Hijo del mítico sultán de Brunéi, en un futuro el sucesor tendrá que lidiar con grandes desafíos, como equilibrar la rica tradición del sultanato con la necesidad de adaptarse a las expectativas globales de respeto a los derechos humanos
En el sudeste asiático todavía queda una monarquía absoluta, cuyo rey aparece en la lista de los hombres más ricos del mundo de Forbes y en la tapa de los diarios por sus despilfarros y sus políticas controversiales sobre los derechos humanos. Brunéi, un país diminuto -tiene una extensión de 5765 km2 y 400.000 habitantes- es una de las siete dictaduras monárquicas que quedan en el mundo y su riqueza, que siempre fue su gran sostén, está en juego por un futuro que supone erradicar los combustibles fósiles.
El mítico sultán de Brunéi, Hassanal Bolkiah, es heredero de una dinastía con más de seis siglos de historia, lleva reinando desde 1967 y está considerado como el monarca más longevo del mundo, tras la muerte de la reina Isabel II. El sultán es entonces gobernante absoluto, primer ministro y jefe de las Fuerzas Armadas. Su nombre resonó en la Argentina porque dicen que fue quien pujó contra Susana Giménez por el broche de Evita Perón que la casa de subastas Christie’s vendió en 900.000 dólares en 1998. O también por ser quien compró de un saque 116 caballos de polo, los subió en un Jumbo 747 rumbo a su país y los metió en 80 boxes de lujo con aire acondicionado.
En este pequeño sultanato suceden cosas extraordinarias. La familia real tiene una colección única de autos de alta gama: 130 Rolls Royce, 367 Ferraris, 185 BMW, 160 Porsche, 20 Lamborghini y ocho McLaren Fórmula 1. Incluso tienen un Rolls Royce bañado en oro.
Según Forbes, el patrimonio neto de la Familia Real de Brunéi es de 18.000 millones de euros, aunque los economistas aseguran que es mucho mayor. Sería difícil de explicar entonces este derroche: según el diario español ABC, el mandatario gasta 900.000 euros al mes en clases privadas, así como 2000 euros en masajistas y expertos en acupuntura. Y si todo esto parece demasiado, dicen que el Sultán también invierte 70.000 euros en guardias para su colección de aves exóticas.
La boda del siglo
Sus 12 hijos tampoco se privaron de esta riqueza. El príncipe Bahar, el segundo en la línea de sucesión al trono, contrató a Elton John para que cantara en su festejo de cumpleaños, en 1995. Al año siguiente, cuando cumplió 18, cantó Michael Jackson. En otro de este tipo de festejos también estuvo Rod Stweart o Eva Longoria o Mariah Carey… La lista de famosos que pisaron Brunéi no solo es increíble sino interminable.
El príncipe heredero Al-Muhtadee Billah también tuvo la oportunidad de gozarse su patrimonio. En 2004, a sus 31 años, se casó con Sarah Salleh, una unión controversial desde un principio por la diferencia de edad entre ambos (ella tenía 17 años) y por el origen plebeyo de la princesa.
Festejaron en el Palacio Istana Nurul Iman, considerado el más grande del mundo (más que el de Buckingham): es una construcción de 1788 habitaciones, 257 baños, más de 2000 teléfonos, cinco piletas y un gran comedor para 4000 invitados.
El casamiento del príncipe heredero salió en la tapa de los diarios y revistas del mundo por sus caprichos despampanantes: en vez de ramos de flores, ramos de piedras preciosas, un vestido de cinco millones de dólares, 6000 sillas de oro para los invitados y celebraciones que duraron 15 días.
La lista de invitados incluía al Príncipe Heredero Naruhito de Japón, el rey Hamad de Bahréin; el Príncipe Bandar de Arabia Saudita; y el Duque de Gloucester, en representación de la Reina Isabel II, entre otros.
Luego de la ceremonia y seguidos por una caravana de 100 limusinas, los novios recorrieron las calles de Bandar Seri Begawan en el famoso Rolls Royce de oro.
Al-Muhtadee Billah, de 49 años, es el primer hijo del Sultán Hassanal Bolkiah y la reina Saleha. Estudió en la Universidad de Brunéi Darussalam antes de embarcarse en su educación en el extranjero, donde fue admitido en el Programa de Servicio Exterior de la Universidad de Oxford en el Magdalene College, y en 1998 se recibió en Estudios Diplomáticos.
