El Papa instó al diálogo entre fe y razón
Denunció el "nihilismo" de ciertas posturas y abogó por la defensa de la verdad y la libertad, que no pueden ir separadas.
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CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Juan Pablo II aboga con ímpetu en favor del diálogo interrumpido entre fe y razón, entre teólogos y filósofos, en su última encíclica, "Fides et ratio", difundida ayer, y en la que denuncia el "nihilismo" de ciertas corrientes filosóficas modernas.
El pensamiento filosófico "se configura como una de las tareas más nobles de la humanidad", anota la decimotercera encíclica del Papa, publicada ayer, víspera del vigésimo aniversario de su pontificado.
La razón reconciliada con la fe puede ayudar a las "nuevas generaciones (...) que llevan una vida casi hasta el límite de la ruina, sin saber bien lo que les espera", sostiene el texto.
Algunas corrientes modernas o posmodernas del pensamiento, como formas del agnosticismo y del relativismo, fueron acusadas de no cumplir con su tarea de aclarar el camino hacia la verdad y haber "llevado la investigación filosófica a perderse en las arenas movedizas de un escepticismo general".
El documento pontificio cita las doctrinas que tienden a "infravalorar las verdades que el hombre estaba seguro de haber alcanzado", que "se conforman con verdades parciales y provisionales, sin intentar hacer preguntas radicales sobre el sentido y fundamento último de la vida humana", y que elevan "lo efímero al rango de valor", que favorece la desesperanza.
Optimismo ante la desilusión
La esperanza y el optimismo en la razón humana que rezuma el texto del Papa "son particularmente valiosos en la experiencia contemporánea de desilusión, desesperación y vacío de valores", declaró Josepf Zycinski, arzobispo de Lublin (Polonia) y experto en filosofía y teología.
Zycinski acompañó en la presentación del documento en Roma al prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cardenal Joseph Ratzinger. Este señaló que la encíclica comenzó a gestarse en 1982, cuando el Papa mostró su preocupación "porque la separación entre fe y razón, hasta hacerlas irreconciliables, era mortal para ambas".
Participó un amplio círculo de filósofos, explicó, pero el texto "refleja la pluma del Santo Padre".
En esta encíclica, el Papa mencionó a pensadores de Oriente y de Occidente, como Sócrates, Confucio, Buda, Homero, Platón, Aristóteles, Santo Tomás, Pascal y Kierkegaard.
El texto señala que "los problemas urgentes de la humanidad (...) pueden ser resueltos gracias a una franca y honesta colaboración de los cristianos con los fieles de otras religiones y con las personas que, aunque no compartan la misma convicción religiosa, creen con el corazón en la renovación de la humanidad".
"Lo que es verdadero, quienquiera lo haya dicho, viene del Espíritu Santo", afirma el texto.
El documento, de 159 páginas, rechaza toda suerte de "competencia" entre la razón y la fe, cuya separación considera que fue "un drama".
"La Iglesia está convencida de que la fe y la razón se ayudan mutuamente, una ejerce en la otra una función de tamiz purificador o estimulante", escribe Juan Pablo II. Subraya que "la razón y la fe, por tanto, no se pueden separar sin que se reduzca la posibilidad del hombre de conocer de modo adecuado a sí mismo, al mundo y a Dios".
Para el Papa, "la fe agudiza la mirada interior abriendo la mente para que descubra, en el sucederse de los acontecimientos, la presencia operante de la Providencia".
Críticas a varias corrientes
En el texto, el jefe de la Iglesia Católica denuncia las diferentes formas de humanismo ateo "que presentaron la fe como nociva y alienante para el desarrollo de la plena racionalidad".
Juan Pablo II recuerda que le pidió a la Congregación para la Doctrina de la Fe que interviniera para "señalar el peligro que comporta asumir acríticamente, por parte de ciertos teólogos de la Liberación, tesis y metodologías derivadas del marxismo".
"En la teología misma vuelven a aparecer las tentaciones del pasado", sostiene el Papa y da como ejemplo algunas teologías contemporáneas basadas en una nueva forma de "racionalismo". "Tampoco faltan peligrosos rebrotes de Ôfideísmo´ que no aceptan la importancia del conocimiento racional y de la reflexión filosófica (...) para la posibilidad de creer en Dios."
En el pensamiento filosófico, Juan Pablo II indica una serie de "errores" y "peligros", como el eclecticismo, "adoptar ideas derivadas de diferentes filosofías sin fijarse en su coherencia o conexión sistemática ni en su contexto histórico"; el historicismo, que sostiene que "lo que puede ser cierto en una época no lo es en otra"; el cientificismo, para el cual "lo que es técnicamente realizable llega a ser por ellos moralmente admisible"; el pragmatismo, "que excluye el recurso a evaluaciones fundadas sobre principios éticos", y sobre todo el nihilismo, que "está en el origen de la difundida mentalidad según la cual no se debe asumir ningún compromiso definitivo, ya que todo es fugaz y provisional". Dijo que es la negación de la humanidad del hombre y de su misma identidad.
También criticó los nuevos esoterismos, que subordinan las verdades de la fe a la interpretación de las elites.
Juan Pablo II afirmó de nuevo que se puede conocer "una verdad válida universalmente", y que creer en esa posibilidad no alimenta la intolerancia.
"El anuncio del Evangelio en las diversas culturas, aunque exige de cada destinatario la adhesión de la fe, no les impide conservar una identidad cultural propia", sostiene.
Citó a la India, que puede aportar al "enriquecimiento del pensamiento cristiano", al igual que "el patrimonio de las grandes culturas de China, Japón y de los demás países de Asia, así como las riquezas de las culturas tradicionales de Africa, transmitidas sobre todo por vía oral".
