El dinero no es todo, pero ayuda mucho en la interna demócrata
Dos multimillonarios, Bloomberg y Steyer, sostienen sus candidaturas con fuertes desembolsos; otras figuras competitivas debieron bajarse por falta de fondos
WASHINGTON.- Estados Unidos comenzó a recorrer el tramo final hacia una de las elecciones presidenciales más trascendentales de su historia, un referéndum sobre la presidencia de Donald Trump que definirá el día a día y el futuro de los estadounidenses, y del resto del planeta. La definición de la pelea quedará atada a las ideas y los valores de los candidatos, las estrategias de las campañas, los medios, la voluntad de la gente y, también, la suerte. Pero un ingrediente será decisivo como ningún otro: el dinero.
"El dinero es la ?leche materna' de la política", resumió John Miles Coleman, del Centro para la Política de la Universidad de Virginia. "En las primarias, el dinero puede sostener o quebrar candidaturas", sintetizó.
Trump llegó a la Casa Blanca en parte gracias a su fortuna. Dos multimillonarios, Michael Bloomberg y Tom Steyer, siguen en carrera -aun con un bajo respaldo- gracias a sus chequeras, mientras que figuras políticas como Kamala Harris, Julián Castro o Beto O'Rourke debieron tirar la toalla apenas tuvieron problemas para recaudar fondos y mantener sus campañas.
Bloomberg ha prometido gastar "lo que haga falta" para capturar la candidatura demócrata, y derrotar a Trump. Bloomberg y Steyer son los dos candidatos que más han gastado en propaganda, según el seguimiento de la firma Advertising Analytics. Bloomberg lleva invertidos más de 250 millones de dólares en publicidad, mientras que Steyer superó los 100 millones de dólares. Ese dinero supera, y por mucho, la caja con la que cuentan el resto de los candidatos, ninguno de los cuales lleva gastados más de 30 millones de dólares en avisos.
La elección 2020 se encamina a ser la más cara de la historia. El financiamiento de las campañas se ha convertido en un tema más de la disputa. Bernie Sanders y Elizabeth Warren, líderes del ala progresista, han prometido sostener sus campañas solo con contribuciones de la gente. Joe Biden ha aceptado financiamiento de empresas. Y Bloomberg ha construido su estrategia sobre su enorme fortuna: apuesta a "saltearse" los primeros estados de la primaria, y utilizar su chequera para ganar la gran cita de la interna: el "supermartes" del 3 de marzo.
"La interna es como una maratón", describe Arthur Sanders, profesor de la Universidad Drake, en Des Moines, Iowa. "El dinero hace una gran diferencia, ya que aquellos con mucho dinero pueden usarlo para comprar publicidad en cualquier lugar donde necesiten, para hacerse visibles y conocidos por los votantes. Michael Bloomberg y Tom Steyer pueden permanecer en esta carrera todo el tiempo que deseen. Y si bien no es tan rico, también le da cierta flexibilidad a Andrew Yang", describió.
El pelotón de políticos que hasta ahora ha estado arriba en las encuestas -Biden, Sanders, Warren y Buttigieg- sigue otra estrategia: cada uno de ellos apuesta a desmarcarse de los demás con triunfos en los primeros estados que votan en la primaria: Iowa, la primera gran cita; New Hampshire; Carolina del Sur, y Nevada.
"Los demócratas comienzan con cuatro estados relativamente pequeños que les dan a aquellos con menos dinero la oportunidad de competir y establecerse", apuntó Sanders. "La clave para ellos es hacerlo sorprendentemente bien en Iowa, New Hampshire, generando una cobertura mediática que luego pueda transformarse en contribuciones", agregó.
Un buen desempeño en las primeras citas electorales de la primaria puede resultar decisivo. En 2008, Barack Obama consiguió en Iowa un impulso que lo acompañó hasta que derrotó a Hillary Clinton. En 2016, el "empate virtual" entre Clinton y Bernie Sanders fue una señal de la dura contienda que ambos libraron luego durante meses, y que dejó fracturado al Partido Demócrata. Iowa le dio a Trump el primer triunfo de su carrera política. Después, nada lo detuvo hasta la Casa Blanca. Por eso varios candidatos, y, en particular, dos del pelotón puntero, Elizabeth Warren y Peter Buttigieg, han puesto especial atención en el pequeño estado agrícola.
Pero si bien el dinero puede marcar una diferencia, tampoco lo logra todo. Coleman remarcó que Bloomberg puede gastar todo lo que quiera para permanecer el tiempo que desee en la contienda, pero esa inversión aún no ha parecido tener un impacto favorable en su imagen. Sí ha cumplido hasta ahora un cometido: Bloomberg ha crecido en los sondeos hasta el cuarto lugar con un apoyo del 7,6%, según el promedio de RealClearPolitics, suficiente como para desplazar en los últimos días a Buttigieg al quinto puesto.
El pantagruélico gasto publicitario logró otro efecto: llamó la atención de Trump. La campaña compró espacios en algunos de los programas favoritos del presidente en la cadena Fox, a sabiendas de sus gustos televisivos.
"Mini Mike Bloomberg está jugando al póquer con sus imprudentes y desprevenidos rivales demócratas", tuiteó esta semana el magnate. "Él dice que si pierde (¡realmente quiere decir cuándo!) en las primarias, gastará dinero ayudando a quien sea el candidato demócrata. Al hacer esto, se imagina, no lo golpearán tan duro durante su desesperada campaña "presidencial". ¡Permanecerán en silencio! La realidad es que, cuando Mini pierda, gastará muy poco de su dinero en estos ?payasos' porque se considerará el payaso más grande de todos, ¡y tendrá razón!", cerró.
El dinero no compra la felicidad, pero podría llevar a Bloomberg a pelear la presidencia con Trump. Una final entre multimillonarios.
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