Durante sus dos años en Oxford, el heredero mantuvo en secreto su verdadera identidad y vivió en el anonimato: se lo conocía simplemente como “Omar Hassan”.
A lo largo de su vida académica, Al-Muhtadee Billah fue también diligente con respecto a su educación religiosa: estudió el Islam desde muy joven y decidió mejorar aún más sus conocimientos en preparación para el momento en que será el líder del Islam en Brunéi. Así, se matriculó en el Centro de Estudios Islámicos de Oxford en octubre de 1995, aprendió el jawi (el alfabeto árabe diseñado para expresar el idioma malayo) y en 1988, completó la lectura del Sagrado Corán y la “surah-surah Lazim”.
El fin de la belle époque
El príncipe heredero, que hoy tiene 49 años, vio con sus propios ojos los años dorados de su padre, pero sabe que pronto llegarán a su fin: su reinado se precipita ante la posibilidad de que se terminen los combustibles fósiles, que según la Agencia Internacional de Energía será en apenas seis años.
Desde entonces, en su rol como heredero al trono, Al-Muhtadee Billah expresó su compromiso con el desarrollo sostenible y abogó por la diversificación económica para reducir la dependencia del petróleo.
“Brunéi es un petroestado. La producción de petróleo crudo y gas natural representa alrededor del 90% de su PBI”, explicó Ulrich Volz, director del Centro de Finanzas Sostenibles y profesor de Economía de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS) de la Universidad de Londres a la BBC. Es por esto que el sultanato registra el segundo índice de desarrollo humano más alto de todo el sudeste asiático, detrás de Singapur. Según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), Brunéi es el cuarto país más rico del mundo medido per cápita.
Pero estos fastos pueden estar llegando a su fin, y no solo porque esté previsto que las reservas de gas e hidrocarburos vayan a agotarse, sino que también los bajos precios del crudo de los últimos años hicieron de este país el único de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) en recesión durante los últimos tres años. Una situación que empujó al sultanato, política y económicamente, más cerca de China.
Por otro lado, Brunéi ha sido objeto de críticas por su polémico historial en derechos humanos. En 2014 el sultán introdujo la ley islámica Sharia, que incluye castigos corporales y la pena de muerte por homosexualidad y adulterio. Pero en 2019, dio un paso atrás después de haber sido blanco de críticas y hasta boicots por parte de celebridades como George Clooney o el mismo Elton John que años antes había dado un concierto para la familia real.
I commend my friend, #GeorgeClooney, for taking a stand against the anti-gay discrimination and bigotry taking place in the nation of #Brunei - a place where gay people are brutalized, or worse - by boycotting the Sultan’s hotels.https://t.co/8ymurW7hqm
— Elton John (@eltonofficial) March 30, 2019
El Departamento de Estado de EE.UU, en el último reporte sobre Derechos Humanos, certificó tener “informes fidedignos” de Brunéi sobre: “tratos o castigos degradantes por parte de las autoridades; injerencias arbitrarias o ilegales en la intimidad; graves restricciones a la libertad de expresión y de prensa, incapacidad de los ciudadanos para cambiar pacíficamente de gobierno mediante elecciones libres y justas; trata de personas; falta de investigación y rendición de cuentas por la violencia de género; práctica generalizada de la ablación o mutilación genital femenina de tipo 4″, entre otras.
Sobre esto, Mark O´Doherty, autor de El legado del Sultán Hassanal Bolkiah y el príncipe heredero Haji Al-Muhtadee Billah en la nación de Brunéi, morada de la paz explicó a LA NACION que “las libertades de prensa y reunión están muy restringidas, la expresión en Internet está vigilada por las autoridades, el monarca suprime y viola la Declaración Universal de los Derechos Humanos”.
Para él, “la monarquía debe desaparecer y dejar paso a una República” sobre todo por el problema con la violación de los Derechos Humanos. Una opinión que también comparte gran parte de la población brunesiana.
En este sentido, los desafíos de Al-Muhtadee Billah, en su posición de heredero al trono, son muy grandes: en un futuro deberá equilibrar la rica tradición cultural y religiosa del sultanato con la necesidad de adaptarse a las expectativas globales de respeto a los derechos humanos y, a la vez, desarrollar una energía sustentable en detrimento del petróleo que genere ingresos suficientes para sostener el estilo de vida.
“Herederos” es una serie de notas sobre los próximos reyes de las monarquías del mundo que analiza cómo se preparan para reinar y en qué contexto van a asumir el trono. Podés acceder a todas las notas en este link.
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