El Gobierno busca recomponer la relación
Después del impacto inicial y del frío discurso de la Presidenta, el oficialismo empezó a virar su discurso hacia una postura más conciliadora con el nuevo pontífice; Domínguez, Mariotto y el "Chino" Navarro encabezaron la estrategia
Pasado el primer impacto por la elección de Jorge Bergoglio como nuevo papa, el Gobierno comenzó a virar su estrategia y retomó una línea de elogios y acercamientos hacia el líder de la Iglesia Católica.
Por orden de la presidenta Cristina Kirchner, los dirigentes más cercanos al catolicismo reforzaron la nueva posición oficial.
Lejos del trato más frío con el que la jefa del Estado le dio el miércoles la bienvenida al papa Francisco, ahora una parte de la Casa Rosada se concentró en dar muestras de entendimiento.
"Es una extraordinaria alegría para el pueblo argentino tener un papa argentino", describió el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, de fuerte vínculo con la Iglesia, pero también uno de los más cercanos dirigentes del cristinismo.
"Era inimaginable. Todavía estamos con una mezcla de sorpresa y asombro, pero las señales de Dios siempre son así", sostuvo el diputado. Domínguez calificó como una "fuerte señal" la elección de Bergoglio, a quien elogió por su "trabajo social".
Y en declaraciones a radio Metro, abundó: "Para nosotros es una señal muy fuerte de un compromiso con los sectores más postergados de la sociedad".
El titular de la Cámara de Diputados, que viajará con Cristina Kirchner como parte de la comitiva oficial que el martes próximo participará de la ceremonia de coronación de Bergoglio, agregó que para el Gobierno la llegada del ex cardenal argentino al Vaticano "hace sentir a la Casa Rosada orgullosa porque la azul y blanca está recorriendo el planeta".
A él se sumó el vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto, amigo de Bergoglio. Si bien admitió las "diferencias y matices" que signaron la relación entre el kirchnerismo y el nuevo papa, lo llenó de elogios. Dijo que tenía una "gran militancia y cosmovisión tercermundista" y una cercanía al "proyecto político de esta América latina", y hasta confió que Bergoglio había apoyado la ley de medios (ver aparte).
Otro dirigente del kirchnerismo más cercano a Cristina Kirchner que se sumó a los elogios a Bergoglio fue el diputado provincial Fernando "Chino" Navarro, quien incluso desacreditó a un sector del kirchnerismo que cuestiona las denuncias sobre el pasado del nuevo papa durante la dictadura militar.
"Yo me quedo con la opinión de [Adolfo] Pérez Esquivel, de Alicia de Oliveira, que son personas intachables, que dicen que Bergoglio tuvo una actitud, un compromiso y una conducta durante la dictadura que dista mucho de lo que se lo acusa", retrucó Navarro.
De esta manera exhibió las diferencias que existen en el kirchnerismo respecto del nuevo papa, ya que algunos sectores criticaron su elección.
Según describieron fuentes oficiales a LA NACION, la Presidenta dio luz verde para hacer pública esta nueva postura más conciliadora e incluso confiaron que, lejos de sus primeras palabras de frialdad, Cristina buscará encarar una nueva relación.
Una de las prioridades será intentar un acercamiento el mismo martes, en la ceremonia de coronación, en la que la jefa del Estado tendrá un lugar destacado y ocupará la primera fila, junto con el presidente de Italia, Giorgio Napolitano.
Fuentes diplomáticas confiaron, en tanto, que la Casa Rosada emprendió gestiones para un encuentro con Bergoglio, más allá del saludo protocolar. Hoy llegará a Roma el canciller Héctor Timerman para iniciar los contactos. La Presidenta partirá el domingo próximo a la tarde.
Desde la Casa Rosada reforzaban anoche la idea de que Cristina está dispuesta a una nueva relación con Bergoglio y destacaban que, más allá de su primer discurso despojado de elogios, lo primero que decidió fue viajar al Vaticano. Con el correr de las horas y pasado el impacto inicial, el Gobierno comenzó a reacomodar el discurso.
Otro de los temas centrales que Cristina buscará instalar a partir de la llegada de Bergoglio al Vaticano será buscar una posición pública del Papa sobre la soberanía de las islas Malvinas.
"Es una señal muy fuerte para un nuevo diálogo para Malvinas, esto es un símbolo de Dios que contribuya en este tema y la Presidenta específicamente habló ayer [por anteayer] de un llamado a la paz", resaltó Domínguez.
Ayer, la Presidenta obvió el tema del Papa en el acto que encabezó en Avellaneda. Si bien habló del incremento de la inversión en universidades y en "el salario de docentes universitarios", evitó referirse al conflicto por las paritarias docentes que afronta la provincia de Buenos Aires. A su lado estuvieron el vicegobernador Gabriel Mariotto y el intendente local, Jorge Ferraresi, pero no el gobernador Daniel Scioli, quien estaba en La Plata para cerrar la paritaria docente.
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