Debilitado, Irene pasó por Nueva York
El huracán fue degradado a tormenta tropical y continuaba su avance hacia el Norte; la ciudad empezaba a retomar el ritmo habitual
NUEVA YORK.- Después de las advertencias y de días de preparativos que agitaron los ánimos, Irene llegó ayer a la ciudad que nunca duerme cuando la mayoría de las personas aún dormía, para desplegar ya no la tan temida furia de un huracán, sino más bien el temperamento de una tormenta tropical que derrumbó árboles, provocó inundaciones y dejó a miles de hogares a oscuras.
Poco a poco, la tormenta que mantuvo en vilo a la costa este de Estados Unidos comenzó ayer a disiparse. Antes de llegar a Nueva York, el huracán se había degradado a tormenta tropical y, aunque provocó inundaciones, daños y 21 muertes en más de nueve estados, no tuvo hasta ahora la estela de destrucción que muchos habían temido.
Nueva York ofrecía ayer algunas de sus imágenes típicas de domingo, que enterraban los temores desatados por el devastador recuerdo de Katrina y el inusual despliegue de medidas preventivas de la Casa Blanca y las autoridades locales. Al final, Irene pasó por la Gran Manzana sin dejar muertos y sin causar una devastación profunda, aunque sí cortes de electricidad para unos 72.000 hogares, varios árboles caídos en Brooklyn, el Lower East Side y el Central Park, entre otras zonas de la ciudad, y algunas inundaciones, sobre todo, en el Bajo Manhattan, que ayer al mediodía aún se mostraba desierto.
"Esto todavía no ha terminado", advirtió ayer el presidente Barack Obama, sin renunciar a la postura vigilante que lo llevó a suspender sus vacaciones. "Los impactos de esta tormenta se sentirán por algún tiempo. Y el esfuerzo de recuperación durará semanas, o más", completó.
Con todo, varios neoyorquinos dejaron atrás una semana signada por la naturaleza -un terremoto el martes y la visita de Irene- y decidieron aprovechar el domingo. Algunas personas corrían por el Battery Park, a orillas del río Hudson, cerca de Ground Zero. Otros andaban en bicicleta y también podían verse familias enteras paseando, disfrutando de una mañana nublada, fresca, pero sin lluvia. Salvo por algunas ramas caídas y hojas desparramadas, Irene no parecía haber dejado rastro alguno.
Muchas calles sí estaban desiertas. La mayoría de los restaurantes de la calle Mulberry, en Little Italy, permanecían cerrados. La calle Canal, un hervidero de vendedores ambulantes que ofrecen perfumes y falsificaciones de relojes Rolex o carteras Vuitton, estaba casi vacía, y los locales comerciales tenían sus persianas bajas.
La gran duda era cuándo volvería a operar con normalidad el transporte público. La Autoridad Metropolitana de Transporte indicó que antes de reiniciar el servicio de subtes, el preferido aquí, debe constatarse el estado de las vías de la red. Los puentes y túneles que conectan a Manhattan con los otros barrios y Nueva Jersey nunca cerraron porque los vientos no fueron tan fuertes. El servicio de ferry a Staten Island fue restaurado. Los cinco aeropuertos de la zona retomarán hoy su ritmo habitual. "Esto podría haber sido mucho peor. En resumidas cuentas, Nueva York estuvo preparada, como tenía que estarlo", sintetizó ayer el alcalde Michael Bloomberg, que anunció el fin de la orden de evacuación que recayó sobre unas 370.000 personas.
Así, tanto preparativo y tanta advertencia terminaron por esfumarse en medio de un fenómeno que algunos, incluso, calificaron apenas de una tormenta más de verano, hasta tal punto que despuntaron en las redes sociales algunas discusiones acerca de si las autoridades habían exagerado o no las precauciones (ver aparte).
"Creo que la idea de planificar para lo peor fue muy buena. Estoy feliz de que ya pasó", dijo a La Nacion Michael D'Amelio, profesor universitario de 50 años. Fue uno de los que se preparó en serio para la tormenta: llenó su bañera de agua por si cortaban el servicio, y compró botellones y comida enlatada, que detesta y que ahora se resigna a consumir de a poco.
Irene no dejó muertos en Nueva York, pero sí se cobró la vida de por lo menos 21 personas en la costa este. Hubo miles de personas evacuadas y casi cuatro millones se quedaron sin luz. Como la tormenta alcanzó a un área muy poblada, extensa y con varias ciudades, los daños y pérdidas eran desconocidos. Con todo, algunos funcionarios ya hacían cálculos. Uno de ellos era el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, un republicano frontal y directo, al que muchos ven como un "presidenciable", que dijo que las pérdidas sumarían miles de millones de dólares.
De las grandes ciudades de la costa este, Filadelfia, con serias inundaciones, parecía ser la que más sufrió a Irene, horas antes de que fuera degradada por el Centro Nacional de Huracanes, de "huracán" a "tormenta tropical", ya que sus vientos no superaban los 119 kilómetros por hora que exige esa categoría.
Anoche, la tormenta Irene dejaba su huella en Nueva Inglaterra, y, cada vez más débil, seguía su curso rumbo a Canadá.
Estados afectados
- Pensilvania : Irene causó cuatro muertos. De las grandes ciudades de la costa este, Filadelfia fue la más afectada.
- Nueva Jersey : una mujer murió ahogada dentro de su auto y más de medio millón de personas se encontraban sin suministro eléctrico. El gobernador habló de inundaciones "récord".
- Nueva York : hubo dos muertos en el interior del estado. En la Gran Manzana hubo inundaciones y algunos destrozos, pero ayer ya empezaba a volver a la normalidad.
- Nueva Inglaterra : Vermont, Rhode Island, New Hampshire, Connecticut, Massachusetts y Maine recibían anoche los primeros embates de Irene, convertida en tormenta tropical, con vientos de 40 km/h. Boston había suspendido el transporte público.