"Pido a todos que fijen su atención en el hombre, que Cristo salvó en el misterio de amor, y en permanente búsqueda de verdad y de sentido", aseveró el Sumo Pontífice.
Internet
CIUDAD DEL VATICANO (ANSA).- El texto de la encíclica "Fides et ratio" (Fe y razón), publicada ayer por el papa Juan Pablo II en vísperas del vigésimo aniversario de su elección al trono de Pedro, ya puede consultarse en el sitio de la Santa Sede en Internet. En la dirección www.vatican.va se puede leer el texto de la encíclica en latín, español, inglés, francés, portugués, alemán e italiano.
Puntos salientes del texto papal
- La fe y la razón (Fides et ratio) son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad.
- En distintas partes de la Tierra, marcadas por culturas diferentes, brotan las preguntas de fondo que caracterizan el recorrido de la existencia humana: ¿quién soy?, ¿de dónde vengo y a dónde voy?, ¿por qué existe el mal?, ¿qué hay detrás de esta vida?
- La filosofía moderna, dejando de orientar su investigación sobre el ser, ha concentrado la propia búsqueda sobre el conocimiento humano. En lugar de apoyarse sobre la capacidad que tiene el hombre para conocer la verdad, ha preferido destacar sus límites y condicionamientos. Ello ha derivado en varias formas de agnosticismo y de relativismo que han llevado la investigación filosófica a perderse en las arenas movedizas de un escepticismo general.
- La legítima pluralidad de posiciones ha dado paso a un pluralismo indiferenciado, basado en el convencimiento de que todas las posiciones son igualmente válidas. Este es uno de los síntomas más difundidos de la desconfianza en la verdad que es posible encontrar en el contexto actual.
- En esta perspectiva, todo se reduce a opinión.
- Este período de rápidos y complejos cambios expone especialmente a las nuevas generaciones, a las cuales pertenece y de las cuales depende el futuro, a la sensación de verse privadas de auténticos puntos de referencia.
- La exigencia de una base sobre la cual construir la existencia personal y social se siente sobre todo cuando se está obligado a constatar el carácter parcial de propuestas que elevan lo efímero al rango de valor, creando ilusiones sobre la posibilidad de alcanzar el verdadero sentido de la existencia. Sucede de este modo que muchos llevan una vida casi hasta el límite de la ruina, sin saber bien lo que les espera.
- La fe, que se funda en el testimonio de Dios y cuenta con la ayuda sobrenatural de la gracia, pertenece efectivamente a un orden diverso del conocimiento filosófico. Este se apoya sobre la percepción de los sentidos y la experiencia, y se mueve a la luz de la sola inteligencia.
- No hay, pues, motivo de competitividad entre la razón y la fe: una está dentro de la otra y cada una tiene su propio espacio de realización.
- De por sí, toda verdad, incluso parcial, se presenta como universal. Lo que es verdad, debe ser verdad para todos y siempre. Además de esta universalidad, sin embargo, el hombre busca un absoluto que sea capaz de dar respuesta y sentido a toda su búsqueda.
- La fe no teme la razón, sino que la busca y confía en ella.
- El nihilismo está en el origen de la difundida mentalidad según la cual no se debe asumir ningún compromiso definitivo, ya que todo es fugaz y provisional.
- La razón, privada del aporte de la Revelación, ha recorrido caminos secundarios que tienen el peligro de hacerle perder de vista su meta final. La fe, privada de la razón, ha subrayado el sentimiento y la experiencia, corriendo el riesgo de dejar de ser una propuesta universal.
- Es ilusorio pensar que la fe, ante una razón débil, tenga mayor incisividad; al contrario, cae en el grave peligro de ser reducida a mito o superstición. Del mismo modo, una razón que no tenga ante sí una fe adulta no se siente motivada a dirigir la mirada hacia la novedad y radicalidad del ser.
- La Iglesia no propone una filosofía propia ni canoniza una filosofía particular con menosprecio de otras.
- En el fondo, la raíz de la autonomía de la que goza la filosofía radica en el hecho de que la razón está por naturaleza orientada a la verdad y cuenta en sí misma con los medios necesarios para alcanzarla.
- Tampoco faltan rebrotes peligrosos de fideísmo, que no aceptan la importancia del conocimiento racional y de la reflexión filosófica para la inteligencia de la fe y, más aún, para la posibilidad misma de creer en Dios.
- La fecunda relación entre filosofía y palabra de Dios se manifiesta también en la decidida búsqueda realizada por pensadores más recientes, entre los cuales deseo mencionar, en lo que se refiere al ámbito occidental, a personalidades como John Henry Newman, Antonio Rosmini, Jacques Maritain, Etienne Gilson, Edith Stein.
- Esta dimensión sapiencial se hace hoy más indispensable en la medida en que el crecimiento inmenso del poder técnico de la humanidad requiere una conciencia renovada y aguda de los valores últimos. Si a estos medios técnicos les faltara la ordenación hacia un fin no meramente utilitario, pronto podrían revelarse inhumanos e, incluso, transformarse en potenciales destructores del género humano.
- No menores peligros conlleva el pragmatismo, actitud mental propia de quien, al hacer sus opciones, excluye el recurso de reflexiones teoréticas o valoraciones basadas en principios éticos.
- Se ha ido afirmando un concepto de democracia que no contempla la referencia a fundamentos de orden axiológico y, por tanto, inmutables.
- Una vez que se ha quitado la verdad al hombre, es pura ilusión pretender hacerlo libre. En efecto, verdad y libertad, o bien van juntas o juntas perecen miserablemente.
- Una de las mayores amenazas en este fin de siglo es la tentación de la desesperación.
- El pensamiento filosófico es a menudo el único ámbito del entendimiento y de diálogo con quienes no comparten nuestra fe.





