Barak y Sharon, cerca de un acuerdo
Ambos intentarán hoy limar diferencias para poder conformar un gabinete de emergencia nacional
JERUSALEN.- El primer ministro israelí, Ehud Barak, y el líder de la derecha opositora, Ariel Sharon, alcanzaron ayer un acuerdo parcial sobre las condiciones para la formación de un gabinete de emergencia nacional, destinado a enfrentar el levantamiento palestino que se alzó el último 28 de septiembre.
El representante de Sharon, el diputado Meir Cheetrit, y el de Barak, el ministro de Telecomunicaciones Binyamin Ben Eliezer, acordaron en cuatro de los seis puntos que condicionan la formación del gabinete, aunque la vocero de Ben Eliezer afirmó desconocer "cuáles son los puntos aún en litigio y cuáles son aquellos en los que hubo un entendimiento".
"Las últimas cuestiones serán sin duda resueltas directamente por Barak y Sharon, durante una reunión que podría tener lugar mañana (por hoy) a la noche", añadió.
Sin embargo, analistas locales interpretaron que, si bien los negociadores confían en dar la pincelada final al acuerdo, el trecho que aún falta recorrer para alcanzarlo no será de tránsito fácil.
Ritmo febril
Las negociaciones se realizan a ritmo febril ya que la intención del presidente estadounidense, Bill Clinton, de sostener encuentros por separado la semana próxima con Barak y con el líder palestino Yasser Arafat, juega como un condicionante en el complejo escenario israelí.
En medio de un alerta generalizado ante posibles ataques terroristas de integristas islámicos -que ha generado una suerte de psicosis entre los israelíes-, Barak busca capear el temporal político interno trazando una alianza con Sharon, a quien los palestinos e incluso los Estados Unidos atribuyen responsabilidad en el recrudecimiento de la violencia.
Barak -explican los analistas- necesita del Likud, la principal fuerza de oposición, para mantenerse al frente de un gobierno debilitado y resquebrajado en su base de apoyo político. El precio que Barak terminaría probablemente pagando por el acuerdo con Sharon, agregan los expertos, podría condicionar su margen de maniobra futura en las negociaciones de paz que, de momento, Israel mantiene suspendidas.
Los ejes sobre los que discurren las tratativas entre el laborismo y el Likud insinúan puntos innegociables e imposibles de conciliar entre ambas fuerzas.
El Likud anunció que cualquier acuerdo deberá estar supeditado a una garantía expresa de que Israel no cederá parte alguna de Jerusalén ni tampoco de puntos estratégicos del valle jordano.
Para asegurarse de que eso será efectivamente así, reclama una suerte de poder de veto dentro del futuro gobierno de emergencia -una suerte de "coalición entre opuestos", según comienzan a definirlo analistas internacionales- y ese punto es, precisamente, uno de los más calientes de los diálogos.
Voceros del gobierno de Barak anticiparon que el premier no está dispuesto a ceder en ese terreno, pues teme perder aún más del poder, de por sí recortado, que ya detenta.
El ingreso a un nuevo gobierno del derechista Sharon se asoma, de hecho, como un posible obstáculo en las negociaciones de paz, ya que el líder del Likud es una figura rechazada abiertamente por los palestinos.
Los enfrentamientos entre ambos bandos recrudecieron precisamente poco después de una visita de Sharon a La Explanada de las Mezquitas, uno de los sitios sagrados más disputados en Jerusalén, interpretada por los palestinos como "una provocación".
Clinton, frustrado
WASHINGTON (AP).- El presidente norteamericano Bill Clinton dijo ayer que los nuevos derramamientos de sangre en Medio Oriente eran "desoladores" y que la violencia debe amainar antes de que Israel y los palestinos puedan volver a hablar de paz.
"Me siento frustrado", confesó el mandatario, al tiempo que exhortó: "Tenemos que reducir el nivel de violencia antes de que puedan reanudarse las negociaciones". Clinton ha invitado al primer ministro israelí Ehud Barak y al jefe palestino Yasser Arafat a reunirse con él una vez que se calme la región.
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