Barak negocia un pacto con Sharon
JERUSALEN.- El primer ministro israelí, Ehud Barak, inició ayer conversaciones con el líder del partido de oposición de derecha Likud, Ariel Sharon, para intentar constituir un gobierno de unidad nacional.
Un pacto de este tipo entre Barak y el hombre al que los palestinos acusan de haber provocado el brote de violencia después de su visita a la Explanada de las Mezquitas -el 28 de septiembre último- podría congelar durante meses el proceso de paz en Medio Oriente.
Ambos políticos concluyeron la entrevista sin alcanzar un acuerdo, pero las negociaciones entre el Partido Laborista, de Barak, y el Likud proseguirán hoy, cuando la oposición responda, tras un plazo de 30 horas, al documento que les presentó el primer ministro.
Barak se reunió luego con una delegación del partido ultraortodoxo Shass, que se negó a participar en el nuevo gobierno. El Shass habría indicado que no se opone en cambio a un "gabinete de emergencia", de duración limitada, compuesto sólo por jefes de los partidos aliados, pero sin tareas de gobierno.
Gabinete compartido
El premier presentó a la delegación del Likud un documento que entre otras cosas afirma que en caso de una eventual reanudación de negociaciones de paz con los palestinos, la adhesión de Israel será decidida por un gabinete que incluirá a ministros del Likud.
Además, en este gabinete bastaría un quórum de cuatro ministros para exigir que se necesita la unanimidad para ciertas decisiones.
El documento de los laboristas no fue aceptado por el Likud, que reprochó al primer ministro no haber querido otorgarle suficientes poderes al partido. Sharon exige lo que la prensa local ha calificado de "Ejecutivo de dos cabezas": facultad para vetar cualquier decisión relacionada con el proceso de paz y la seguridad nacional.
Por otra parte, Sharon habría condicionado su cooperación a que Barak se deshaga de los compromisos adquiridos en la cumbre de Camp David, en julio último.
En ese entonces, Barak estaba dispuesto a ceder a los palestinos más del 90 por ciento de Cisjordania, así como el control sobre sectores de Jerusalén oriental, tradicionalmente árabe.
Sharon también querría que al término de este período de emergencia se convoquen elecciones.
Barak, por el contrario, está dispuesto a darle privilegios especiales al Likud para cuestiones de forma, y exige continuar el proceso de paz con los palestinos si la puerta de la negociación se abre nuevamente.
Elecciones anticipadas
Una alianza con Sharon podría salvar al debilitado Barak -que desde julio último perdió la mayoría en el Parlamento- de unas elecciones anticipadas que el Parlamento judío convocaría cuando entre en funciones a fines de este mes, tras su receso de verano.
También podría demorar la confrontación en el liderazgo del Likud, que se disputan Sharon y el ex primer ministro Benjamin Netanyahu. Según sondeos de opinión, este último tiene mejores oportunidades de ganarle a Barak si se realizan elecciones.
En contra de esta coalición con el partido conservador se ha pronunciado, entre otros, el ministro de Justicia, Yossi Beilin, protagonista clave de anteriores acuerdos interinos. "Pienso que un gobierno de unidad nacional haría más distante la perspectiva de paz y socavaría la creencia mundial de que realmente deseamos hacer la paz", dijo Beilin.
También el canciller Shlomo Ben Ami, considerado el "número dos" del laborismo, se opuso a ese gobierno y en particular a la participación de Sharon.
Los palestinos y la izquierda israelí ya advirtieron que el ingreso de Sharon en el gobierno constituye un verdadero ataque lanzado contra el proceso de paz.
Pero las alternativas políticas de Barak no son alentadoras y, a juzgar por el pasado reciente, el futuro de paz en la región depende en gran medida del futuro político del Partido Laborista.
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