El "mal de la vaca loca" atemoriza nuevamente a los franceses
PARIS.- La confianza de los consumidores franceses se desplomó este fin de semana al comprobarse que 39 sucursales de la cadena de supermercados Carrefour vendieron desde el último 7 de octubre más de una tonelada de carne contaminada con el "mal de la vaca loca".
Cuatro personas han sido arrestadas a raíz del escándalo aparentemente originado por el envío de 13 animales que estaban infectados con el agente de la encefalopatía espongiforme bovina a un matadero del departamento de Eure Seine-Maritime a principios de este mes. La carne fue comercializada por medio de las sucursales de Carrefour en todo el norte de Francia y los alrededores de París.
"Desde que supimos el 20 de este mes, por la mañana, que esta carne estaba siendo analizada y probablemente se encontraba contaminada, ordenamos retirar inmediatamente los lotes afectados", aseguró un vocero de la prestigiosa cadena francesa.
En las zonas más afectadas (Nord Pas-de-Calais, Normandía y Picardie), cientos de clientes se acercaron ayer a sus puertas para pedir explicaciones y reclamar el reintegro en efectivo de sus compras. Carrefour se apresta ahora a entablar juicio civil contra dos de los arrestados, los ganaderos Claude y Gilles Demeulenaere.
"Nada nos hacía suponer que los animales estaban enfermos -sostuvo Huguette Demeulenaere, esposa de Claude, que también había sido arrestada, pero salió anoche en libertad bajo fianza-. Estaban en perfectas condiciones, comían pasto en la pradera como todo el resto y caminaban sin problemas." El marido, el cuñado y un peón del campo tendrán ahora que responder ante la Justicia por el cargo de "poner en riesgo la salud pública en forma intencional".
El incidente ha sido una catástrofe para el matadero donde se hizo la faena, la firma Soviba de Villers-Bocage, por cuanto Carrefour era su único cliente. Ayer bajó sus persianas y despidió a los 780 empleados.
Por más que el gobierno francés es el único europeo que todavía veda la importación de carne proveniente de Gran Bretaña, país donde se originó la crisis, a diferencia de lo que ocurre del otro lado del Canal de la Mancha, aquí todavía se venden animales mayores de 30 meses, período en el que todavía no se habían establecido medidas preventivas.
Práctica prohibida
Y, de acuerdo con una investigación del periódico Libération, también se sigue alimentando al ganado con harinas resultantes de la recuperación mecánica de carnes tanto bovinas como de otras especies, por más que la práctica está firmemente prohibida desde 1990 por creerse que es lo que desató la epidemia.
Ante las críticas, el ministro de Agricultura, Jean Glavany, prometió ampliar las inspecciones, pero se negó a imponer tests para todas las vacas mayores de 24 meses, tal como lo piden la Confederación Nacional de Campesinos y la Federación Nacional de Sindicatos de Productores Agrícolas.
Francia aplica un programa de vigilancia epidemiológica mediante un test rápido conocido con el nombre de Prionics. Estos análisis, que hasta ahora se realizan solamente a carcasas de animales muertos escogidos al azar, sólo permiten descubrir al prión que provoca la enfermedad en su período de incubación.
"Ningún gobierno del mundo está en condiciones de ponerse la mano en el corazón y afirmar que existe un riesgo cero de contagio, pero establecer análisis draconianos sólo le daría una falsa seguridad al consumidor", sostuvo Glavany.
Irónicamente, París es en este momento sede del Salón Internacional de la Alimentación, la feria más importante de la especialidad. Los británicos aprovecharon esta verdadera vidriera mundial para exponer sus mejores cortes de carne. Y la palabra "exponer" debe interpretarse en forma literal por cuanto, a raíz de la prohibición francesa, no la pueden hacer degustar.
El celo de los franceses en impedir todo riesgo de "contaminación inglesa" llegó al punto de colocarle al lote de carne en cuestión la vigilancia de dos gendarmes. Los uniformados no se despegaron ni un segundo de la consigna hasta que fue trasladada a la sede diplomática británica para ser finalmente digerida bajo la protección de la Unión Jack.
Desde el inicio de la crisis, en 1990, siete personas han sido víctimas en Francia de la versión humana del "mal de la vaca loca" comparado con las 72 en el Reino Unido.
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