lo requieren, una por provincia, que funcionan en escenarios muy diversos de cada territorio y con notables diferencias en el número de alumnos. Se trata de resolver necesidades distintas de cada establecimiento, en los cuales, por otra parte, se trabaja en condiciones físicas y climáticas muy diferentes; además, entre las instituciones seleccionadas, algunas necesitan reparaciones o construir una aula más, y otras, terminar el comedor o la cocina. Es alentador que el anuncio de la campaña haya sido recibido con alegría y agradecimiento por maestros y alumnos.
La iniciativa merecerá el aporte ciudadano. Cada ladrillo cuesta 10 pesos y la donación se puede efectuar de dos modos: el primero, a través del sitio web www.unladrillo.com.ar o bien mediante la cuenta solidaria "Un ladrillo para mi escuela", del Banco Nación (sucursal Plaza de Mayo, caja de ahorro Nº 4761714, CBU 01105995- 30000047617147). La segunda manera es por el camino del reciclaje de botellas plásticas que serán acreditadas en una empresa procesadora, donde cada 60 envases equivaldrán al valor de un ladrillo. Las botellas serán recibidas en la escuela Nº 8 de Avda. Maipú y San Martín, en Florida, Vicente López.
De esta manera, una vez más queda demostrado que hay argentinos que ejercen su ciudadanía no sólo a través del voto, sino que, con espíritu y conducta solidarios, construyen así un futuro para el país.
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